Hace ya semanas que, al menos según indican los calendarios, el otoño debería haber llegado a España. Pero pese al cambio de estación, todo apunta a que octubre arrancará con temperaturas cercanas a los 30 grados, máximas de hasta 38 en el suroeste peninsular y registros hasta 10 grados por encima de lo habitual para esta época del año. ¿Deberían ser estas cifras un motivo de preocupación o, por el contrario, suponen un hecho aislado al que no le deberíamos dar más importancia? Pues bien, según señalan varios expertos, el calor de estos días es un claro síntoma del avance de la crisis climática y esto, inevitablemente, debería percibirse como una señal de alerta.
«Estas temperaturas no tienen precedentes desde al menos 1950»
Para entender por qué, empecemos por lo básico. ¿Hasta qué punto son excepcionales las temperaturas que se están registrando ahora mismo en España? Según explica el meteorólogo Rubén del Campo, «no tienen precedentes desde al menos 1950, que es la fecha a partir de la cual tenemos registros». «Este episodio es absolutamente extraordinario, puesto que hablamos de temperaturas máximas propias del mes de agosto registradas en pleno otoño», comenta el portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) en declaraciones al Science Media Centre España.
Los registros corroboran que estamos ante unas cifras absolutamente extraordinarias pero, a su vez, también muestran cómo este tipo de episodios están ocurriendo con cada vez más frecuencia. Este año, sin ir más lejos, también se registraron temperaturas veraniegas en pleno mes de marzo así como diversas oleadas de calor excepcional fuera de estación. «Estamos asistiendo a una transición en la que, lo que hasta hace no mucho era excepcional, comienza a ser habitual. Es la nueva realidad climática«, matiza el meteorólogo José Miguel Viñas, de Meteored, en declaraciones al mismo portal (SMC).
«Lo que hasta hace no mucho era excepcional, comienza a ser habitual»
El verano se come a la primavera y al otoño
Según apuntan varios análisis realizados por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el avance de la crisis climática en España ha alargado exponencialmente los veranos en los últimos sesenta años. El calor característico de esta estación cada vez llega antes y se va más tarde y, tal y como corroboran los registros climáticos, ya se ha comido parte de la primavera y del verano. «Desde los años 60, el verano se ha alargado alrededor de 30-40 días en casi todo el país. Hablamos de un mes más de verano en apenas 50 años», comenta Roberto Granda, experto de la plataforma ‘eltiempo.es’, en un artículo divulgativo publicado sobre la cuestión.
En ciudades como Barcelona, por ejemplo, en la década de los sesenta los veranos duraban cerca de 91 días al año. En los últimos diez años se estima que los días con temperaturas típicamente de verano han sido cerca de 119 al año. Esto supone que el calor veraniego se ha alargado 28 días más de lo habitual para esta época del año, lo que equivaldría a prácticamente a un mes más de lo normal de altas temperaturas. Esta estampa se repite prácticamente en todo el país. En Madrid se ha pasado de 94 a 127 días de verano. En Murcia, de 83 a 128. Y en Vigo, de 149 a 198.
¿Por qué preocupa este calor?
Los datos corroboran que, efectivamente, el calor de ahora dura más que el de antes. ¿Pero por qué esto debería ser fuente de preocupación? El ambientólogo Andreu Escrivà lo explica con el siguiente símil: «Las consecuencias de la crisis climática son como los ‘pack’ de yogures del supermercado: puede que haya algún efecto que nos pueda parecer agradable, como el calorcito de estos días, pero esto no se puede dividir de otras consecuencias más graves como el avance de las sequías, el aumento del riesgo de incendios y de los extremos climáticos».
«Si solo te quedas con que está haciendo ‘calorcito’ fuera de temporada solo estás viendo una parte del problema»
«Si solo te quedas con que está haciendo ‘calorcito’ fuera de temporada solo estás viendo una parte del problema. Necesitamos señalar toda esta cascada de consecuencias negativas no para ‘asustar’ a la gente sino para destacar la necesidad de actuar contra la crisis climática», comentó Escrivà en una entrevista con EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica.
Según apunta el último gran informe del Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC), el mismo fenómeno que está provocando este calor veraniego en pleno otoño también es el responsable de, por ejemplo, la situación de la escasez de precipitaciones que afecta a gran parte del territorio español, el avance de las sequías y, en general, los múltiples daños medioambientales que se observan en diferentes ecosistemas. En estos momentos se estima que los efectos de la crisis climática ya afectan a todos los rincones poblados del planeta y amenazan a la mitad de las especies vivas del planeta: desde los animales y las plantas hasta las poblaciones humanas.