Xavi ha dicho basta, se acabó, no puedo más. Para casi todo el mundo ha sido una sorpresa, no se esperaba una decisión tan drástica pese a los últimos resultados. Pero Xavi lo había meditado mucho. Tanto, que lo decidió dos meses atrás. No tiene nada que reprochar al club, pero considera que algunas decisiones del Presidente y la Dirección deportiva no han sido buenas para el equipo, por ser suaves. Xavi ha sufrido mucho, demasiado. Y no lo esperaba. Pidió jugadores que no llegaron y se gastaron dinero en otros que no necesitaba, con lo cual se convertían en un lastre porque estaba ‘obligado’ a darles minutos cuando no eran de su total agrado. Son peajes, el ingrato oficio de entrenador, algo que le ha desgastado anímicamente de una forma brutal hasta desembocar en su inesperado anuncio.  

Cuando era jugador, Xavi nunca se ponía nervioso, ni antes de una final de la Champions. Se podía echar una siesta a pierna suelta antes de un partido grande. La presión no existía para él. La controlaba. Todo ha cambiado, como me cuenta con cierta tristeza la gente de su entorno. Xavi se ha dejado el alma por el equipo, lo ha dado todo y más porque es profesional y muy culé, pero ha cometido errores. El más grave, y el que le ha generado más críticas, crear expectativas que no podría cumplir. Hablar una y otra vez de buscar la excelencia, del famoso ADN, le ha pasado factura. La temporada pasada ganó la Liga, aunque volvió a fracasar en Europa. Ese título le dio crédito a pesar de que el famoso estilo intransferible no aparecía ni por asomo. Y lo peor fue ese viaje, esa convocatoria que Laporta le hizo cambiar. Aceptar la imposición de la directiva en el partido de Amberes supuso el principio del fin. Era el 13 de diciembre. El sábado, mes y medio después, anunció su adiós en junio, algo que tampoco entiendo. Cuando dices que te vas… ya te has ido. 

Apuntes

El Real Madrid, a lo suyo. El equipo de Ancelotti volvió a remontar un partido, esta vez contra Las Palmas. La mentalidad ganadora de los jugadores blancos supera siempre cualquier expectativa. El Girona es el único que resiste ahí arriba…¿Podrá soportar el ritmo del Madrid? 

El Sevilla no puede escapar de la zona peligrosa. Isaac Carrasco volvió a marcar y a demostrar que nadie tiene más hambre que él ese vestuario. El problema es el resto, que sigue sin dar el nivel que se les presupone. 

La afición del Celta dice basta. Otra derrota, esta vez ante el líder Girona, hizo estallar a Balaídos contra Rafa Benítez. El entrenador se aferra a los tres años de contrato y al “proyecto”, pero el descenso acecha y el equipo no muestra signos de mejora. 

El Málaga tiene un tesoro llamado afición. La imagen se ha hecho viral: cinco mil malaguistas se desplazaron a Granada para apoyar a su equipo. Da igual la categoría y la situación del club, los aficionados responden como si el equipo jugase la Champions. Bravo.