En tiempo de descuento, el presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, ha logrado salvar la ‘Declaración de Granada‘ sobre el futuro de la Unión Europea y la ampliación hacia Ucrania y los Balcanes. Pero para ello ha tenido que amputar el capítulo dedicado a política migratoria. Sólo así ha logrado sortear el veto de Polonia y Hungría, que amenazaban con hacer naufragar todo el acuerdo. 

Al final, la cumbre informal de la UE ha concluido con una solución salomónica. Los líderes de los Veintisiete han aprobado por unanimidad la ‘Declaración de Granada’, excluyendo el capítulo migratorio. Y el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, ha publicado un comunicado aparte que recoge las conclusiones sobre migración, pero cuyo nivel político es notablemente inferior.

«La parte de migración no ha podido ser aprobada porque dos Estados miembros no están de acuerdo», ha explicado el primer ministro portugués, António Costa, al término de la reunión. «Soy el primer ministro de la República de Polonia. Soy responsable de la seguridad de Polonia y de sus ciudadanos. Por lo tanto, como político responsable, RECHAZO oficialmente todo el párrafo de las conclusiones de la cumbre sobre migración», ha escrito Mateusz Morawiecki en su cuenta de Twitter.

[Polonia y Hungría se rebelan contra el Pacto Europeo de Migración: «Nos han violado»]

Varsovia y Budapest -que desde siempre se oponen a las cuotas migratorias y a cualquier otro tipo de medida de solidaridad obligatoria en este ámbito- exigían incluir en la ‘Declaración de Granada’ que las decisiones sobre migración deben adoptarse por unanimidad y no por mayoría cualificada como ahora. Su objetivo último era deshacer el acuerdo sobre la última pieza del Pacto Europeo de Migración y Asilo (el reglamento de gestión de crisis), que se ha cerrado esta semana pese a su voto contrario.

Pero el resto de socios europeos no han cedido al chantaje de Polonia y Hungría. «No hay que hacer fetichismo de las declaraciones», argumentaba el presidente francés, Emmanuel Macron. «No es una prioridad», ha dicho el luxemburgués Xavier Bettel. De hecho, tanto Macron como Bettel han abandonado la cumbre de Granada antes de que acabara, al igual que han hecho otros jefes de Gobierno como el finlandés Petteri Orpo, el griego Kyriakos Mitsotakis o el belga Alexander De Croo.

La jornada ya comenzaba con las incendiarias declaraciones del primer ministro húngaro, Viktor Orbán, que ha equiparado el acuerdo en la UE sobre el reglamento de gestión de crisis con una violación.

«Polonia y Hungría no estábamos satisfechos con la propuesta, pero nos la impusieron. A Polonia y Hungría nos han dejado fuera, así que después de esto no hay ninguna posibilidad de tener ningún tipo de acuerdo sobre migración. Políticamente es imposible: no solo hoy, sino en general, en los próximos años», ha dicho el primer ministro húngaro.

«Porque desde el punto de vista legal, hemos sido violados. Y si te violan legalmente, si te fuerzan a aceptar algo que no te gusta, como vas a llegar a un compromiso o a un acuerdo. Es imposible», ha insistido Orbán.

«Europa se enfrenta a una elección fundamental: aceptar o no una inmigración ilegal masiva«, ha dicho por su parte el primer ministro polaco. Morawiecki ha reiterado que su país se opondrá a cualquier decisión de la UE que suponga la acogida de migrantes y refugiados. «Se lo dije ayer a muchos primeros ministros y, curiosamente, muchos están de acuerdo conmigo: tienen miedo a este dictado que viene de Bruselas y Berlín«, ha señalado.

«Polonia rechaza definitivamente las soluciones que supongan aceptar inmigrantes ilegales, por razones de seguridad nacional. En muchos países, los inmigrantes ilegales son responsables de la falta de seguridad en las calles», ha insistido Morawiecki, que ha citado los casos de Francia, Países Bajos y Suecia.

Meloni juega a todas las bandas

Por su parte, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha exhibido en Granada un complicado equilibrio entre todos los bandos en liza. Meloni defiende una línea dura de cierre de fronteras similar a la de Morawiecki, con el que milita en la misma familia política de derecha radical (Conservadores y Reformistas Europeos) y con el que se ha reunido en los márgenes de la cumbre.

Al mismo tiempo, a diferencia de Polonia y Hungría, la primera ministra italiana sí se ha sumado al acuerdo de la UE sobre el reglamento de gestión de crisis migratoria. Y ha mantenido un encuentro de reconciliación en Granada con el canciller Olaf Scholz, al que había criticado por la financiación que presta Alemania a las ONG que rescatan migrantes en el Mediterráneo. Los dos líderes han constatado un «nivel óptimo de cooperación» y anuncian una cumbre bilateral en Alemania a finales de noviembre.

Por si fuera poco, Meloni organizó este jueves en Granada una contracumbre sobre migración a espaldas de Sánchez y en colaboración con el primer ministro británico, Rishi Sunak. Un encuentro al que asistieron también Ursula von der Leyen, Emmanuel Macron, Mark Rutte y el primer ministro de Albania, Edi Rama. Y en el que se elaboró un plan de cinco puntos para romper las redes de traficantes a las que responsabilizan de los flujos migratorios hacia Europa.

Sunak y Meloni han publicado este viernes un artículo conjunto en The TimesCorriere della Sera en el que reclaman un endurecimiento de la política migratoria en Europa. «Estamos orgullosos de que Italia y el Reino Unido lideremos esto juntos, porque en ésta y en muchas otras áreas, nuestras perspectivas y nuestros objetivos son los mismos”, escriben.