Era el plato fuerte del Foro Social del Rototom, el festival de música reggae de Benicàssim: el acto en apoyo del programista australiano Julian Assange, aunque finalmente se cayeron del cartel de ponentes Stella Assange, su actual pareja. Venía también cargado de polémica, debido a los pronunciamientos de uno de los invitados, el exdiputado del Movimiento 5 Estrellas Alessandro di Battista, a favor del presidenteruso, Vladímir Putin. Finalmente, el expartamentario grillista ha admitido en el pasado haber alabado al líder del Kremlin, aunque ha rechazado de plano ser putinista. «Esto no me convierte en putinista, ni tampoco estar en contra del envío de armas a Ucrania», ha remachado.
Di Battista ha justificado sus alabanzas pasadas al presidente del país que ha ordenado la invasión de Ucrania en la coyuntura del momento. «Fue en el pasado, durante la guerra de Siria, porque pensaba que Occidente en Siria era la misma maneta de actuar que en Irak, Afganistán, y Libia; y fue trágica para el pueblo», ha enfatizado. La guerra civil de Siria se inicio en el 2011 con una revuelta popular contra el régimen de Bachar al Asad. La ONU ha podido contabilizar y documentar más de 320.000 fallecidos, aunque admite que la cifra real es mucho más elevada. La Red Siria de Derechos Humanos, próxima a la oposición, calcula que la cifra de civiles que han perdido la vida podría rondar los 230.000. De ellos, unos 200.000 lo han hecho a manos de las fuerzas del régimen y unos 6.000 a manos de las tropas rusas. Estado Islámico ocuparía el tercer lugar en el podio con cerca de 5.000. Es decir, cerca del 90% de los muertos han sido a manos del régimen de Damasco o su aliada, la Federación Rusa.
Preguntado acerca de sus viajes a Rusia, y sus entrevistas con políticos como el entonces vicepresidente de la Duma, Serguéi Zhelezniak, inspirador de destacadas leyes que recortaron en su día la libertad de prensa y la posible contradicción que podría suponer su participación en un foro dedicado a este derecho esencial, Di Battista pasó de puntillas. «Es verdad; yo no lo he negado nunca (que en Rusia no hay libertad de expresión) pero yo no vivo en Rusia, vivo en Europa, y lo que me provica escándalo es la doble moral: si Julian Assange hubiera sido un periodista ruso y hubiera destapado escándalos allí, todos los políticos europeos colocarían el tema como su prioridad», ha destacado. «Pero Assange trabaja sobre EEUU y Europa, y la mayoría de los periodistas se olvidaron de un colega», continuó.
Represión en Rusia
De sus viajes a Rusia, uno de los cuales ha culminado tras la invasión de Ucrania en pleno incremento de la represión política, asegura que lo hace con el objetivo de conocer la opinión de los rusos. «Los rusos tienen una visión y para mi es importante conocerla; creo que muchos periodistas en Italia deberían ir allí porque se escribieron muchas mentiras», acusó. El exparlamentario grillista no hizo mención alguna a sus polémicas declaraciones a favor del reconocimiento de la anexión de Crimea por parte de Rusia, o de episodios que se le atribuyen en el pasado, como el de desear en la sede de su grupo parlamentario la ayuda de «la embajada rusa» para conseguir que se imponga el no en un referendum para reformar la Constitución en 2016 propuesto por el entonces primer ministro Matteo Renzi y el centroizquierdista Partido Democratico.
El respaldo a la figura de Assange fue unánime, recordando las revelaciones de WikiLeaks sobre las guerras de Afganistán y de Irak. Y la convicción de que era necesario incrementar la campaña para evitar su extradición a EEUU, donde, según los ponentes «no tendría un juicio justo». «Assange es un símbolo de la libertad de la prensa», destacó Di Battista. En el debate participó también la diputada del M5S Sabrina Pignedolli e intervino desde el Reino Unido vía videoconferencia Joseph Farrell, embajador de WikiLeaks.