Bloqueo de camiones en Francia, protestas en Alemania, Polonia o Rumanía, manifestaciones en Bruselas. La cólera de los agricultores contra el pacto verde europeo, la competencia desleal de terceros países y el empobrecimiento del sector se extiende a lo largo y ancho de la Unión Europea y amenaza con convertirse en campo de batalla en las próximas elecciones europeas de junio. Consciente del poder de ese descontento y su capacidad de desestabilización, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha lanzado este jueves un “diálogo estratégico” sobre el futuro de la agricultura para intentar aplacar la los miedos del sector y reconciliar las posiciones con la agenda verde.

El diálogo es uno de los compromisos que la alemana, que sigue sin confirmar si se presentará como candidata a un segundo mandato al frente de la Comisión, asumió el pasado mes de septiembre, en el marco del debate sobre el estado de la unión. Una promesa alimentada por el reconocimiento de «la realidad política» y la controversia desatada unos meses antes por la tramitación de la ley de restauración de la naturaleza, la primera ley europea llamada a recuperar la biodiversidad en la UE, y los llamamientos de los conservadores a frenar la agenda verde europea.

Lo intentaron sin éxito con la ley de restauración -está en fase final de tramitación- pero el malestar del campo no solo no ha desaparecido, sino que se ha disparado como lo demuestran las últimas protestas y los resultados del movimiento campesino-ciudadano de Países Bajos que representa al sector agrícola holandés, que arrasó en los comicios provinciales del año pasado y que ha sabido hacerse un hueco en el electorado holandés como quinta fuerza.

“Todos sentimos que hay una creciente división y polarización”. “Todos sentimos el mismo sentido de urgencia de que las cosas deben mejorar”, ha reconocido este jueves la alemana durante la apertura del nuevo foro llamado a ofrecer una visión sobre el futuro del sistema agrícola y alimentario de la UE y que estará presidido por otro alemán, el profesor Peter Strohschneider, un experto en la materia que ya fue responsable de dirigir un foro similar en Alemania en 2021.

Informe al final del verano

La idea del foro, que se reunirá cada seis semanas como máximo, es tender puentes entre los actores implicados: una treintena de representantes de la cadena agroalimentaria, cooperativas, empresas, comunidades rurales, organizaciones no gubernamentales y representantes de la sociedad civil, así como autoridades públicas. Todos ellos están llamados a aportar su visión e ideas que culminarán en un informe al final del verano. La idea es responder a cuestiones como la remuneración de los agricultores, la sostenibilidad de sus prácticas agrícolas, el papel de la innovación y la tecnología o la competitividad. La intención es que este informe aporte recomendaciones y plantee escenarios posibles para el futuro del sector, según fuentes cercanas al foro.

“Su trabajo es de crucial importancia y merecen una remuneración justa por su trabajo. Nuestro objetivo es apoyar sus medios de subsistencia y garantizar la seguridad alimentaria europea”, ha asegurado von der Leyen reconociendo el “gran esfuerzo” que supone el pacto verde europeo. “Todos vivimos con la naturaleza y de la naturaleza. Y aunque no siempre estemos de acuerdo, todos estamos de acuerdo en que los retos son cada vez mayores. Ya sea la competencia exterior o el exceso de regulación en casa, el cambio climático, la pérdida de biodiversidad o el declive demográfico. Lo que necesita la agricultura y la alimentación en Europa necesitan es una perspectiva a largo plazo para hacer frente a estos retos, un camino previsible”, ha reivindicado.