«El acto de hoy es histórico». Con estas palabras se ha referido el abogado de la Embajada Libia en España Emilio Ramírez a la entrega a las autoridades del país norteafricano del primer botín de arte antiguo incautado en España en una operación contra la financiación del terrorismo del Estado Islámico. Se trata de doce piezas de gran valor, ocho mosaicos y hasta cuatro cabezas y torsos griegos y romanos del expolio de antiguas Albaida, Apolonia y Cirene que fueron incautados en 2018 en Barcelona, en una actuación que aún se sigue investigando por parte del juez Manuel García Castellón en la Audiencia Nacional.

El acto de entrega de las piezas se ha oficializado este viernes en un hotel madrileño, con presencia del embajador Libio en nuestro país, Walid Abu Abdula y representantes de los ministerios de Cultura y Asuntos Exteriores. La entrega tiene carácter provisional, en espera de la conclusión del procedimiento judicial, por lo que las obras permanecerán de momento en la embajada con sede en España.

 Todas las obras de arte proceden, según ha acreditado la investigación judicial, de zonas de Libia estuvieron controladas por los islamistas entre 2011 y 2016, y su destino sería la venta en el mercado negro del arte para sufragar las actividades del grupo terrorista islamista. Fueron encontradas en 2018 y recientemente el Juzgado Central de Instrucción número 6 acordó su entrega provisional a las autoridades libias.

Según ha explicado el abogado, la investigación judicial, mediante comisión rogatoria al país del norte de África, y en la que ha colaborado activamente tanto la Fiscalía de aquel país como el personal de la Embajada, ha podido acreditar «de forma indubitada» el origen de las piezas, que tienen más de 2.000 años y un gran valor histórico y artístico.

Obras incautadas al Daesh en una operación antiterrorista que son devueltas a Libia. Cristina Gallardo


Escondidas a los islamistas

Entre las pruebas practicadas, la testifical de ciudadanos libaneses que fueron obligados por los terroristas a desenterrar las piezas que ellos habían previamente ocultado para evitar su expolio, según ha manifestado Ramírez. «Algunas otras piezas de arte expoliado a Libia han sido devueltas cuando han sido intervenidas en Estados Unidos y el resto de Europa, pero nunca una cantidad tan importante como la que hoy nos ocupa ni por número ni por el valor de las piezas en sí», ha añadido.

En el acto también ha participado el director general de Museos y Arqueología de Libia, Mohamed Alfaloos, que ha hablado de la importancia que tuvo en su momento la polis de Cirene, de donde proceden alguna de sus obras. Ha lamentado que las antiguas colonias griegas se hayan convertido en «mercado abierto para los traficantes de arte», un mercado ilegal que comparó con el comercio ilícito de droga. Igualmente ha intervenido para explicar la importancia de las obras el arqueólogo Walda Hayed, que ha aludido a la necesaria «conciencia internacional» para la protección del arte.

Por su parte, el embajador libio ha expresado alegría por la recuperación de las obras y también su « tristeza por los desafíos a los que se enfrenta el patrimonio cultural» de su país, por lo que ha agradecido la actuación en este caso de las autoridades policiales y judiciales españolas. 

«Es la primera vez que se vincula venta de antigüedades con la financiación del terrorismo», ha destacado, para lo que ha sido muy importante la actuación de la Fiscalía General de Libia y su trabajo para acreditar la propiedad de las piezas.

Un anticuario y su marchante

Ello hizo que el Juzgado cuyo titular es García Castellón llegara al convencimiento de que las piezas incautadas en la denominada Operación Harmakis en la que se detuvo en 2018 a dos ciudadanos españoles, un anticuario y su marchante, imputados en delitos de financiación del terrorismo, receptación, falsedad documental y contrabando. La instrucción de la causa aún no ha concluido y desde 2018 se encuentran en libertad bajo fianza y con medidas cautelares para evitar su fuga.

Según informó en su día el Ministerio del Interior, el anticuario habría tejido desde 2014 una red de proveedores por todo el mundo que le permitía acceder a piezas arqueológicas de diversas civilizaciones antiguas, pero fue dos años más tarde cuando diversas irregularidades detectadas por la policía en los expedientes de importación hicieron sonar las alarmas. Se realizaron entonces registros en Barcelona capital y Argentona donde se hallaron las piezas hoy ya en manos de su verdadero propietario.