«Buenas noches. Soy el asesino de los tres hermanos de Morata de Tajuña». Con esa sangre fría se entregó el domingo por la noche en dependencias de la Guardia Civil en Arganda del Rey (Madrid) Dilawar Hussein F.C., asesino confeso de Amelia, Francisca Ángeles y Pepe, los tres hermanos que fueron hallados muertos en el interior de su vivienda.
En Morata de Tajuña, los vecinos lo conocían como ‘El Negro’. Y su fama le precedía. Un tipo hosco, huraño y poco sociable. Tenía 42 años, era natural de Pakistán y apenas se relacionaba con sus conciudadanos. Era conocido por ser un prestamista de dudos reputación y por regentar un locutorio, Fue ahí donde estableció relación con las hermanas Gutiérrez Ayuso.
Amelia y Francisca Ángeles, las dos mujeres de la familia, acudían a su establecimiento para realizar los pagos que le reclamaban sus novios ficticios. Dos estafadores que se hacían pasar por sendos militares norteamericanos y que las llevaban engañando con ese truco desde hacía 6 años. Les prometían una vida juntos en un futuro, o el cobro de una cuantiosa herencia. Pero primero les pedían dinero para sortear una serie de trabas burocráticas. Y ellas se lo creyeron.
Dinero del locutorio
Seis años son muchos años. Mucho dinero enviado a unos militares que nunca llegaban. Y cuando se acabron los amigos, pasaron a pedirle prestado a todos los vecinos. Le pidieron dinero al cura. Le pidieron dinero al alcalde. pero la gente, en lugar de prestarles, les avisaba. Que aquello olía a estafa. Casi todo el pueblo les advirtió. Menos Dilawar Hussain. El pakistaní, que no era la primera vez que prestaba, se creyó lo de que iba a recuperar su dinero con intereses cuando ellas le contaron la historia en el locutorio.
Hay quien dice que les dejó 30.000 euros. Hay quien dice que fueron 50.000. Casi todos coinciden en que las hermanas le prometieron devolverle 60.000. Sea como fuere, Dilawar les dejó el dinero en el año 2022. Y durante un tiempo estuvo residiendo con ellos, con los tres hermanos, que le alquilaron una habitación en su casa de la Travesía del Calvario, la misma que da nombre a la operación policial que aún investiga los hechos.
Dilawar, que en mayo cumplirá 43 años, se empezó a enfadar a principios del año pasado. Fue en enero cuando agredió por primera vez a Amalia. Era ella la que manejaba las cuentas en la familia y la que le pidió el dinero para poder cobrar la herencia del presunto novio de su hermana, que habría muerto en Afganistán y les había legado 7 millones de euros. Pero el 10 de enero, Dilawar se cansó y le pegó un bofetón a la mujer. Ella avisó a la policía, pero no presentó denuncia.
Condena
Fue en febrero cuando la cosa se empezó a complicar. A las 9:45 de la mañana del 24 de febrero, Dilawar esperó a que Amelia regresase a casa, porque había salido a hacer unas gestiones. Cuando la mujer regresó, el hombre «golpeó a Amelia al menos 3 veces en la cabeza con un martillo que llevaba en la mano, haciéndola caer al suelo, donde le propinó una patada», explica la sentencia judicial a la que ha tenido acceso El Periódico de España, del Grupo Prensa Ibérica.
En aquella ocasión, las hermanas sí que presentaron denuncia. Dilawar fue encarcelado. El condenado pasó en total siete meses en la cárcel madrileña de Estremera, según han indicado fuentes penitenciarias. Su excarcelación se produjo el pasado 12 de septiembre, el mismo día que se celebró la vista oral. Por sentencia de conformidad fue condenado a dos años de prisión, y dado que no tenía antecedentes penales, fue puesto en libertad.
Ahí parecía haber acabado la historia. Pero Dilawar decidió vengarse. Y los tres hermanos lo sabían. Temían que el pakistaní pudiera volver a reclamar su dinero. Por ello se hicieron con una pistola de fogueo, que fue hallada por los investigadores durante la inspección de la casa. Y estaban en lo cierto, porque Dilawar no olvidaba. Por no poder cobrar, decidió vengarse y matar a los Gutiérrez Ayuso.
Dilawar se entregó pasada la medianoche a la Guardia Civil, tal y como han confirmado desde el Instituto Armado. La investigación sigue su cauce y existen contradicciones en el testimonio del pakistaní. Pero fue él, voluntariamente, quien decidió entregarse y confesar el triple crimen. Él todavía tenía llaves de acceso a la vivienda, de cuando estuvo ocupando una habitación como inquilino, Esa sería la explicación al hecho de que los cadáveres de los hermanos fueron hallados apilados parcialmente calcinados, pero con la puerta de la casa echada.
Ahora, el pakistaní se encuentra en el acuartelamiento de la Guadia Civil de Rivas, a espera de ser enviado a prisión. Se cierra así, salvo sorpresa, el círculo. Dilawar, no obstante, se había convertido en el único sospechoso de esta trama que ha tenido en vilo al país durante una semana.