Casi cuatro años después de aquella fatídica caída del escenario que le llevó a ser intervenido varias veces y con su mala salud de hierro a cuestas, Joaquín Sabina volvió ayer al Wizink Center para clausurar su última gira, que le ha llevado a recorrer, como aseguró, “las mejores salas de conciertos del mundo”. “Hemos estado en Londres, París, Nueva York, pero Madrid es el sitio donde más se me acelera el corazón y me tiemblan las piernas”, reconocía el cantante ubedano, vestido con una americana azul de rayas y su clásico bombín, al inicio del concierto, antes de cantar “Yo me quedo en Madrid”, una canción a la que para ayer modificó parte de su letra original recordando espacios emblemáticos de la capital. 

Varias veces a lo largo de las dos intensas horas se puso el público en pie para ovacionar a un artista que tiene ya 74 años, pero que ayer no descartó que fuera esta -“Contra todo pronóstico”- su última gira. 

“Lo malo de resistir es despedirse de colegas de profesión y quedarse cada vez más solo”

‘Por el bulevar de los sueños rotos’, ‘Lágrimas de mármol’, ‘Lo niego todo’ y ‘Mentiras Piadosas’ fueron algunos de los temas con los que arrancó la velada, en la que se tomó varios momentos de descanso para cambiar de vestuario y descansar un poco la voz que, pese a sonar más quebrada que nunca, aguantó a un gran nivel toda la noche. “Lo malo de resistir es despedirse de colegas de profesión y quedarse cada vez más solo”, aseguró ante el público antes de cantar ‘Por el bulevar…’

En el escenario le acompañaban Maria Barrios (su vocalista habitual), Pedro Barceló, Laura Gómez Palma, Borja Montenegro, José Misagaste, Antonio García de Diego y Jaime Asua, que se estrenaba en la banda de Sabina esta gira que, por primera vez en 40 años, no ha contado con Pancho Varona.  

«Emocionante»

La maravillosa ‘Peces de ciudad’ (“Se peinaba a los garçon…”), ‘Tan joven y tan viejo’ y ‘19 días y 500 noches’ fueron algunas de las canciones que sonaron a continuación, pero, sin duda, uno de los momentos más emotivos fue cuando Barrios interpretó la vieja copla ‘, sin embargo, o te quiero’ que inspiró a Sabina a escribir la legendaria ‘Y, sin embargo’ tras escucharla en el coche. 

Durante el concierto, se emitían en las enormes pantallas dibujos realizados por el propio Sabina, que alternó el taburete con una silla para interpretar los temas, que se arrancó a medio bailar en un momento y al que se le vio muy ágil con la guitarra. En los límites del escenario, de forma quizá preventiva después del incidente de hace cuatro años, unas potentes luces rojas dejaban claro que a partir de ahí no había que cruzar.

Después de interpretar ‘Contigo’, ‘Noche de bodas’ y ‘Nos dieron las diez’, Sabina se despidió con un “hasta siempre” de un Wizink lleno hasta la bandera -13.000 espectadores- y para el que conseguir entradas en reventa se iba a más de 200 euros. Una ovación cerrada de dos minutos -un asistente le lanzó una camiseta de Boca Juniors- le agradeció la notable actuación en una gira que para él, según dijo, había sido de las «más emocionantes» de toda su trayectoria. El miércoles volverá a tocar en el recinto madrileño en el que será, esta vez sí, el último concierto de una gira contra todo pronóstico.