Ángel Martín es un ejemplo de como reciclarse. El madrileño empezó su carrera dentro del mundo de la televisión, trabajando en programas de humor de gran éxito. Pero en 2020 su trayectoria profesional dio un vuelco. Empezó a subir en redes sociales su «Informativo matinal para ahorrar tiempo» y rápidamente se convirtió en un fenómeno de masas, con más de dos millones de seguidores en total. Pero Martín no es solo eso. En su último libre, «Detrás del ruido» habla sobre todo aquello que le ayudó a rehacerse y mantener la cordura tras superar su brote psicótico. El Centro Niemeyer acoge el próximo día 20 de febrero (a las 20.00 horas), como parte del ciclo «Palabra», una tertulia donde junto a la periodista Cristina San José abordaran este y muchos más temas.
Su trabajo en redes sociales, con su informativo, le ha permitido abrirse a un público mucho más joven.
Creo que sí. El informativo me ha ayudado mucho a conectar con una generación que igual le sonaba de mis otros trabajos, pero que no me seguía recurrentemente. El informativo tiene una cosa que el hace especial. La gente joven quiere que le cuentes las cosas de una forma rápida y amena, para así saber cuáles son las tres historias principales del día. No generas opinión, solamente cuentas lo que hay, con un lenguaje de la calle y cotidiano. Por eso creo que puedo conectar con más gente.
¿De dónde cree que ha venido su éxito?
Porque hago lo que considero que es más importante, que es informar, no opinar. Casi todos los medios buscan que pienses una cosa, y a veces se olvidan de informar sobre el tema. Los medios están más enfocados en dirigir que en contar lo que ocurre. Además, el lenguaje es más entendible. Es algo que me puedo permitir porque no soy periodista, tengo algunas licencias que otros medios, con un corte más serio o tradicional, no se pueden permitir.
Algún periodista podría pensar, por lo que dice, que está tratando de quitarle el puesto.
No opino lo mismo, porque en realidad no informo. Yo me limito a resumir las noticias de las que habla el resto, no soy el tío que se va a buscar la noticia y se tiene que currar la calle. Yo chequeo el trabajo del resto, busco las noticias, y luego, al llevar ya un tiempo, ya recibo alguna noticia que no es tan habitual. Por ejemplo, deportes minoritarios que en los medios tradicionales no tienen hueco, pues yo me entero de cosas y las cuento. Pero no es lo mismo. Los principales medios de comunicación trabajan al día con tres noticias clave, y yo eso lo puedo ventilar en diez segundos.
¿No le ha intentado fichar algún medio, para que cuente sus noticias?
Sí que me han intentado fichar, pero es algo que voy a rechazar siempre. La magia que tiene mi informativo es que voy por libre y hablo de lo que me da la gana. Si fichas por un medio tienes que seguir su línea editorial y al final son ellos los que deciden. Yo hago lo que me da la gana.
En nada está por Avilés.
Así es. Nos han invitado al Niemeyer a hacer una presentación de «Detrás del ruido», mi último libro. Me contaron un poco la historia del centro, la capacidad que tiene y las instalaciones y nos pareció algo muy interesante.
¿Cómo surgió «Detrás del ruido»?
Surgió porque, después de publicar mi primer libro, «Las voces vuelven», hubo mucha gente que me preguntó cómo hacía para que todo no se fuese al carajo otra vez. Si escribirlo y contar mi propia experiencia le sirve a alguien, así lo puede tener. El libro se basa en cómo lo hago yo, y la gente es libre de copiar todo lo que quiere y crea que le puede funcionar.
Mucha gente le considera un referente en el ámbito de la salud mental.
No me considero un referente. Soy un tipo que trabaja desde la comedia y con palabras que puede entender todo el mundo. Lo que he hecho es comunicar lo que he vivido con mis propias palabras. Después de mi primer libro me di cuenta que si puedo combinar la comedia con palabras que le pueden servir a la gente, porque no hacerlo. Al final, ese tipo de experiencias le pueden servir a muchos. Yo solo he vivido eso, y la falta de prejuicios me ha permitido arrancar proyectos para tratar de entender de mejor manera la salud mental. Intento creo proyectos que ayuden, pero no quiero sentar cátedra nada, todo es desde mi propia experiencia.
Una clave para poder superar lo que le ocurrió podría ser el humor.
Para remontar no lo sé. Cuando salí del hospital el humor no existía. Creo que es clave para poder comunicar, porque evitas que sea un viaje dramático. La gente quiere entender, no que la trates de impresionar con palabras supercomplejas. Lo importante es que sea lo más sencillo posible, y para eso el humor ayuda mucho.
¿Qué retos se pone de cara al futuro?
Este año quiero acabar mi gira de «Mundo para dos locos». Estoy muy centrado en eso. Como yo construyo para mí mismo, sin tener nadie por encima, quiero terminar mis proyectos y seguir trabajando en mis dos podcasts. Estoy muy centrado en que todo eso se consolida y que, si llega algo nuevo, encaje con todo eso. Que todo tenga cierto sentido.