¿Podría Junts mandar al garete la investidura de Pedro Sánchez, aun cuando este esté ofreciendo una amnistía o algo que se le parezca mucho? Es evidente que aún no se está en este punto, pero el calado del pacto entre PSOE y ERC para la composición de la Mesa del Congreso abre sugerentes perspectivas de acuerdos a corto plazo. Que los socialistas transmitieran tanto a republicanos como a posconvergentes que ellos ya habían empezado a estudiar la cuestión sobre cómo culminar la desjudicialización “por cualquier vía”, como reza el pacto, supone pàra ERC un ‘game changer’, es decir, un factor que cambia la dinámica del partido.
Hasta el punto que en apenas 12 horas, varios y significativos miembros de ERC han cambiado su respuesta a la pregunta que abre este texto. Lo que el miércoles era un “por supuesto que pueden y tiene toda la pinta de que será así”, el jueves antes del almuerzo se convirtió en un “si la concreción sobre la amnistía avanza les será muy difícil no investir a Pedro Sánchez y, por tanto, impedir que los 4.000 independentistas con expediente judicial por el 1-O duerman de un vez tranquilos”.
Que los posconvergentes iban a permitir, como ERC, superar la prueba de la presidencia del Congreso era algo que se preveía en la sede republicana por cuanto, señala una voz del partido, tanto Junts como Carles Puigdemont se hallan cómodos con el protagonismo mediático. Y la única manera de quedarse bajo el foco es mantener la tensión, vía la negociación de la investidura, unas semanas más.
Negociaciones estancas
Lo cierto es que el papel que juegue Junts no solo está por decidir, sino que, también su decisión es del todo imprevisible.Si en una cosa han insistido los posconvergentes es que la negociación por la Mesa del Congreso es absolutamente estanca con respecto a la de la investidura. Una forma de advertir que el apoyo de este jueves no presupone un apoyo en la eventual investidura. Y una forma de garantizarse esa repercusión en el ámbito español que carecían desde los tiempos de CiU.
Pero el PSOE y ERC han tejido una especie de red basada en unir ambas negociaciones por el nexo de la amnistía. De momento, en las peticiones posconvergentes de la negociación del Congreso la amnistía no se incluyó y las miradas se centraron en el uso del catalán en la Cámara baja, algo que entra dentro del ámbito de gestión de una presidenta de parlamento, y en el Parlamento Europeo.
Pero para la segunda negociación se atisba una entrada de pleno en la exigencia de la resolución del conflicto.Y en concreto en garantizar los instrumentos para la celebración de un referéndum de autodeterminación con todas las de la ley.
Los socialistas, conscientes de que la discusión del referéndum es anatema por cuanto es poner en duda y en crisis la propia unidad de España han preferido entrar ya, con ERC, en la otra carpeta del conflicto político que, siendo asimismo muy peliaguda, no cuestiona los pilares del Estado, es decir, la amnistía.
Dicho de otro modo. Junts se imaginaba partir de cero ahora, ocasión para plantear la cuestión de la autodeterminación y se encontrará con un diálogo ya abierto entre las otras dos fuerzas sobre la ley del perdón.
El objetivo de plantear en una negociación sobre una investidura algo de tanto calado como el referéndum, analizan los republicanos, no era otro que garantizarse una puerta de salida a través de la cual, y a partir del esperable ‘no’ del PSOE, inducir unas nuevas elecciones. La campaña, evidentemente dirigida a su propio electorado, estaba hecha: ‘mientras ERC cede y cede, nosotros nos mantenemos firmes’, vendría a decir el ‘libretto’ posconvergente.
En el mismo corral
“Y ahora, que el PSOE ya está estudiando la amnistía, la puerta se ha cerrado. Y ahí está Junts a nuestro lado, negociando como tantas veces ellos han criticado. Sería de desear poderlo hacer de manera mancomunada frente el Estado”, expresó una voz de ERC.
Tampoco hay que menospreciar el efecto sobre la negociación que puede causar la sempiterna rivalidad entre los dos principales partidos catalanes. De hecho, mientras la derecha política y mediática hace recuento de todas las cesiones concedidas al ‘independentismo’ en su conjunto, republicanos y posconvergentes parecen haber emprendido una batalla, sobre todo en las redes sociales, para demostrar que el logro obtenido por la fuerza propia (para unos la amnistía y, para los otros, que se hable en catalán en el Congreso y se pida hacer lo propio en Europa) es de rango superior y más difícil de obtener que la del exsocio.