Emotiva despedida a Constantino Prado Rodríguez, «Tino Prado», líder vecinal de Argüelles y productor de faba, que falleció el lunes a los 76 años. La iglesia de San Martín de Argüelles se llenó para dar el último adiós a un hombre querido, respetado y de gran carisma. Tanto, que para homenajearle, el féretro fue portado a hombros por el camino hacia el templo por miembros del colectivo de Fabes de Vegargüelles, por su sobrino, Manuel Álvarez Prado, y por miembros de la Sociedad de Festejos de Argüelles, quienes «pidieron permiso a la familia para rendir este tributo a una persona que dejó su sello en el pueblo», señalaron los vecinos de la zona.

Tino Prado, con las fabas que producía, en una imagen de archivo.


Persona muy querida y que impulsó los festejos locales además de ser uno de los pioneros en el trabajo en favor de todo lo relacionado con la cosecha de la faba en la localidad sierense, era una persona «especial, que aglutinaba a la gente, a jóvenes y a mayores, era un líder sin darse cuenta», destaca José Aurelio Cuesta Quince, conocido por todos como «Quince», actual presidente de la Sociedad de Festejos de Argüelles.

Recuerda que él mismo se inició de joven en el colectivo al frente del que estaba entonces Tino Prado. «Tenía gran don de gentes, nos unió a todos y siempre estuvo ahí, tirando por todo. Tenía una sensibilidad especial para tratar a los demás, respetaba y se hacía respetar y nos enseñó a todos el camino», recuerda Quince, que rememora su labor como impulsor de la recuperación de los festejos locales y del cultivo de la faba. Se hizo cargo de retomar las fiestas locales, a partir de 1977, cuando volvieron a hacerse tras unos años paradas en señal de luto por un trágico accidente de tráfico que se había llevado la vida de tres jóvenes de Argüelles. También promovió, junto con otras personas, el cultivo de las fabas a partir de 1984: «Empezó a tirar por ello y a popularizar todo lo de la faba de la granja, vendiendo en las escuelas, haciendo fiesta y subiendo la producción», dice Quince. «Era una referencia», concluye.

La iglesia, llena de gente durante el funeral. | L. R.


Agustín Baragaño, vecino y amigo de toda la vida, definió a Tino Prado como «un paisano con mayúsculas, en pleno sentido de la palabra, eso ya lo resume todo». El hombre recuerda que fue él quien impulsó de nuevo la Sociedad de Festejos de Argüelles y se «se convirtió en el presidente del colectivo durante más de 40 años, hasta que enfermó», apunta otro de sus sobrinos, Alejandro Álvarez Prado. Tanto él como su cuñada, Natalia Lastra, mujer de Manuel Álvarez Prado, que continúa con el legado de Tino dentro de la Sociedad de Fabas de Vegargüelles, lo recuerdan como una persona «muy alegre». «Siempre estaba de broma y siempre riendo». Lo que más le gustaba era «chinchar a los niños del pueblo, porque era muy niñero, y todos lo querían mucho».

Pero no solo los más pequeños de Argüelles le apreciaban. De eso dan fe la cantidad de personas que tuvieron que quedarse a las puertas de la iglesia durante la celebración del funeral, porque dentro no cabía nadie más. «Era buen vecino y buen amigo. Siempre estaba dispuesto a ayudar a todo aquel que lo necesitase, daba igual en qué momento, siempre estaba disponible para todo el mundo», explica Natalia Lastra. Asegura que «en muchas ocasiones dejó de lado lo suyo para atender a los demás».

Trabajador incansable hasta que la enfermedad se lo permitió, «situó a Argüelles en el mapa gastronómico asturiano con las fabas de cinco estrellas», apostilla Agustín Baragaño.

Vecinos y amigos, en el exterior de la iglesia. Lucía Rodríguez


Para sus familiares, supone «un orgullo saber que era tan querido por todos», explicaron agradecidos por las muestras de cariño y condolencias recibidas tras lapérdida de una persona que ha causado gran tristeza en Siero. «No creemos que nadie pueda decir de él nada malo», añadieron sus allegados. Y efectivamente, esa es la huella que Tino dejará en Argüelles para siempre. La de un «hombre comprometido, amigo de sus amigos y siempre dispuesto a echar una mano donde hiciera falta», según coincidieron ayer sus vecinos.