Salvados por la campana, pero año nuevo y mismos errores. Lejos de la reacción esperada tras el triunfo sobre la bocina frente al Almería, el Barça vivió un baño de realidad contra Las Palmas, pero logró evitar el naufragio. Los locales no eran mejores que los culés, pero fueron superiores en intensidad, ganas, ritmo e ideas. Todo ello se igualó en el segundo tiempo y la calidad y suerte dieron los tres puntos a los catalanes. Una hora menos en Canarias, pero los Reyes Magos llegaron un día antes para anticipar el regalo a los blaugrana.
Las Palmas se adelantó con un gol del exculé Munir y dejaron noqueados a los de Xavi. El equipo se rehizo en el segundo tiempo con un gol afortunado de Ferran Torres y certificaron la remontada con un tanto de penalti de Gündogan en el tiempo de añadido. A pesar de estar ‘vivo’ en cuatro competiciones, el Barça no puede aspirar a nada si sigue jugando igual. El margen de mejora es extremadamente amplio, pero el tiempo avanza y ya se encuentran en el ecuador de la temporada.
“Jugarán los que estén mejor, los que den todo en el campo”, dijo Xavi Hernández al finalizar la anterior jornada frente al Almería. Dos claros señalados respecto al último partido del 2023: Christensen y Joao Félix. Ambos fueron sustituidos en el descanso y este jueves arrancaron en el banquillo. Turno para Kounde en el eje de la zaga y para Ferran Torres en la delantera. También galones para el capitán Sergi Roberto, autor de dos goles ante al combinado andaluz.
Lejos del crudo invierno peninsular, el Barça se encontró en Las Palmas un ambiente primaveral de día que aún permitió a más de uno disfrutar del partido en manga corta. Seis temporadas después, ambos clubes volvían a verse las caras. La penúltima de ellas quizá les suene: fue el 1 d’octubre. El Barça decidió disputar aquel partido a puerta cerrada y los visitantes decidieron coserse una bandera española en el pecho de la camiseta para la ocasión.
La ley del ex
El partido empezó de la peor manera posible: un encontronazo entre Cancelo y Perrone en el área canaria dejó al blaugrana tocado y al equipo hundido. El lateral se probó, pero acabó siendo sustituido por Christensen y desplazando a Kounde al carril diestro.
En la siguiente jugada, los locales se adelantaron en el marcador para desatar el delirio de las 30.000 gargantas que se desplazaron al feudo canario. Pase filtrado de Sandro y Munir se coló entre los dos centrales para rematar de primeras ante un muy blando Iñaki Peña. Ambos lo celebraron. No era para menos. Y pudo ser peor para los culés, pero Sandro estrelló el balón en la base de la madera.
Sin mordiente
El Barça se fue al descanso sin rematar ni una sola vez a puerta. Algo que se está convirtiendo en habitual, pero inaceptable para un equipo de su entidad. Lo pudo haber hecho Sergi Roberto, pero en el dos contra uno optó por cederle un balón que fue interceptado por la defensa canaria a Ferran Torres.
Los de Xavi fueron extremadamente imprecisos en los pases, en los controles, en el posicionamiento -cayendo en fuera de juego y quedándose desnudos en defensa- y tampoco aprovecharon la avanzada línea defensiva de los de Pimi. Un estilo de juego que les debería haber beneficiado, a diferencia de los equipos que se encierran atrás; tal y como reconoció el técnico blaugrana en la rueda de prensa previa al partido. Pues nada.
Pero con suerte y debut
El guion del partido arrancó igual en el segundo tiempo, pero la fortuna le sonrió a los catalanes por -casi- primera vez esta temporada. Álvaro Valles, el mejor portero de LaLiga (menos goles encajados y mayor número de paradas) le adelantó el regalo de Reyes a Ferran Torres, que convirtió en gol un remate timidísimo.
Los culés le dieron la vuelta a las sensaciones del primer tiempo y dominaron durante los segundos 45 minutos. Sigue siendo indescifrable el motivo por el cual les cuesta tanto arrancar así desde un inicio.
A falta de un cuarto de hora para finalizar el encuentro, Xavi utilizó su comodín, haciendo debutar a Vitor Roque para tratar de certificar la remontada. El delantero estuvo muy activo, con motivación por tener un estreno de ensueño. Conectó y se encontró con Joao Félix, pero el brasileño no se vistió de héroe. Lo hizo Gündogan. Provocó un penalti en el tiempo de añadido y lo transformó para desatar el delirio culé y la rabia canaria.