La región de Al Haouz, en el Alto Atlas marroquí, todavía se recupera del terremoto que hace un mes provocó la muerte de 2.960 personas, según el último balance que anuncio el Gobierno marroquí la semana pasada. También hubo cerca de 6.000 heridos. Después de las primeras semanas de respuesta urgente, el país ya está centrado en la reconstrucción de toda la región.
1.La reconstrucción
Las autoridades marroquíes destinarán 120.000 millones de dirhams (cerca de 11.000 millones de euros) para la reconstrucción de la región. Este plan prevé beneficiar a 4,2 millones de habitantes que viven en las regiones afectadas y se va a aplicar durante los próximos cinco años. Según han detallado, hay unas 56.500 casas afectadas por el seísmo. Está previsto que las personas que se han quedado sin hogar reciban entre 7.000 y 13.000 euros para poder rehabilitar sus viviendas. El Gobierno también abrió la puerta a “países amigos” o entidades privadas a donar fondos para contribuir a la reconstrucción.
Dos semanas después del seísmo, los funcionarios ya empezaron el trabajo para censar a la población afectada y revisar las casas dañadas, con el objetivo de repartir estas ayudas. Además, desde este viernes el estado ha empezado a entregar una ayuda mensual de 2.500 dirhams (230 euros) prevista durante un año para las familias afectadas. Uno de los grandes retos de la reconstrucción va a ser rehabilitar las casas para que resistan mejor posibles nuevos terremotos, ya que gran parte de las viviendas están levantadas con adobe y este tipo de construcción cedió fácilmente.
2.Un terreno difícil
Según las autoridades marroquíes, hay 2,8 millones de personas afectadas por el seísmo repartidas en casi 3.000 pueblos. Muchas de estas localidades son pequeñas aldeas de difícil acceso en el que viven decenas de personas. Una de las grandes dificultades de los equipos de emergencia, fue llegar hasta muchos de estos puntos que quedaron completamente aislados.
La tercera semana después del terremoto, las autoridades ya informaron que lograron desbloquear todas las carreteras y pistas. Muchas de ellas quedaron impracticables por los desprendimientos de tierra y rocas. Estas conexiones son vitales, ya que en muchas de estas aldeas no disponen de todos los servicios básicos y la población se tiene que desplazar hasta los pueblos más grandes para ir al médico o acudir al mercado semanal.
3.Las duras condiciones climáticas
El principal temor de las personas que viven en esta región y se han quedado sin casa es la llegada del invierno. En los valles y pueblecitos más elevados cercanos al epicentro están acostumbrados a las nevadas, en ocasiones abundantes y que provoca que ciertas aldeas se queden aisladas. Por esto, durante todo el año ya preparan reservas de comida y otros productos de primera necesidad para pasar el invierno. Ahora, muchos de ellos se encuentran sin casa y pasando la noche en tiendas de campaña.
El pasado invierno casi 400.000 personas se quedaron aisladas después de una de las mayores nevadas en la historia del país, se acumularon hasta dos metros de nieve en la región de Ouarzazate, a un centenar de kilómetros del epicentro del terremoto. Aunque esta región sufre de la falta de agua, otro de los problemas que afronta cada vez con mayor frecuencia, son las tormentas intensas, en pocas horas pueden caer grandes cantidades de agua y provoca riadas y desprendimientos.
4.Seguir los estudios
33 escuelas de las poblaciones más próximas al epicentro quedaron completamente destruidas. Según las autoridades, en total hay de 774 instituciones educativas y 30.000 niños que se han quedado sin aulas. Unos 6.000 alumnos, de los puntos más afectados por el seísmo, fueron trasladados a Marrakech y se les ofreció comida, alojamiento y transporte para que pudieran retomar de manera provisional las clases.
En otros pueblos, el ministerio de educación ha habilitado tiendas de campaña y carpas para que puedan hacer la función de escuela, mientras se espera que pronto se puedan construir aulas prefabricadas. Según Efe, se han desplegado 200 tiendas equipadas con todo el material necesario para la operación educativa en las aldeas siniestradas. Marruecos también ha informado que se va a hacer cargo de todos los menores huérfanos por el terremoto.
5.La salud mental
El terremoto también ha impactado la salud mental de muchas de las personas afectadas. Incluso de poblaciones lejanas del epicentro. Miedo, ansiedad o insomnio son algunos de los efectos más habituales, según los expertos que han trabajado sobre el terreno. En algunos casos, es suficiente un pequeño ruido durante la noche para ya no poder conciliar el sueño.
“Una experiencia traumática como sobrevivir a un terremoto requiere un apoyo inmediato con un acceso a la asistencia de salud mental, para evitar problemas a largo plazo. Esta asistencia sanitaria a veces se descuida debido a la prioridad que se da a aquellos cuyas heridas son visibles”, ha explicado Fouzia Bara, enfermera de Médicos Sin Fronteras que trabaja en la región afectada.
6.Los efectos sobre el sector turístico
La región también teme que el terremoto pueda producir una bajada de la llegada de turistas. Para muchas familias es su actividad económica principal. En esta región montañosa es habitual el turismo de naturaleza, como la práctica del senderismo o excursiones en todoterreno. Precisamente, el seísmo ha coincidido con el inicio de la temporada alta, que suele ser los meses de otoño y primavera, cuando el clima es más favorable.
En Marrakech, a sesenta kilómetros del epicentro, el sector turístico también teme anulaciones o que los turistas prefieran optar por otros destinos. Muchos vendedores o guías explican que las imágenes que han dado la vuelta al mundo han sido las de los pueblos más destrozados, pero que en el caso de la turística ciudad, se puede visitar sin ningún peligro y el ambiente es de normalidad. La Oficina Nacional de turismo también ha lanzado una campaña para relanzar el sector. Con la frase “Nos vemos en Marrakech”, animan a los propios marroquíes a viajar a la capital turística y a la región como una muestra más de solidaridad.