Con la llegada de los Reyes Magos, son muchos los compostelanos que se lanzan a las panaderías para conseguir el dulce tradicional de Reyes, el conocido roscón. Se deja así atrás a los típicos dulces de Navidad como turrones, polvorones o mazapanes que han estado acompañado a las mesas familiares durante las últimas semanas.
El roscón de Reyes lleva años siendo el protagonista de largas colas durante el día 5 y la mañana del 6. Además, lleva aparejado un profundo debate sobre si el que está mejor es el tradicional o si por el contrario están más ricos los roscones rellenos de nata, crema o trufa. Despúes, ya más a modo de complemento, se puede elegir el adorno con rodajas de fruta escarchada confitada, con chocolates o incluso trufas.
En Santiago la elección está clara. Desde siempre el roscón más elegido es el tradicional. Así lo aseguran en conversación con EL CORREO tres responsables de reconocidas panaderías en la capital gallega.
“La gente opta por el tradicional, y en segundo lugar se sitúa el relleno de nata”, comenta Benigno Cervela, dueño de la Panadería Cervela, situada en la Avenida de Vilagarcía.
Benigno recuerda que dos décadas atrás no existía el roscón en Galicia y por esta fecha festiva no había ningún postre especial, más allá de las tartas y pasteles. Lo que sí existe desde siempre es el roscón de Pascua, “que es muy similar”.
Sobre la elaboración, asegura que es un proceso largo. “Hacer uno puede llevar hasta seis horas”, asegura. Hay varios pasos a seguir: el amasado, el peso, la división en piezas individuales, la fermentación, la formación de la rosca con la colocación del papel y, por último, ya va el huevo, el azúcar y las frutas.
A la espera de lo que pueda vender durante la mañana de este sábado, que suele ser el momento de mayor movimiento, Cervela pronostica que podrán rondar unos 2.000 roscones, una cifra similar a la de años anteriores.
En general, valora la campaña de Navidad como positiva, “tras haber trabajado bien”. Ya en la semana de Nochebuena la panadería vendió un número alto de panettones, turrones y pan de jamón, este último muy demandado por los venezolanos que en la actualidad residen en Santiago.
En el caso de la panadería OCornecho, en la rúa Galeras, los roscones de Reyes son todos trenzados y en la mañana de este viernes tan sólo había vendido cuatro rellenos.
“Llevo 47 años en este sector y siempre lo que más he vendido es el roscón tradicional”, asegura Manuel Hombre, que desde hace siete años regenta junto a su hijo Álvaro la panadería O Cornecho.
Asegura que se están vendiendo “bastante bien” sin atreverse a decir una cifra final, y esperando a los que pudieran repartirse a última hora.
Habla de que en la actualidad a oferta disponible es más amplia, si bien no son lo mismo. “La gente va a grandes superficies porque son más baratos, pero está claro que las materias primas no van a ser las mismas”, relata.
Hombre habla de una duración de unas tres horas para tener listo un roscón, gracias a que cuentan con una cámara de fermentación.
El hecho de que apenas haya demanda de los roscones con relleno hace que haya negocios que opten por elaborar exclusivamente el de toda la vida. Es el caso de la Panadería Moure, en O Castiñeiriño. En su caso, sólo cuecen durante la madrugada del día 6. “Pedidos hay bastantes pero a mayores tenemos que hacer más porque siempre hay quien viene sin encargo”, relata Begoña Carril, mujer del propietario, quien destaca que son de las pocas panaderías que todavía conservan y utilizan el horno tradicional de leña.
Lo que compartirán todos los roscones serán el haba y las figuras. Al compostelano que le toque el haba tendrá que pagar, según dice el refrán.