Para entender cómo se ha llegado a la declaración de guerra interna del presidente de Ecuador, Daniel Noboa, debemos antes comprender la situación en el país. Ecuador es un país que atraviesa una fuerte crisis económica, con una alta corrupción y donde la extrema pobreza y la pobreza ha crecido enormemente estos últimos años. Además, al no tener moneda propia, sino dólares estadounidenses, se ha convertido en un lugar predilecto para diferentes mafias internacionales, pues a través del país cruzan diferentes rutas del narcotráfico que van desde Colombia a Guayas, y de allí rumbo a México, Guatemala, Nicaragua o Costa Rica. También a Europa a través del Canal de Panamá. El uso de dólares como moneda nacional permite además que el país sea un lugar ideal para blanquear todo el capital necesario

En este contexto, nos encontramos con diferentes bandas criminales que tienen especial relevancia, entre los que están Los Choneros, vinculados al Cártel de Sinaloa, o Los Lobos. Vinculado a Los Choneros se encuentra su líder, Fito, quien se fugó de la cárcel durante una revisión médica, intercambiándose por otra persona. Esta situación se ha sumado a un levantamiento en casi diez cárceles de todo el país, que han pasado a estar controladas por las diferentes bandas. Junto con la fuga de Fito, el asalto a una televisión de Guayaquil y su retransmisión en directo fueron la gota que colmó el vaso. 

Si el presidente Noboa había llevado días antes una serie de preguntas a la Corte Constitucional para revisar si era legal reformar la ley para hacerla más restrictiva y punitiva contra el crimen organizado, que levantó debate público, el asalto televisivo, como también a un campus universitario y diferentes instalaciones públicas le hicieron dar un paso, y es el de denominar conflicto armado interno la situación, y desplegar a las Fuerzas Armadas y a la Policía Nacional en todo territorio nacional, sumado a declarar organización terrorista a los grupos del crimen organizado transnacional. Es decir, declaró la guerra al narcotráfico.

La Asamblea Nacional de Ecuador le dio apoyo unánime al presidente para seguir con su guerra, y dándole amparo legislativo. China, Estados Unidos, Canadá, Perú, Israel y Argentina ya se han pronunciado a favor de Noboa, y se está trabajando para que Ecuador reciba financiación y asistencia internacional en materia de seguridad, según dijo el propio presidente en una entrevista.

La búsqueda del apoyo institucional de la Asamblea Nacional, anunciar que se aplicarán las leyes de guerra y el derecho internacional, es el punto de diferencia entre Ecuador y El Salvador

Ya han surgido las comparaciones con el presidente Nayib Bukele, presidente de El Salvador, y quien en su lucha contra las maras ha cometido diferentes vulneraciones de derechos y libertades. No solamente contra los delincuentes y criminales, sino por la arbitrariedad de sus acciones que han afectado a parte de la oposición democrática. Erróneas comparaciones porque el modelo de Noboa no se parece al del presidente salvadoreño. La búsqueda del apoyo institucional de la Asamblea Nacional, anunciar en todo momento que se aplicarán las leyes de guerra y el derecho internacional, es el punto de diferencia entre Ecuador y El Salvador. Mientras el salvadoreño siempre tuvo una pulsión presidencialista con un fuerte carácter autoritario, en el caso de Noboa no es así.

A nivel político interno tampoco se parece un caso al otro. El apoyo del líder izquierdista y expresidente Rafael Correa a las medidas anunciadas por el presidente Noboa también marca la diferencia con El Salvador, pues existe unanimidad de acción detrás del presidente desde la izquierda a la derecha, desde el anuncio presidencial de declarar organización terrorista a los diferentes clanes y bandas criminales. Así pues, no debemos utilizar los mismos criterios para analizar ambos casos, sino siendo analistas del contexto de cada país. 

La propia consigna promovida por la Presidencia del Ecuador de establecer el 10 de enero #10E, día de la proclama presidencial contra los grupos del crimen organizado como organizaciones terroristas y del reconocimiento de la guerra interna, como punto de unión de todos los ecuatorianos detrás de la bandera nacional, es de especial interés. Y especialmente seguida en redes sociales. La lucha contra el terrorismo se ha convertido en el inicio de un nuevo renacer nacional. Recordemos que hace unos años Ecuador era uno de los países más seguros de América Latina, y también uno donde más inversiones extranjeras había.

Esta situación lo había convertido en un punto turístico importante, y al mismo tiempo también industrial pues el país salía de una crisis económica profunda y necesitaba inversiones a gran escala. La degeneración del Estado en algunos aspectos como consecuencia de la impunidad y la corrupción ha llegado a su fin, e incluso todos aquellos que colaboren con los grupos criminales, ahora terroristas, serán también tratados como cómplices y cooperantes de estos.

Hay una sentencia de uno de los próceres de Ecuador, libertador de Guayaquil, José Joaquín de Olmedo, que decía que un buen gobierno es aquel donde buenas leyes hacen felices a buenos ciudadanos. Y Noboa debe recordarlo si quiere mantener el apoyo social durante su cruenta guerra, que será larga porque hay muchos intereses criminales en el país, pero puede dar un nuevo renacer porque hay interés internacional en que derrote a los criminales. Los ecuatorianos lo saben, pero también tienen experiencias de autocracias y dictaduras, de eternos estados de excepción, y quien lo ha hecho siempre ha acabado mal. Tendremos que estar atentos a Ecuador, pues los caminos de la droga repercuten directamente a Europa, desde Países Bajos hasta España. 


Guillem Pursals es doctorando en Derecho, máster en Seguridad, especialista en conflictos, seguridad pública y Teoría del Estado.

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