Nubes y claros, como el momento de la entrega de los Premios Princesa de Asturias 2023 en Oviedo. Más o menos en esa línea ha transcurrido la tradicional ceremonia en el Teatro Campoamor, que este año estaba marcada, es cierto, por dos condicionantes de gran relevancia. Uno de ellos era la ausencia de españoles entre los premiados. El otro, la muerte repentina de la escritora Hélène Carrère D’ Encausse, reconocida en la categoría de Ciencias Sociales, y del filósofo Nuccio Ordine, en la de Comunicación y Humanidades, meses antes de recibir el galardón.

Para colmo, el rey Felipe VI anunciaba que Jeffrey I. Gordon, uno de los tres premiados en Investigación Científica y Técnica, tampoco había asistido a la gala debido a la muerte de su esposa. A cambio, ha sido emocionante ver a Emmanuel Carrère, ungido con el Princesa de Asturias de las Letras hace solo dos años, recibir el diploma que habría sido para su madre, especialista en estudios eslavos, principalmente la extinta Unión Soviética y Rusia. Maria Ordine y Rosalia Broccolo, hermana y esposa de Ordine, hicieron lo propio con la distinción del filósofo, experto en Renacimiento y acérrimo defensor de los clásicos.

La tregua de la lluvia, que ha castigado a la ciudad asturiana durante toda la jornada, finalmente ha permitido la congregación de la multitud para ver entrar en el teatro a la reina de la semana en Oviedo, con permiso de Leticia, naturalmente presente, también, en el acto. También conocida como la dama de la interpretación, Meryl Streep se ha ganado el corazón de todos los españoles en solo unos días. La ovación que ha recibido al salir del coche ha sido solo proporcional a los momentos de simpatía, emoción y espontaneidad que ha brindado al público a lo largo de todas las actividades en las que ha participado. 


Emmanuel Carrère y la princesa Leonor en la ceremonia del Premio Princesa de Asturias, celebrada en el Teatro Campoamor de Oviedo

Visiblemente emocionada, la Princesa de Asturias de las Artes ha subido al estrado para leer un discurso reivindicatorio de la empatía, que «es el corazón palpitante del don del actor». Incluso «es la corriente que nos conecta, a mí y a mi propio pulso, con el de un personaje de ficción. Puedo hacer que su corazón se acelere, o calmarlo, según lo requiere una escena», ha dicho. La que fuera galardona con el Oscar a la mejor actriz protagonista por interpretar a Margaret Thatcher en La dama de hierro ha recordado que su carrera, plagada de reconocimientos, no ha siempre un camino de rosas.

«Me han criticado por alejarme demasiado de mi propia experiencia vivida, por alejarme demasiado de mi propia verdad e identidad», aseguraba, evocando las ocasiones en las que interpretó a un hombre. «¿Pero es una impostura? ¿Querer abrazar el mundo? ¿Querer vagar, preguntarse o tratar de ver a través de tantos ojos de distintos colores y experiencias? ¿Quién soy yo, una buena chica de clase media de Nueva Jersey, para atreverme a meterme en la piel de la primera mujer primera ministra del Reino Unido? ¿O de una superviviente polaca del Holocausto?», continuaba.

[Meryl Streep recibe el Princesa de Asturias: «La empatía es el corazón palpitante del don del actor»]

No se olvidó de los artistas españoles que han influido en su carrera. De Picasso recordó una frase: «Imitar a los demás es necesario. Imitarse a uno mismo es patético». De Penélope Cruz, un encuentro en el que la española espetó: “¡No puedes vivir tu vida mirándote a ti mismo desde el punto de vista de otra persona!”. Y es que «no debes juzgar al personaje que estás interpretando», una regla que, según Streep, «se enseña a los actores en las escuelas de arte dramático».

Al otro gran personaje de nuestra cultura se lo reservó para el final del discurso. A propósito de La casa de Bernarda Alba, representación en la que ella participó como vestuarista durante su etapa universitaria, le pareció «extraordinario» que el poeta García Lorca escribiera esta obra «dos meses antes de su propio asesinato, en vísperas de otro cataclismo. Que pudiera ver desde tan alto, que mirara con tanta distancia los acontecimientos que tanto amenazaban su vida».

[Meryl Streep baila, ríe, llora y enamora a España antes de recibir el Premio Princesa de Asturias de las Artes]

La intérprete de Los puentes de Madison volvió al cine para señalar «la misteriosa capacidad de sentarnos juntos, extraños en un teatro o cine a oscuras». Eso es para Meryl Streep la empatía, que también puede ser «una forma radical de acercamiento y diplomacia» en «un mundo cada vez más hostil y volátil». 

Murakami, eclipsado por la arrolladora personalidad de la actriz estadounidense durante toda la semana, ha apuntalado su fama de tipo introvertido en la ceremonia de entrega de los premios, donde ni siquiera ha leído un discurso. Sin embargo, la princesa Leonor ha tenido palabras cariñosas para el escritor japonés, Premio Princesa de Asturias de las Letras y eterno candidato al Nobel: «Me admira que haya construido durante décadas un universo propio con palabras, en el que Oriente y Occidente se retratan en entornos urbanos y a menudo desafiantes».

Haruki Murakami en la ceremonia del Premio Princesa de Asturias, celebrada en el Teatro Campoamor de Oviedo


Haruki Murakami en la ceremonia del Premio Princesa de Asturias, celebrada en el Teatro Campoamor de Oviedo

«Al conocer el inmenso legado de Nuccio Ordine, cómo consiguió humanizar la humanidad y su defensa de los maestros, entiendo por qué la educación es el cimiento de toda sociedad que pretende ser mejor«, dijo. Y con respecto a Carrère D’ Encausse, destacó la «aportación al análisis de la historia
contemporánea». 

«Los esfuerzos de la organización Mary´s Meal —Princesa de Asturias de la Concordia— para alimentar a niños en sus escuelas son también ejemplos de quienes entienden que es necesario implicarse para contribuir a mejorar las cosas», continuaba. En cuanto a los premiados en Investigación Científica y Técnica, «los biólogos Gordon, Greenberg y Bassler me asombran con sus estudios sobre las bacterias que habitan en nuestro organismo y lo esenciales que son para la salud y para la vida», ha asegurado Leonor.

Bonnie Bassier y Everett Peter Greenberg en la ceremonia del Premio Princesa de Asturias, celebrada en el Teatro Campoamor de Oviedo


Bonnie Bassier y Everett Peter Greenberg en la ceremonia del Premio Princesa de Asturias, celebrada en el Teatro Campoamor de Oviedo

También había elogios para el Princesa de Asturias de Cooperación Internacional, Iniciativa Medicamentos para Enfermedades Desatendidas, cuyo representante, Luis Pizarro, ha iniciado el discurso con esta reflexión: «Para ser sincero, en un mundo ideal no debería estar hoy aquí con ustedes». Eliud Kipchoge, el galardonado en la categoría de Deportes, también sabe lo que no es un mundo ideal. El considerado «mejor corredor de maratón de todos los tiempos» ha emocionado con su discurso, en el que ha asegurado que «solo podremos alcanzar la grandeza si creemos plenamente que no hay nada que nos detenga». Desde su fundación, centrada en la educación de los pueblos kenyanos y en el medio ambiente, no deja de intentarlo.

La princesa, consciente de sus inmediatas «responsabilidades», se ha referido al juramento de bandera acontecido hace apenas dos semanas y a la inminente jura de la Constitución cuando cumpla 18 años, el próximo 31 de octubre. Su discurso era, indudablemente, uno de los más esperados de la gala, si bien ha sido su padre, el Rey Felipe VI, quien ha sido interrumpido por los aplausos. 

Ha sido en el momento en que estaba señalando los «problemas» de nuestro país. Felipe VI ha asegurado que las soluciones llegarán, como siempre ha sucedido y demuestra la historia de España, de la unidad, nunca de la división. No habrá sido este cronista el único que haya atisbado una referencia a Cataluña y a las exigencias de los partidos independentistas al posible nuevo presidente.