Las denuncias de irregularidades en la expedición de visados en Marruecos han puesto en alerta al Ministerio de Asuntos Exteriores. Si hace unos meses abrió una investigación en el Consulado de España en Tánger, ahora conocemos que también se ha hecho en el de Nador.

Quienes han sido víctimas de estas supuestas prácticas fraudulentas llegan a hablar de «mafia de los visados», de «falsificación de documentos» y de cobros que llegan hasta los 15.000 euros para poder acceder a los papeles que permiten la entrada en España.

«Todo empieza en las citas, o tienes un amigo o pagas a mafias que las venden», relatan las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL.

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«La mafia no sólo está en la documentación falsa y escaneada, también en las citas», advierte un comisario de Policía marroquí que prefiere no identificarse públicamente. «Se ha encontrado mucha falsificación de documentos a pesar de estar compulsados», añade. 

Hay ciudadanos marroquíes que han llegado a pagar hasta 2.700 dírhams (aproximadamente 250 euros) por cada cita. De tal manera, que una familia de cuatro personas, sólo por las citas para depositar los papeles para solicitar el visado, tiene que pagar alrededor de mil euros, independientemente de que se le conceda o no.

El Ministerio de Asuntos Exteriores español confía la gestión de los visados (recogida y tramitación de solicitudes) en todo el mundo a la compañía BLS International Services Limited, con sede en India, a la que la Audiencia Nacional ha anulado el contrato.

El departamento que dirige José Manuel Albares deberá pagar cuatro millones de euros de indemnización a la empresa que denunció la adjudicación irregular, como ya informó EL ESPAÑOL.

Exteriores recibió informes negativos de esta empresa de varios cónsules. Varios diplomáticos detectaron un problema con las citas para pedir visados. «Hay un hackeo general de la página de citas. Es imposible conseguir una cita si no pagas a los hackeadores. Se podría haber blindado como lo hacen los bancos, pero hay que gastarse el dinero. O pagas la mordida o no tienes cita», explica un diplomático a EL ESPAÑOL.

Investigación en marcha

La investigación marroquí de esta mafia apunta al menos a cuatro trabajadores del Consulado de España y a autoridades locales y presidentes de cámaras y de comerciantes, que habrían mediado ante el Consulado y también facilitado documentos falsos a los solicitantes de visado.

De la investigación encargada por el Ministerio de Asuntos Exteriores español aún no se conocen resultados. 

Said Chramti, presidente de la Asociación Gran Rif de Derechos Humanos, organización que lleva tiempo recogiendo quejas, corrobora las denuncias. «Con dinero coges la cita. También escribes un recurso y, si añades mil euros, tienes acceso al visado», explica.

Esta dinámica «impide a miles de ciudadanos de Nador reactivar el mercado comercial» a pesar de su cercanía a Melilla, a la que con la reapertura de las fronteras terrestres después de la Covid solo se puede acceder con visado desde Marruecos.

Chramti lamenta que muchos marroquíes que llegan a España pueden hacerlo sólo porque «recogen el visado con dinero».

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Un grupo de marroquíes que ha tenido problemas con la expedición de visados ha escrito una carta al ministro de Exteriores, José Manuel Albares, como paso previo a interponer una demanda en los tribunales.

En esa reclamación, a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, estos ciudadanos muestran su «asombro y perplejidad» por la situación. Acompañan el escrito de solicitudes de visados que, a pesar de cumplir con los requisitos oficiales, fueron rechazadas y los recursos posteriores, desestimados.

Ya pasó en Tánger

La situación en el Consulado de Nador recuerda a lo ocurrido en el de Tánger, que denunció en primicia EL ESPAÑOL el pasado mes de junio. Las irregularidades allí podrían remontarse a una década. El caso se ha saldado, por ahora, con dos personas encarceladas y el despido de un trabajador del Consulado.

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Según los testimonios de personas afectadas, en Tánger era habitual recibir a quienes pagaban por obtener su visado fuera de ventanilla, en una planta del edificio donde trabajan las personas de confianza del cónsul.

De esa «planta VIP», salían visados en paquetes que luego se repartían en bares cercanos a cambio de altas sumas de dinero. Según describieron fuentes del caso a EL ESPAÑOL, era «habitual» ver salir del consulado a un individuo «con una mochila cargada de pasaportes, y al rato volver». Ya ha sido despedido.

Igualmente, la prensa marroquí se hizo eco del escándalo. El intermediario, un periodista encargado de la comunicación del ayuntamiento, llegó a señalar al alcalde de Tánger, Mounir Lymouri, como unos de los principales sospechosos de la trama.