Un mes después de que entrara en vigor la instrucción para la regulación del uso de los teléfonos móviles en los centros educativos andaluces, limitándolo a fines exclusivamente didácticos y justificados, el Consejo Escolar de Andalucía ha celebrado esta semana un ciclo de videoconferencias bajo el título de El triple reto de los móviles en Educación: salud, seguridad y convivencia, que concluyó el jueves con una última ponencia en la que intervino Toñi Ramírez, directora de Formación e Innovación Docente de la Universidad de Córdoba y directora, entre otros estudios, del Diagnóstico de competencias digitales, mediáticas y digitales de las familias andaluzas.

En su intervención recordó que, según datos del INE, más del 70% de los niños de entre 10 y 15 años tienen un móvil, en un momento en el que «ha saltado la voz de alarma al ver los efectos que produce por el incremento del tiempo que los menores pasan con los dispositivos», señalando, entre otros, el FoMO o miedo a perderse algo, la homofobia o miedo a la desconexión, y la vibración fantasma. También aludió a otras amenazas asociadas al móvil como «el acceso a la pornografía a un solo click, el phubbing, el ciberbullying, el sexting, el grooming»; y, en términos de aprendizaje, la pérdida de atención y concentración, el empobrecimiento del lenguaje y la alienación. 

Para esta docente, «los dispositivos electrónicos son una realidad social, pero también lo es el alcohol o el tabaco, y no por ello se permite su consumo en los centros educativos sino que existe normativa que regula su consumo y venta».

Toñi Ramírez defendió la conveniencia de prohibir el uso del móvil en las aulas al considerar que «los centros educativos tienen suficientes herramientas tecnológicas como para necesitar estos dispositivos» que, según los estudios realizados, «generan ansiedad y distracción por la necesidad de mirarlos constantemente solo al tenerlos cerca, reduciendo así el rendimiento académico». 

De momento, se desconocen los efectos positivos a largo plazo de la prohibición, pero, en su opinión, «reducirá los niveles de ansiedad de los menores y aumentará la atención y concentración, además de mejorar la convivencia, al aumentar las relaciones sociales que se han visto afectadas por la irrupción de esta tecnología en la vida diaria de los menores, sobre todo, desde la pandemia». En cuanto a la convivencia escolar y el ciberbullying, acortar las horas de uso «reducirá también el tiempo de exposición al potencial acosador».

Análisis

Ramírez abogó por acometer un análisis exhaustivo sobre la conveniencia del uso de todas las tecnologías en los centros y defendió que los docentes deben elegir y decidir si determinadas acciones como buscar una palabra en el diccionario o hacer una cuenta se pueden hacer de otro modo porque, «si se pueden hacer de otra forma, la tecnología no es necesaria y los dispositivos tampoco». Tras valorar que la convivencia se puede ver perjudicada por el uso de los teléfonos móviles en clase, dijo que la problemática es mayor en los cambios de clase o en los recreos, ante lo cual los centros educativos «han de aplicar medidas restrictivas», como la desarrollada por la Consejería el pasado mes de diciembre «que da seguridad jurídica al profesorado» y también activas.

En este sentido, apostó por abordar estrategias dirigidas al desarrollo del pensamiento crítico, mediante «el fomento de la atención, el diálogo abierto, los interrogantes finales, la importancia del tiempo para desarrollar el asombro, la curiosidad y el cuestionamiento, así como el aprendizaje de la argumentación»; el aprendizaje profundo, activando estrategias de procesamiento de la información y la educación de la mirada, «de manera que no sea la pantalla la que eduque, sino que haya un criterio previo». A modo de ejemplo, explica que «un niño de 13 años que no sabe distinguir los tipos de textos periodísticos, difícilmente sabrá diferenciar una fake news e insistió en que el control parental no consiste solo en poner contraseñas sino en fomentar el desarrollo cognitivo y retrasar el uso del móvil hasta que exista la madurez suficiente».