Dos primas hermanas de segundo y tercero de ESO ríen y comparte confidencias en un aparte adolescente tras la comida familiar de Sant Esteve.Sentadas en un extremo de una larga mesa,con una caja de ‘neules’ en una mano de uñas extralargas y el móvil en la otra. Todo de lo más común. La alarma salta cuando una de las ‘tietes’ que quiere acercarse a sus sobrinas se da cuenta de que gran parte de la conversación entre ellas se produce en castellano. Dos niñas criadas en entornos catalanohablantes, que han hablado durante toda su infancia entre ellas en catalán -lengua materna de ambas-, están hablando ahora entre ellas en castellano, algo que, si se les pregunta, se les antoja «lo normal».
La escena de adolescentes catalanohablantes, algunos de ellos hermanos y primos, hablando entre ellos en castellano es cada vez más habitual
La escena descrita -curso arriba, curso abajo y quien dice Sant Esteve dice Navidad o cualquier otro día del año- resultará (tristemente) familiar a más de uno. Se da no solo entre amigos, sino también entre primos e incluso hermanos. Según revela la Encuesta a la juventud de Catalunya (EJC) 2022, presentada la semana pasada y elaborada por el Observatorio Catalán de la Juventud, del Departament de Drets Socials, solo el 25,1% de los jóvenes de entre 15 y 34 años tiene el catalán como lengua habitual [en 2007, la cifra era del 43,1%]; y hay un 14,1% de jóvenes en la misma franja de edad que han hecho del castellano su lengua de uso habitual aunque esta no sea su lengua materna.
Este fenómeno eclosiona durante la adolescencia, con el paso de la escuela al instituto, que normalmente, y hasta que la cosa cambie, va acompañado del acceso al primer móvil y con él, a las redes sociales, donde el castellano es el rey.
El fenómeno del predominio del castellano eclosiona con el paso de la escuela primaria al instituto, azuzado por la falta de referentes en catalán
Verlo para creerlo
«Había leído varias experiencias similares en Twitter y pensaba que igual no era para tanto. No he sido consciente del asunto hasta que mi hija mayor ha llegado al instituto«, explica una madre de una cría de 12 años recién cumplidos, con móvil desde hace dos meses. «Es una niña que se ha relacionado siempre en catalán en su casa, con sus primos, con sus tíos, con sus abuelos, con sus amigos de la escuela… y llega el instituto, llega el móvil, llega el WhatsApp -por el momento, su única red social- y todas las publicaciones de su ‘estado’ son en castellano, todos los audios que manda a los grupos de su clase son en castellano…», relata esta madre barcelonesa, quien asegura que no quiere ponerse «muy dura» con el tema, consciente de que la niña está en una edad en la que quiere hacer lo contrario a lo que ella le diga.
Solo el 25,1% de jóvenes tiene el catalán como lengua habitual y hay un 14,1% que han hecho del castellano su lengua de uso habitual pese a ser catalanohablantes
Profesora de catalán de adolescentes, Ester Pinter, de origen valenciano ymadre de una niña barcelonesa de la misma edad, se encuentra en una situación casi idéntica y es consciente de que sus hijas no son casos aislados. «El otro día, en clase [en un instituto en Montigalà (Badalona)], estábamos leyendo en voz alta ‘Mentida’ y llegó un fragmento que reproduce una conversación de Whatsapp y el chico al que le tocaba leer levantó la mirada y dijo, ‘¿pero quién escribe en Whatsapp en catalán?‘», cuenta.
«Es lo que hay, mamá»
«Si les damos mucho la brasa con la importancia del catalán puede ser contraproducente«, señala la primera madre, como Pinter, también profesora de catalán y «militante por la lengua», quien no puede evitar hacerle algunas reflexiones a su hija. «Le pregunto por qué lo hace y ella se ríe, viene a ser un ‘es lo que hay, mamá‘», narra la mujer, quien ha llegado a la conclusión de que se trata de la presión del grupo. «Lo más importante para un adolescente es no salirse de la norma, y la norma es hablar en castellano», zanja.
Llega el instituto, llega el móvil, y una niña que siempre se ha relacionado con todos sus círculos en catalán empieza a hacer todas sus ‘publicaciones’ en castellano
Confirma la intuición de estas dos madres de adolescentes la filóloga y sociolingüista Marina Massaguer, experta en políticas lingüísticas, quien recuerda que hay estudios que confirman que si en el patio de una escuela hay menos de un 30% de niños catalanohablantes es como si el catalán no existiera, porque «suele imponerse la ‘lengua franca’, que es el castellano«.
No reconocerse
Con el salto de la escuela al instituto, además, puede darse la situación de que niños catalanohablantes se conozcan hablando en castellano porque lo interpretan como la lengua del grupo. «A veces sucede que los propios catalanohablantes no se reconocen entre ellos porque todos se han pasado al castellano», puntualiza la sociolingüista. «Es un fenómeno que pasaba hace años en el País Valencià; y cuando tú has consolidado una relación en castellano, cuesta mucho cambiar de lengua», apunta.
A ojos de Massaguer, es clave establecer relaciones entre iguales en catalán. «Esto es algo que durante un tiempo funcionó; espacios de socialización donde el catalán era la lengua ‘no marcada’; pero hoy por hoy, para muchos adolescentes, el catalán se puede interpretar como una lengua connotada, que da demasiada información sobre uno en un momento en el que se quiere ser uno más», lamenta. El concepto «lengua no marcada» alude a la lengua que sirve para pasar desapercibido, máxima aspiración de un adolescente.
«Hoy para muchos adolescentes, el catalán es una lengua connotada, que da demasiada información sobre uno cuando lo que se quiere es ser uno más»
Y cuando tienes 13 años lo último que quieres es ser el raro de la clase; así que buena parte de los chavales lo que hacen es adaptarse a la lengua ‘normal’, la «no marcada». Es por ello que Massaguer insiste en que es clave crear más ámbitos de socialización en los que el catalán sea la lengua «no marcada», que permitan practicarlo entre iguales.
En ese sentido, la filóloga señala la gran relevancia de las actividades extraescolares. «Es necesario un trabajo de concienciación entre los líderes y los referentes en la vida cotidiana, en los clubs deportivos«, ejemplifica señalando que en el País Vasco ha habido experiencias exitosas en ese sentido para fomentar el uso del euskera.
Los adolescentes asocian el catalán a los ámbitos formales; ser ‘bro’ es más difícil en catalán por la falta de referentes
El factor ‘pertenencia al grupo’ es determinante, pero la lista de elementos que llevan a arrinconar el uso del catalán entre los jóvenes (y no solo) es larga. Hay una cuestión muy habitual sobre todo entre los jóvenes quees que la lengua es muy híbrida. Van cambiando del catalán al castellano. Cuando hablan en catalán entre ellos, introducen muchas frases en castellano, y»este tipo de hibridación también se produce mucho más entre los catalanohablantes, que pueden introducir toda una frase en castellano en medio de la conversación», describe Massaguer, quien apunta el peligro de que el catalán acabe relegado a los usos domésticos; a ser «la lengua de casa», mientras el castellano es la de los amigos, la de salir, la de pasárselo bien, la de los ‘influencers’…
Para que eso no pase -o no pase más-, lo sociolingüista insiste en que es imprescindible volver a tener referentes en catalán; algo que empezó a pasar con el ‘talent show’ Eufòria, por ejemplo, «pero vamos 20 años tarde» [los años que tiene la primera edición de OT], bromea Massaguer, quien subraya que la creación de referentes tiene que darse en todas las escalas, desde el ‘cau’ a las redes sociales o el mundo de la música (gracias, The Tyets).
«Existe el peligro de que el catalán acabe relegado a los usos domésticos y el castellano sea la lengua de salir, la de pasárselo bien, la de los ‘influencers’…»
«Nos ha pasado la globalización por encima; durante años hemos seguido haciendo políticas más propias de los 90, cuando los cambios demográficos, políticos, económicos, audiovisuales exigían políticas para los nuevos tiempos«, reflexiona la sociolingüista, recordando el gran error que fue en su día cerrar el canal infantil y juvenil de TV-3.
Los expertos consideran urgente crear referentes en catalán para que los jóvenes vean esta lengua como ‘no marcada’
En los últimos tiempos, prosigue, la situación ha empezado a cambiar. La programación en catalán para los más pequeños ha vuelto a la televisión catalana, con programas tanto para niños y niñas (el SX3 y las aventuras de Titó) como para adolescentes (el X3 y los Ràndom y los Beta), en una estrategia, además, pensada también para tener presencia en plataformas y redes más allá de la televisión del salón como exigen los tiempos, pero «pasarán años hasta que se hagan visibles sus frutos», concluye la experta poniendo sobre la mesa un último modelo de referente que se necesitaría impulsar: el de ‘malote’ (importantísimo cuando se va al instituto).
«Ser ‘bro’ en catalán es más difícil por la falta de referentes. Los chavales asocian el catalán a los ámbitos formales, al colegio… algo que ya pasaba en a finales del siglo XX, cuando hablar en catalán era de niños buenos«, concluye Massaguer. En ese flanco, el de buscar ídolos ‘alternativos’, Pinter apunta lo bien que funcionan los talleres de rap en los institutos, ojalá la semilla de muchas futuras Mushkaas (a sus 18 años, la gran promesa de la escena urbana catalana, que logra que multitud de adolescentes coreen sus canciones de reguetón en la lengua de Rodoreda para emoción de sus padres).