Imanol Alguacil se encargó de desactivar las alarmas que se habían encendido con la lesión de Ander Barrenetxea nada más comenzar el partido ante Osasuna. Si bien el primer parte médico de la Real hablaba de “unas molestias en el tobillo derecho”, el entrenador oriotarra ya se encargó de concretar que se trata de un esguince y fue más allá al significar que “esperemos que no sea para mucho” y se aventuró a decir que “lo perderemos para un par de partidos”.

Un par de partidos significa que sólo se ausentará de los terrenos de juego una semana y ante el Andratx en Copa y el Villarreal en Liga. No obstante, el bravo extremo donostiarra será objeto hoy de nuevas pruebas para determinar el alcance exacto de esa lesión de tobillo y comprobar si se puede cumplir esa previsión tan optimista de su entrenador.

Las primeras impresiones fueron catastróficas, pero, afortunadamente se quedaron en eso, en un espejismo. El propio futbolista hizo concebir la idea de que se trataba de una lesión de mayor entidad por sus gestos vehementes, ya que se tapaba la cara como lamentando su infortunio y además tuvo que abandonar el terreno de juego ayudado por el médico y el fisio. Éstos pidieron enseguida el cambio en su primera exploración del futbolista sobre el terreno de juego.

Barrene se lesionó solo. Recepcionó por dentro un pase de Tierney y, antes de ser encimado por David García, vio cómo su pierna hizo un giro extraño y cayó casi desplomado. El juego siguió, pero él seguía retorciéndose de dolor y en primera instancia parecía una lesión en esa rodilla derecha.

De hecho, el médico le flexionaba la rodilla para comprobar si estaba afectada entre los gestos de dolor de un futbolista que antes había estado a punto de marcar el empate.

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