Un candidato escoltado por uniformados armados; otro, protegido con chaleco antibalas en su mitin; y un tercero, que debe interrumpir el paseo de su caravana electoral por un tiroteo. Así han transcurrido estos días previos a las presidenciales de Ecuador, reventadas por el magnicidio del candidato Fernando Villavicencio. Hasta su viuda tuvo que comparecer ante la prensa protegida con un casco, y la misa en su memoria se celebró con un fuerte blindaje. Con la violencia disparada, en buena parte por la conexión de bandas con grupos criminales extranjeros, este clima de inseguridad ha marcado la recta final de las elecciones y por lo tanto el discurso de los candidatos. Luisa González, la candidata que encarna la reivindicación y regreso del expresidente Rafael Correa, sobre el que pesan condenas y causas judiciales, lideraba todas las encuestas previas a un magnicidio que puede condicionar el resultado de estas presidenciales.