Después de décadas de guerra y muerte intermitente, de disputas inacabadas y peleas interminables, de ofensivas relámpago y éxodos masivos, parecía que el conflicto por el Alto Karabaj entre Azerbaiyán y Armenia sería imposible de solucionar.
Pero la victoria militar azerbaiyana —impuesta a través de la fuerza bruta y de la huida forzada de los 100.000 armenios que quedaban en el Karabaj— a finales de septiembre de este año lo ha cambiado todo. Por primera vez en 30 años, en los que el conflicto ha vivido congelado desde 1994 a excepción de dos meses en 2020 y este otoño, la paz entre estos dos pequeños vecinos del Cáucaso sur parece estar más cerca que nunca. Según el acuerdo al que llegaron ambos países, este 1 de enero la autoproclamada república del Alto Karabaj dejará de existir.
«Los dos lados estamos de acuerdo en aprovechar una oportunidad histórica en llegar a una paz esperada en la región. Reafirmamos nuestra intención de normalizar nuestras relaciones, y de alcanzar un acuerdo de paz en base al respeto a los principios internacionales de soberanía e integridad territorial«, rezaba un comunicado conjunto entre Ereván y Bakú —el primero de la historia— publicado a principios de diciembre.
A través de este comunicado conjunto, además, Armenia dio su apoyo a Azerbaiyán para que Bakú sea la próxima sede el año que viene de la cumbre internacional del clima, la COP29. Ambos países también pactaron el intercambio de dos prisioneros azerbaiyanos en Armenia por 32 armenios en Azerbaiyán. «Continuaremos nuestras discusiones sobre la implementación de más medidas que generen más confianza mutua, y llamamos a la comunidad internacional a apoyar este esfuerzo», continuaba el comunicado conjunto.
Sin embargo, no todo es tan sencillo. Tanto la Unión Europea (UE) como Estados Unidos y Rusia han intentado ejercer de mediadores entre Bakú y Ereván, con la organización de varias reuniones entre el primer ministro armenio, Nikol Pashinyán, y el presidente azerbiayano, Ilham Aliyev. Aliyev siempre ha desechado los esfuerzos occidentales.
«Lo más interesante de este comunicado conjunto es que es peligrosamente incompleto. Hay aún muchos soldados y civiles detenidos, además de antiguos oficiales del Alto Karabaj que están aún bajo custodia en Azerbaiyán. También es bastante insuficiente en términos del boicot azerbaiyano a los últimos cuatro encuentros diplomáticos que tenían que ocurrir en Washington, Bruselas y Granada. Sin embargo, sí que espero que las negociaciones bilaterales para llegar a un acuerdo de paz empiecen pronto», asegura Richard Giragosian, director del Centro de Estudios Regionales, un think tank en Ereván.
Fecha electoral
El motivo de este retorno a las conversaciones, asegura Giragosian, es la prisa electoral de Aliyev, que convocó elecciones presidenciales anticipadas en Azerbaiyán para febrero de 2024. Aliyev, que domina su país desde 2003 —cuando sustituyó a su padre, Haydar Aliyev—, tiene la reelección más que asegurada. Pero según el experto, un acuerdo de paz casi terminado puede entregarle un fuerte empujón electoral.
«Sé de buenas fuentes que el 80% del borrador del texto del acuerdo de paz ya ha sido acordado. El 20% que falta es sobre la liberación de todos los armenios que aún están bajo custodia azerí, la delineación fronteriza y la retirada de las fuerzas armadas de Azerbaiyán dentro de territorio armenio», explica Giragosian, en referencia al pequeño territorio dentro de Armenia en la región de Syunik que, en la actualidad, está bajo control del Ejército azerbaiyano. «Pero la parte más difícil ya está negociada», asegura el experto.
Otros, sin embargo, no son tan optimistas. «Bakú, al convocar las elecciones anticipadas en febrero, está posponiendo o directamente evitando la firma del acuerdo de paz», aseguraba a principios de diciembre en una entrevista en el medio ‘Azad soz‘ el académico azerbaiyano y antiguo preso político Arif Yunus, que continuaba: «Aliyev puede sufrir daños reputacionales una vez el texto del acuerdo sea público. Así que, para el presidente azerbaiyano, podría resultar más difícil manipular su victoria electoral en caso de llegar a un acuerdo antes de los comicios».
A pesar de todo, el acuerdo de paz entre Armenia y Azerbaiyán está más cerca que nunca: estas dos naciones, en conflicto desde 1991 —aunque la disputa por el Karabaj empezó antes de la creación de la Unión Soviética— están a punto de, por fin, enterrar las hachas.