La nueva misión militar naval de la Unión Europea en el mar Rojo, que ha sido bautizada como Aspides, se lanzará el próximo 17 de febrero. Su mandato será escoltar a los buques mercantes y repeler cualquier ataque de los rebeldes hutíes, derribando misiles o drones. Pero a diferencia de Estados Unidos y Reino Unido, la operación de la UE no participará en acciones ofensivas contra las bases de los hutíes en Yemen, según ha anunciado este miércoles Josep Borrell.

«Es una misión importante, todos estamos preocupados por el tráfico (a través del mar Rojo). Muchas empresas europeas nos han pedido que lo hagamos porque su modelo de negocios está sufriendo mucho debido al fuerte incremento de los costes por tener que dar la vuelta por Sudáfrica hasta Europea, que afecta a los precios y a la inflación«, ha explicado el jefe de la diplomacia de la UE a su llegada a la reunión informal de ministros de Defensa de la UE que se celebra en Bruselas.

«Tenemos un nombre: Aspides. Aspides significa protector. Y este es el objetivo: proteger a los buques e interceptar los ataques contra los buques. No participar en ningún tipo de acción contra los hutíes, sólo bloquear los ataques de los hutíes contra los barcos», ha relatado Borrell

[La UE considera clave para su seguridad la misión naval en el mar Rojo de la que se excluye Sánchez]

Alemania, Francia, Italia y Bélgica ya han confirmado su participación en Aspides, mientras que el Gobierno de Pedro Sánchez ha decidido excluirse con el argumento de que España ya tiene más de 3.000 militares desplegados en misiones de la OTAN, la UE y la ONU. «Nuestro planteamiento es reforzar las misiones en las que ya estamos. También creo que la mejor manera de garantizar la seguridad del pueblo israelí nada tiene que ver con la reacción desafortunada en Gaza, con estos bombardeos indiscriminados», ha dicho el presidente en una entrevista a La Vanguardia.

El Gobierno de Sánchez sorprendió a sus socios europeos en diciembre al apoyar primero y vetar apenas un día después la ampliación del mandato de la misión antipiratería Atalanta. Esta era la solución inicial que había propuesto Borrell para hacer frente a los problemas de seguridad en el mar Rojo. El comandante de Atalanta es ahora el vicealmirante español Ignacio Villanueva, su base está en Rota y el único buque desplegado en estos momentos es la fragata Victoria.

Por lo que se refiere a la nueva misión naval Aspides, el Gobierno español ha dejado claro a sus socios europeos que no tiene intención de bloquearla pese a su negativa a participar. «No todos los estados miembros están dispuestos a participar, pero nadie la obstruirá. Los que no quieren participar solo tienen que apartarse«, ha dicho Borrell.

La posición de Sánchez ha sido criticada con dureza por el Gobierno de Giorgia Meloni. «Sánchez ha hecho prevalecer los intereses de sus acuerdos políticos sobre la seguridad internacional«, se ha quejado el ministro de Defensa italiano, Guido Crosetto, en una entrevista en La Stampa.

El Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común pretende que durante la reunión informal del Consejo de Defensa en Bruselas se decida ya qué Estado miembro asumirá el mando de Aspides, y que empiecen a concretarse el número de buques que se desplegarán en el mar Rojo. El Servicio de Acción Exterior considera que se necesitan al menos tres fragatas o destructores.

Alrededor del 15% del comercio mundial circula a través del mar Rojo vía el estrecho de Bab al-Mandab y el canal de Suez. Desde el inicio de los ataques de los rebeldes hutíes (aliados de Hamás y apoyados por Irán) contra buques mercantes que alegan que están relacionados con Israel, la mayoría de las navieras ha decidido modificar sus rutas.

La alternativa para evitar el mar Rojo es bordear la costa de África por el Cabo de Buena Esperanza. Pero ese desvío alarga el tiempo de viaje una docena de días, con el consiguiente encarecimiento del coste del transporte.