Fue la de Do Dragao una batalla sin cuartel, con una versión poco vistosa del Barça y el marcador abierto hasta el final, pero lo que salía cruz los últimos años en la Champions acabó con la moneda de cara en una noche que dará aire continental al equipo de Xavi Hernández. Los octavos de final se ven más cerca tras dos temporadas seguidas de desengaños. Pasó casi de todo, hasta algo inaudito cómo ver a Lamine Yamal huyendo raudo hacia el vestuario para gestionar su indisposición en el lavabo. Corría el minuto 71 y llegó a estar hasta el 80’ el equipo azulgrana con diez hombres en el campo hasta que Lamine no estaba para volver. Marcos acabó de delantero en una noche ya cerrada con autocrítica de Xavi, Ter Stegen, Koundé y Ferran Torres sin olvidar la capacidad del equipo a sobreponerse a los golpes. Queda aún para crecer y madurar cuando el técnico recupere todas sus piezas para calibrar si el Barça es candidato o no a la Champions cuando llegue la primavera.

Cierto es que el Porto jugó sin sus centrales titulares (Pepe y Marcano) pero también el Barça se plantó en Do Dragao sin De Jong, Pedri y Raphinha antes de que Lewandowski quedara fuera de combate en el 21’ por una dura entrada de David Carmo que el inglés Anthony Taylor pasó por alto. El ambiente de Do Dragao fue caliente como tocaba. Más hostil si cabe para Joao Félix, silbado cada vez que tocaba el balón. No olvidan en el norte de Portugal que el ‘14’ azulgrana dejó el Porto con 15 años para aterrizar en el Benfica. No se vino abajo ni mucho menos el ayer extremo izquierdo barcelonista, que incluso probó fortuna desde lejos para tumbar el muro local.

Hambre de desquite tenía también Ilkay Gündogan, vigente campeón de Europa pero derrotado en Do Dragao en la final de 2021 contra el Chelsea. El alemán, siempre fiable y ya con cuatro asistencias de gol, sacó petróleo del imperdonable error de Romario Baro para conectar al hueco con Ferran Torres, aquella noche fatídica en el banquillo del Manchester City sin llegar a salir como anoche. El valenciano dio el zarpazo necesario en un momento psicológico al filo del descanso para júbilo de los 1.500 culés desplazados por su cuenta (el club no organizó viaje oficial) a orillas del Duero. Todos empujaron para amarrar los tres puntos como Marc ter Stegen, Jules Koundé e incluso Ronald Araujo. El meta igualó los 387 partidos oficiales del mito Antoni Ramallets con Víctor Valdés (535) y Andoni Zubizarreta (410) sólo por delante, agigantándose ante Wendell y a mano cambiada ante Galeno después de que Koundé firmara el otro gol de la noche para el Barça evitando el remate de Pepè poco después del entreacto. Fue inevitable imaginar cómo habría cambiado la historia de no haber sufrido una plaga de lesiones perdiendo al francés y a Koundé de los dos duelos decisivos del curso pasado ante el Inter.

Igualmente el Barça festejó que el inglés Stuart Attwell acertara al avisar desde el VAR a Taylor, gafe culé hasta ayer y con el gatillo fácil amonestando. Esta vez no estaba el neerlandés Pol van Boekel al mando del videoarbitraje. Y si la mano del interista Dumfries no acabó en penalti hace un año en el 1-0 de San Siro, el VAR sí vio ayer la de Eustáquio cuando Taylor sólo se quedó con la posterior de Cancelo. Algo está cambiando pero queda mucho.

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