Un avión de guerra ruso ha destruido una embarcación de reconocimiento ucraniana en el Mar Negro, cerca de las instalaciones rusas de extracción de gas, según el Ministerio de Defensa ruso.

Detalles del ataque a la embarcación ucraniana

El Ministerio de Defensa ruso confirmó la destrucción de la embarcación ucraniana por parte de un avión SU-30 de la Flota del Mar Negro. Ucrania aún no ha ofrecido comentarios públicos sobre el incidente.

El ataque se produce en un contexto en el que Rusia ha acusado a Ucrania de intensificar los ataques contra sus intereses mediante el uso de aviones no tripulados navales.

La tensión entre los dos países ha ido en aumento, y este incidente podría exacerbar aún más la situación en la región.

Historia reciente de los conflictos en el Mar Negro

En junio del año pasado, funcionarios respaldados por Rusia en Crimea informaron que fuerzas ucranianas habían atacado plataformas de perforación propiedad de Chernomorneftegaz. Al menos tres personas resultaron heridas en aquel entonces.

Rusia tomó control de Chernomorneftegaz tras anexar Crimea en 2014, una acción que ha resultado en sanciones por parte de los Estados Unidos y la Unión Europea.

Las tensiones continúan aumentando en la región del Mar Negro, y este nuevo incidente puede llevar a una mayor escalada en las relaciones entre Ucrania y Rusia.

Posición estratégica de las plataformas en el Mar Negro

Las plataformas afectadas se ubican frente a la costa meridional ucraniana del mar Negro, a 71 km del puerto de Odesa, que permanece bajo control ucraniano.

La ubicación de estas plataformas y su control han sido centrales en los enfrentamientos entre Rusia y Ucrania, especialmente después de que Rusia anexara la región de Crimea.

Este último incidente subraya la delicada situación en la región y las crecientes preocupaciones internacionales respecto a la estabilidad en el Mar Negro.

Implicancias económicas de la tensión en la región

La suspensión de los trabajos en tres plataformas de perforación ha generado preocupaciones económicas, tanto para Rusia como para Ucrania.

Rusia se ha apoderado de importantes activos energéticos en la región, mientras que Ucrania ha visto cómo su control sobre recursos clave se ha erosionado tras la anexión de Crimea por parte de Moscú en 2014.

La escalada continua en la tensión podría tener graves implicancias económicas para ambas naciones y para la estabilidad de la región en su conjunto.