La figura de José Gómez Campaña siempre estará vinculada al Levante, equipo donde ha dejado huella a lo largo de más de 200 encuentros, divididos en siete temporadas, a base de goles, asistencias y partidos para el recuerdo. Su talento y capacidad para marcar diferencias sobre el verde nunca pasaron por alto. Ni en su primer año como granota, donde tuvo por delante el ilusionante reto de devolver al club a la élite del fútbol español, ni en su último curso en Orriols, en el que tomó la decisión de continuar, a pesar del descenso a Segunda División, con el único objetivo de conseguir un ascenso que se escapó por segundos. Sin embargo, Campaña no tuvo un desenlace agradable como levantinista. Su rotura de ligamento cruzado anterior en Las Palmas, a dos meses de finalizar contrato, le impidió pelear por su sueño hasta el final y le dejó un sabor amargo que ha intentado gestionar durante su recuperación. Ahora, con su rodilla cien por cien recuperada, y en plenas condiciones para competir, el ‘24’, dorsal que sigue libre en el vestuario, reconoce que tanto su deseo como el del club es el de volver a unir sus caminos. No en vano, si los márgenes económicos finalmente impiden que siga dejando huella en el Ciutat de València, José Campaña, muy a su pesar, se verá obligado a emprender una nueva aventura en su notable carrera.
Por fin empieza a ver la luz al final del túnel.
Ha sido una etapa muy dura de mi vida. He tenido diferentes lesiones musculares, pero no había tenido una tan grave y que me alejara tanto tiempo de los terrenos de juego, de hacer lo que más me gusta y de lo que más disfruto. Es algo que ya es pasado. Me ha venido bien para pensar en otras cosas y valorar lo que es la vida de un jugador. Ahora me encuentro muy bien. Noto mucha estabilidad, la rodilla la tengo perfecta. Tengo ganas, ilusión y ambición por volver a sentirme futbolista. Y, sobre todo, por volver a competir lo antes posible.
¿Cómo de duros han sido estos meses?
Se juntó todo un poco. Es cierto que tuve una operación en los isquiotibiales que me apartó tres meses de los terrenos de juego. Con el final de temporada y el inicio de la pretemporada se alargó, pero fueron tres meses y ya está. Sin embargo, sufrí más con esa lesión que con esta. Cuando empecé a debutar con el primer equipo del Sevilla me operaron del quinto metatarsiano izquierdo y estuve dos meses y medio parado, pero desde una hasta otra pasaron casi diez años. Entonces era un niño y ahora soy maduro, con las ideas claras y más formado. Venía en un gran momento, después de ser seleccionado con Luis Enrique. Esa sí que fue más dura. Desde que me comunicaron la gravedad de esta última lesión hice click. Pensé en la lesión anterior y en esa recuperación tan complicada. Sabía que no podía volver a tomar una actitud tan negativa. Lo que queremos es disfrutar de la pelota y del día a día. Lo único que me ha faltado es el balón y estar en el campo. Todo lo demás lo he tenido. Además, hubieron vacaciones de verano. Me ayudó a desconectar a pesar de que seguía trabajando. Habiendo pretemporada no perdí competición, y cuando arrancó la liga, sabía que me quedaban pocos meses de recuperación. Fue un momento difícil porque arrastré varias lesiones y estaba volviendo a encontrarme. Encima, en el partido que me lesioné, no tuvimos el día de cara a gol. Y, por otra parte, estaba mi situación contractual. Fue un momento jodido, pero cuando me comunicaron la gravedad de la lesión, pasé de lo negativo a lo positivo.
No obstante, su lesión llegó en un momento trascendental de la temporada.
Sin duda, jugándonos el estar en los puestos de ascenso directo a Primera División a falta de cinco jornadas para terminar la competición. El equipo, en ese momento, iba muy bien y estaba muy capacitado para poder alcanzar su objetivo. Y yo tenía muchas ganas de seguir ayudando al equipo cada fin de semana. Tuve mala suerte de que el jugador de Las Palmas quiso anticiparse a un balón que no tenía opción de disputar.
La acción que provocó su lesión no fue ni amarilla.
No fue ni amarilla, sí. No pitó ni falta. Nada. Son lances del juego. En ese momento el árbitro no consideró que fuese infracción. Supongo que fue por la tensión del partido. Ahora que recuerdo las imágenes en mi cabeza son bastante feas. Yo no noté ningún crujido en la rodilla, pero cuando caí al suelo, mi pierna se quedó en noventa grados y no pude moverla hasta que vinieron a ayudarme. Cuando se enfrió la musculatura en las piernas fue cuando llegó lo grave.
¿En quién se ha refugiado durante estos meses?
En mi pareja, en mi hija; durante las primeras semanas tuve el nacimiento de mi hijo e hizo que se me olvidase todo… Mi pareja fue la que más tragó, pero también la que más me ayudó a desconectar y a ver lo positivo.
Encima, vivió el desenlace contra el Alavés poco después de ser operado.
He pasado por muchas situaciones en el fútbol. He vivido un ascenso, permanencias agónicas, un descenso… He visto ascensos así, de ese tipo, pero, ni mucho menos, me imaginé que me pasaría en mis propias carnes y en mi propia casa. Se nos fue de la forma más cruel posible, por una mano que, según interpretan, es penalti. Es muy difícil. Encima, recién operado, sabiendo que no podía ayudar al equipo desde dentro. Desde fuera, por más que quieras ayudar, sufres más y sientes impotencia de no poder estar dentro. Fue doloroso. Además, pensé que había terminado mi contrato de una manera muy dura y muy cruel para acabar mi etapa en el Levante. Además lo viví solo. Mi pareja y mi hija no estuvieron, pero acudí al campo. Ya podía estar recién operado que no podía perderme ese partido. Quería estar sí o sí, aunque fuera en silla de ruedas.
¿Se comió mucho la cabeza después de finalizar su contrato?
Hasta que no tuve la lesión nunca pensé en mi futuro. Sabía que quedaba libre, pero el único objetivo que se me pasaba por la cabeza era ascender con el Levante. Lo que pasara de ahí en adelante no lo iba a saber. De hecho, no tomé ninguna medida para curarme en salud con respecto a mi futuro. Ni tenía un precontrato, ni tenía nada hablado con el club ni nada por el estilo. Solo pensaba en estar bien, ayudar a mis compañeros siempre que pudiese y en llevar al Levante donde merece estar.
Porque, ¿se habló de su futuro tras su rotura de ligamento cruzado?
No. Tampoco estaba por la labor de pensar en una renovación. Simplemente quería recuperarme, volver a estar fuerte y al cien por cien, tanto física como mentalmente, y, una vez recuperado, hablar.
¿Y ha sentido incertidumbre estos meses al ser un futbolista libre?
Llevo mucho tiempo detrás de mi agente, con ganas e ilusión de que me dé alguna noticia positiva. No tengo nada que me ate a ningún club. Lo sufro yo y hago que mi agente lo sufra. Soy pesado con él, pero tanto yo como mi familia, mi pareja y mis niños necesitamos estabilidad mental y tranquilidad. Estamos con ganas de saber dónde vamos a poder jugar y disfrutar en un futuro.
Sin embargo, sería reconfortable para usted que el Levante le diese facilidades para su recuperación.
El club se podría haber limpiado las manos. Por más tiempo que haya pasado en el club, o por mejores o peores cosas que hubiera hecho, pudo desentenderse y no lo hizo. Desde el primer momento me apoyó, me facilitó todo hasta que terminase mi contrato y, a partir de ahí, siempre me han ofrecido su casa. Así la siento: como mi casa. Como profesional es el club donde más tiempo he estado. Vengo de otra ciudad, pasé toda mi infancia en otra cantera y estuve dos años en el Sevilla. Mentiría si dijera que es mi primer equipo, pero donde he madurado y he tenido mis mejores años ha sido en el Levante. Es mi segundo equipo. He sido muy feliz estos años. Sigo estando feliz en el Levante aunque contractualmente no pertenezca a ellos. Siempre agradeceré el gesto que tuvieron conmigo de prestarme tanto sus servicios médicos como las instalaciones para esa recuperación. Siempre les he sentido cerca, preguntándome e interesándose por mí. Sobre todo en lo psicológico. Desde primera hora me dijeron, tanto Felipe como Quico, que si lo veía bien seguía teniendo mi casa a mi entera disposición para poder recuperarme con profesionales y en condiciones.
¿Cuánto le ha ayudado el Levante en su recuperación?
Mucho. Siempre echas de menos estar en un terreno de juego, tocar el balón, estar con los compañeros, las risas, las bromas… Es lo que el jugador más echa de menos cuando tiene una lesión, sea de larga o corta duración. Tengo que dar las gracias al club que, a pesar de que mi situación contractual terminó en verano, me ofreció sus servicios médicos y, gracias a eso, he podido estar en el día a día y estar en contacto con la plantilla. Los servicios médicos me han cuidado como si fuera uno más. El cuerpo técnico ha estado constantemente encima mío, preguntándome cómo estaba. A día de hoy, que ya ha pasado toda la recuperación, y que ya puedo volver a los terrenos de juego, lo que más ganas tengo es de volver a competir.
La afición siempre le ha transmitido su cariño durante estos meses.
Es una afición que siempre me ha mostrado su cariño. Siempre he sentido su calor y me han hecho sentir como en casa. Tengo mucho que agradecerles. Espero que nos volvamos a ver.
José Danvila, en rueda de prensa, dijo que estaría disponible para competir a partir de febrero. ¿Es así?
Lo hablé con él. Por aquel entonces ya estaba perfectamente, entrenando y con la rodilla totalmente estable. Es cierto que todo tiene un proceso. Después de siete meses y medio lo normal es que te falte ritmo de entrenamiento y de competición. Además de un contrato, cuando él hizo aquellas declaraciones me faltaba todo eso. Que dijese que estaba para competir en febrero o en marzo… No me sentaron bien sus palabras. A los pocos días quiso hablar conmigo en su despacho y me pidió disculpas. Me dijo que lo comentó sin saber, pero reconoció su error y me pidió perdón. Quedó zanjado y así ha sido. Mi relación con Danvila no ha cambiado. Ahora no solo estoy para jugar, sino que llevo varias semanas en condiciones para empezar a competir.
¿Qué tal es el ambiente en el vestuario?
Muy bien. Llevo dentro desde el primer día. Lo único que cambia es la edad de lo que había anteriormente. Por suerte, desde que llegué al Levante, me he encontrado, todos los años, un vestuario increíble. De unión, de alegría, de familia… No solo los vestuarios en los que he estado, sino que el club es muy familiar. Este año, con los veteranos que se quedaban, no tenía dudas de que seguiría siendo así. Los chavales transmiten otras cosas, pero lo que es el alma del vestuario, de unión y de alegría, es siempre la misma.
¿Cree que este equipo puede subir a Primera?
Sí. Da igual las formas. Ya lo vimos el año pasado. La temporada pasada, todos los equipos que estaban en la pelea tuvieron altos y bajos y actualmente sigue siendo igual. Lástima que al principio se despegó el Leganés, que cogió un colchón al comienzo de temporada y lo ha mantenido. Nosotros empezamos arriba, bajamos y ahora estamos otra vez enganchados. La Segunda División es muy competitiva. Pero yo, que desde pretemporada he convivido con el grupo y con un cuerpo técnico que empezó a trabajar desde el inicio, lo veo capacitado para conseguir el ascenso que el año pasado se escapó. Dan igual las formas, pero seguro que son capaces. Tanto por los veteranos como por la juventud que ha llegado. Creemos desde dentro que se puede conseguir. A partir de ahí hay que trabajar día a día, olvidar el pasado y no pensar en lo que sucedió. El objetivo sigue siendo el mismo, pero de otra manera.
No obstante, ¿cuántas veces le han pedido que se quede?
Tanto Felipe como todo el mundo me transmiten que quieren que siga en el Levante. No solo ellos, que son los que deciden de alguna manera, sino también el departamento médico, fisios, compañeros, entrenadores, presidente, director deportivo… No ha habido un día en el que no me hayan preguntado cómo estoy, si me han ofrecido algo, si voy a continuar… Sentir esas ganas por parte de la gente de que quiera seguir es de agradecer. No puedo tener otras palabras para todos ellos. Han estado cerca para que no desconectase y siga sintiendo que soy uno más de ellos.
Si dependiera de usted, ¿seguiría en el Levante?
Obviamente. Es un club que me ha dado madurez deportiva, que me ha dado todas las facilidades para que me sintiera como en casa y que ha hecho que me sienta jugador desde que llegó Juan Ramón López Muñiz, que fue quien pidió mi fichaje. Desde entonces han estado pendientes de mí para que me sintiera como en casa. El Levante es como mi familia y Valencia es como mi casa. Ahora mismo lo que necesito es jugar, empezar a tener la continuidad que hace tiempo que no tengo, ya sea por esta lesión o por las anteriores, pero lo que me ofrece el Levante, sin duda, siempre será muy bueno.
¿Por qué tiene el deseo de continuar como levantinista?
Es un club que me ha hecho estar en lo alto en mi profesión y vivir mis mejores momentos en el fútbol. Uno siempre quiere crecer. Por una cosa o por otra me han hecho estar en el Levante siete temporadas, pero, después de la situación que he vivido, hay que ser realistas. A pesar del estatus y el nombre que me he podido labrar en el mundo del fútbol. Vengo de una lesión muy grave, de estar nueve meses parado y el Levante me puede dar lo que estoy buscando: tranquilidad, estabilidad, felicidad y continuidad para volver a sentirme futbolista. Tras siete temporadas conozco al club, a los técnicos, a los jugadores, he tenido la suerte de entrenar con ellos. Es de las mejores opciones que hay para volver a sentirme futbolista.
¿Qué falta para formalizar su nuevo contrato? ¿Margen económico?
Hay que ser realistas por ese lado. El club no está en su mejor situación. Están pasando por momentos muy difíciles y no depende de mí, sino del Levante. Incluso también de LaLiga por los salarios mínimos que marcan. Sinceramente, no entiendo muy bien qué pretende hacer LaLiga ahí, pero es la realidad. No queda otra que esperar y ver qué sucede.
¿Tiene opciones de seguir su carrera lejos de Orriols?
Sí. Pienso que tengo un nombre y un estatus. Obviamente hay clubes que se han interesado por mí y han preguntado. A algunos les echa hacia atrás la rodilla porque, al no haber vuelto a competir, no saben cómo estoy, pero sí que hay opciones: tanto de España, ya sea de Primera o de Segunda División, como de otros países. No obstante, siempre respetaré al Levante, aunque tengo que seguir compitiendo. Tengo 30 años y creo que todavía me quedan bastantes años de fútbol. Además de jugar, tengo que crecer, madurar y seguir hacia adelante. Si el Levante no me puede dar la opción de seguir mi carrera con ellos por lo que hemos hablado antes, no tendré más remedio que buscar otra solución porque ya estoy al cien por cien para empezar a competir.
De terminar, ¿qué balance hace de su etapa en el Levante? Son muchas temporadas y muchos partidos.
He vivido un ascenso, momentos buenos, momentos duros y muchos partidos en este club. Siempre con el mismo dorsal. Temporadas donde conseguimos permanencias en los últimos momentos, que daban un subidón enorme. Goles que le daban al club un respiro en su pelea por permanecer en Primera División. Se pondría punto y final a mi mejor etapa de mi vida como jugador, al igual que la más feliz.
¿Con qué momento se quedaría?
Si tuviera que quedarme con uno, sería que, gracias al club y a todos los compañeros, tuve la suerte de poder debutar con la Selección Española.
¿Y con qué gol?
Se me viene, por ejemplo, el gol en casa contra Las Palmas. Ese domingo a las 12:00 de la mañana, con el calor que hacía y con lo que nos estábamos jugando… Con un futbolista menos… Ese día sufrimos mucho. A pesar de ponernos por delante en el marcador, nos empataron y expulsaron a Coke. No sé cómo saqué fuerzas para correr y llegar hacia el otro área y, ni mucho menos, meter el gol que nos diese la victoria. Ese gol dio mucho de qué hablar en el vestuario, al igual que mucho cachondeo. Según compañeros de ese año, el portero podría haber hecho más, que era mi amigo (ríe).