Casi 48 después del violento terremoto que hizo temblar el viernes el centro de Marruecos y provocó al menos 2.012 muertos y 2.059 heridos, 1.404 de ellos en estado muy grave, los habitantes del país siguen conmocionados, preocupados por el destino de sus allegados desaparecidos y muy inquietos por cómo afectará el seísmo a la frágil economía del país. «Se vive una especie de congoja social«, explica a EL PERIÓDICO, del grupo Prensa Ibérica, desde Tetúan Diana Martínez Carracedo, cooperante de la Asociación Mas-Movimiento de Acciones Solidarias, quien destaca, no obstante, cómo se están volcando los ciudadanos con algunas acciones puestas en marcha como las donaciones de sangre para los heridos en el terremoto.
En Tetuán, a unos 600 kilómetros de Marrakech, la vida se desarrolla con completa normalidad ajena al horror de las poblaciones más afectadas por el movimiento telúrico. Es pura fachada. Casi todo el mundo tiene a un familiar o conocido afectado por el seísmo. «Me han explicado el caso de una profesora de instituto de Marrakech a quien se le han muerto todos sus alumnos», relata Martínez Carracedo. Una de las miles de tragedias que se suceden estos días con una cadencia macabra.
Pero esta cooperante pone en valor la «capacidad de resiliencia» del pueblo marroquí. «Es muy superior a la que tenemos en España (…). No se bloquean como nosotros. Quizás es porque tienen una fe ciega en que Dios resuelve y todo va a ir bien. Y esto les ayuda a salir adelante», añade.
Las oenegés se organizan
De momento, las oenegés se encuentran a la espera de saber cuáles son las necesidades de las autoridades. Ahora es el turno de rescatar a los supervivientes en una angustiosa carrera contrarreloj, y de ello se encargan bomberos, autoridades locales y la Cruz Roja y la Media Luna Roja.
Tras estas labores, las autoridades deberán de comunicar qué necesitan y en qué pueden ayudar las organizaciones. «Es muy frustrante no poder hacer nada, pero hay que esperar un par de días», confiesa la cooperante de la Asociación Mas, creada para apoyar a menores con discapacidad o dificultades educativas.
Mujeres en Zona de Conflicto, una entidad con presencia en la zona afectada, ha puesto a disposición de los equipos de rescate «todos los recursos humanos y materiales de los que dispone y su apoyo en todo lo posible», según un comunicado difundido en su página web.
Y Médicos sin Fronteras, organización especializada en proporcionar una respuesta médico-humanitaria crucial en situaciones de desastre, ha enviado a equipos a las zonas afectadas para analizar las necesidades concretas y la capacidad de actuación. MSF cuenta con una dilatada experiencia en terremotos, como el de Nicaragua (1972), El Salvador, India y Perú (todos en 2001, y en Perú de nuevo en 2007), Armenia (1988), Irán (2003), Haití (2010), Chile (2010), Japón (2011) o Nepal (2015).