Serbia y Kosovo volverán a la mesa de diálogo que auspicia la Unión Europea para normalizar sus relaciones el próximo 14 de septiembre, según anunció este jueves el alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell.
“El 14 de septiembre celebraré una nueva reunión del diálogo de alto nivel entre Kosovo y Serbia como facilitador de este diálogo para buscar soluciones”, indicó Borrell en una rueda de prensa al término de una reunión informal de ministros de Exteriores de la Unión en Toledo.
Borrell consideró “muy importante” que los ministros, bajo la presidencia española del Consejo de la UE, “hagan balance de lo que está ocurriendo en los Balcanes”.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se reunió el pasado 21 de agosto con el primer ministro de Kosovo, Albin Kurti, y el presidente serbio, Aleksandar Vucic, en Atenas, donde asistieron a una cena informal con líderes regionales convocada por el primer ministro griego, Kyriacos Mitsotakis.
Entonces, Von der Leyen explicó que abordó con Kurti la necesidad de reducir las tensiones en el norte de Kosovo, reanudar el diálogo facilitado por la UE y aplicar los acuerdos sobre la normalización de las relaciones entre Kosovo y Serbia.
Con Vucic habló de «la necesidad de un compromiso constructivo para reducir la situación en el norte de Kosovo y el progreso de Serbia en su camino hacia la UE».
«Una integración más estrecha entre la UE y los Balcanes Occidentales es vital, especialmente ante la guerra rusa contra Ucrania», comentó Von der Leyen en aquella ocasión.
A finales de julio, Kurti pidió a la UE retirar «cuanto antes» las medidas restrictivas impuestas a su país por no cumplir los pasos para reducir las tensiones en el norte kosovar, poblado por la minoría serbia.
En concreto, la UE congeló en junio algunos fondos europeos para Kosovo, entre otras medidas.
Las tensiones aumentaron a finales de mayo por el rechazo de los serbokosovares a aceptar alcaldes de la mayoría albanokosovar en los cuatro municipios norteños poblados por serbios, que boicotearon las elecciones de abril pasado y que protestan a diario frente a los ayuntamientos de tres de esas localidades.
La UE exige a Pristina que los alcaldes ejerzan sus cargos en otros edificios hasta que se celebren nuevas elecciones, en las que pide la participación incondicional de los serbios.
También exige la retirada de los policías especiales kosovares y la simultánea retirada de los manifestantes serbios.
El Gobierno kosovar se comprometió a mediados de julio a no emprender acciones que agraven la situación y reducir, como un primer paso, un 25% la presencia de la policía especial dentro y alrededor de los ayuntamientos.
En cambio, Serbia asegura que Kurti no quiere relajar la tensión ni celebrar nuevas elecciones en el norte kosovar, como le pide la UE, y denuncia cada vez más intimidaciones y discriminación de los serbios en Kosovo por parte de las autoridades de Pristina.
La antigua provincia serbia de Kosovo, de mayoría albanesa, proclamó la independencia en 2008, que Serbia no reconoce, y la UE, con el apoyo de Estados Unidos, está mediando entre las partes.