Pocas personas son indispensables. Se dice que nadie es insustituible, pero no es cierto. Hay personas que cuando están todo es mejor, más dulce, con más luz. Y Mariona Caldentey hace mejor a este Barça lleno de estrellas y nombres propios. Sin ella, el conjunto culé pierde centelleo. La balear es de esas jugadoras que no necesita mirar el balón. Siempre con la vista arriba, con los ojos puestos en el siguiente pase. Su talante discreto la hace pasar a veces desapercibida fuera del césped. No aparece en lista de premios ni reconocimientos (por la ceguera de las instituciones), pero, cuando se pone las botas y la zamarra culé una sonrisa pícara toma el relevo.
Y, como culé de cuna, hay pocos rivales que Mariona prefiera golear más que al Real Madrid. El equipo blanco, desde su creación, ha intentado mirarle de tú a tú a un Barça que lleva años ostentando la corona mundial del fútbol. Sin embargo, no ha conseguido ni hacerle cosquillas a un conjunto azulgrana que se ha llevado todos los clásicos disputados hasta la fecha (13 de 13). Y la semifinal de la Supercopa de España (4-0) no iba a ser una excepción. Si ya de por sí hay una electricidad única para estos partidos, si hay un título por medio, el Barça saca las garras.
Mariona Caldentey se acomodaba la diadema en el pelo mientras esperaba el saque de inicio. Lejos del balón, pegada a la banda, no lo perdía de vista. Allí hizo maravillas, condujo, atacó y amedrentó a las blancas en cada intento de disputarle el balón. Es suyo, siempre pegado a sus botas.
Dominio absoluto
El Barça salió intenso, con la autoridad que suele pisar el verde y al Madrid le volvieron a aparecer sus peores pesadillas sobre el césped del estadio Butarque. Las culés salieron con hambre de goles y de fútbol. Impusieron su ley desde los primeros compases y se plantaron en el área blanca antes del minuto de partido. Desde ahí las acciones se sumaron por ocasiones, ante un Madrid incapaz de salir de campo propio y progresar.
Las azulgranas aprovecharon esa frustración para empequeñecer al conjunto de Alberto Toril, que vio impasible cómo Mariona reventaba el balón tras un mal rechace de Misa y sumaba el primer tanto culé. En medio del área pequeña, perfilada y con la mirada levantada. Porque Mariona siempre está. El talento de esta futbolista es inexplicable y pocas veces reconocido. La balear se hace notar en cada uno de los partidos, siempre regalando destellos de su talento, nunca como adorno.
Por delante en el marcador, el Barça cogió carrerilla y Salma Paralluelo recogió el balón con el exterior del pie izquierdo después de caracolear para superar a Ivana Andrés. Con un golpe seco y directo, el esférico superó Misa, quien con incredulidad miraba a sus compañeras y exigía más contundencia y compromiso.
El Barça siguió bailando con su música. Un ritmo que se rompió cuando desde la sala VAR, que se estrena en esta competición para esta edición, llamaron a la colegiada Marta de Hazas para revisar una acción donde Ivana Andrés derribó a Mariona dentro del área. Un penalti riguroso que la árbitra decidió señalar. Mientras sus compañeras protestaban, Misa fue corriendo a por su toalla. Allí tenía apuntado cómo y dónde tiran los penaltis cada una de las jugadoras culé. Además de conocer a la mayoría a la perfección por coincidir en la selección, una ayuda nunca viene mal.
Mientras tanto, Mariona esperaba con los brazos en jarra con el balón ya colocado a los once metros. Cuando dio permiso la colegiada, la balear no le iba a dar ni la opción a oler el balón. Con un tiro potente y a media altura, engañó a la guardameta blanca. Con los brazos abiertos y su sonrisa contagiosa, corría por la banda hasta abrazarse con sus compañeras. El Barça sumaba el tercero en un clásico que volvió a ratificar el dominio incontestable de las culés.
Si Mariona fue la protagonista indiscutible del clásico, Salma Paralluelo formó con ella una dupla letal ante el Real Madrid. La extremo volvió a superar a Misa, casi por error. Tras un centro exquisito de Caroline Graham Hansen, Salma se encontró con el balón en los pies. Se trastabilló y como pudo acabó empujándolo al fondo de la red.
Otra final para el Barça. Esta vez será el Levante el rival el próximo sábado (20 h.) en la primera oportunidad para levantar el primer título del año. Esta temporada, el Barça quiere conseguir lo nunca hecho: ganar todos los títulos posibles. Y esto pasa por llevarse la Supercopa de España en pocos días.
Ficha técnica:
4 – Barcelona: Cata Coll; Bronze, Paredes (Martina, min.64), Engen, Batlle; Walsh, Guijarro, Bonmatí (Vicky, min.79); Graham Hansen (Brugts, min.74), Paralluelo (Oshoala, min.64) y Caldentey (Pina, min.64).
0 – Real Madrid: Misa; Oihane, Ivana, Kathellen, Carmona (Svava, min.74); Freja Siri, Toletti (Raso, min.83), Zornoza (Oroz, min.64); Caicedo (Moller, min.46), Athenea y Feller (Olaya, min.83).
Goles: 1-0, min.12: Caldentey. 2-0, min.15: Paralluelo. 3-0, min.39: Caldentey. 4-0, min.52: Paralluelo.
Árbitro: Marta Huerta de Aza (colegio tinerfeño). Sin amonestaciones.
Incidencias: Encuentro de semifinales de la Supercopa de España femenina de fútbol disputado en el estadio de Butarque ante unos 7.000 espectadores. En la previa los dos equipos y el conjunto arbitral posaron con una pancarta con el lema #Hazteárbitra.