El papel higiénico se ha convertido en un producto indispensable en nuestro día a día. Tal es su importancia que nos parecería imposible poder vivir sin él. Sin embargo, el papel higiénico es relativamente nuevo, ya que se estima que apareció por primera vez en 1850 en los Estados Unidos.
Su inventor, Joseph C. Gayetti, lo publicó entre la desconfianza generalizada. Aunque costó unos cuantos años que se adoptara, lo cierto es que es un producto totalmente necesario y que ha hecho la vida de la gente mucho más fácil debido a su utilidad y suavidad.
Tal ha sido su expansión, que ha sido víctima del FOMO durante una de las épocas más complicadas de la historia. La llegada de la pandemia de coronavirus desató el miedo irracional a quedarnos sin papel higiénico, provocando que este desapareciera de los lineales de los supermercados.
Los problemas del papel higiénico
Aunque parezca un producto ecológico y fácilmente desechable, esto no es exactamente así. Y es que los ecologistas han mostrado una gran preocupación por el papel higiénico y el efecto negativo que está teniendo sobre el medio ambiente. Sobre todo en el caso del papel higiénico extra suave.
¿A qué se debe esta situación? Pues bien, el papel higiénico está fabricado con celulosa y papel reciclado. Pero en el caso del papel más suave, este necesita un mayor porcentaje de fibra nueva para conseguir un resultado mucho más suave y de calidad. Aunque el precio final es mucho más caro que el papel higiénico habitual.
Otro de los motivos principales para dejar atrás el papel higiénico es la higiene. El papel no consigue limpiar por completo, por lo que muchas personas han buscado alternativas y han vuelto a la ‘vieja usanza’. La única forma de eliminar por completo la suciedad es con agua y jabón, con lo que también se evitarán posibles irritaciones.
Los contaminantes en el papel higiénico
Un nuevo estudio realizado por científicos de la Universidad de Florida afirma que el papel higiénico podría ser una fuente de sustancias químicas potencialmente peligrosas para la salud. Después de analizar aguas residuales y recopilar muestras del papel higiénico en diferentes zonas del mundo, los expertos descubrieron presencia de lo que se conoce como ‘contaminantes eternos’.
Además, se incluyeron algunas alternativas, como el bidet tradicional o el bidet eléctrico, que contienen agua y jabón, como se ha mencionado anteriormente. También el papel higiénico reutilizable, que suele estar elaborado de algodón y que se guarda en una bolsa para lavarlo y volverlo a utilizar.