El Banco Central Europeo (BCE) considera que algunas partes del sector financiero no bancario, que incluye fondos de inversión y de pensiones y aseguradoras, presentan «importantes vulnerabilidades«, lo que pone de relieve la necesidad de reforzar su resiliencia desde una perspectiva macroprudencial para lo que propone someter a estas entidades a pruebas de estrés de liquidez.

El Informe de Estabilidad Financiera del BCE, liderado por el vicepresidente de la institución, Luis de Guindos, señala que las entidades del sector financiero no bancario «deberían estar sujetas a pruebas de estrés apropiadas» para evaluar el riesgo de liquidez ante llamadas de margen y garantía en escenarios adversos.

De tal modo, propone desarrollar directrices, mejores prácticas y recomendaciones para la ejecución de dichas pruebas de resistencia y subraya que las autoridades deberían tener un mandato claro para hacer un seguimiento de los resultados de las mismas y exigir medidas a las entidades supervisadas.

En opinión del BCE, al medir las necesidades de liquidez resultantes a nivel de entidad y en todo el sistema, las autoridades y las propias entidades estarían en mejores condiciones para evaluar la capacidad de cumplir con los requerimientos de márgenes y garantías en períodos de tensión.

Asimismo, la realización de tales pruebas de resistencia debería mejorar los datos disponibles a nivel de entidad, funcionar como un dispositivo disciplinario y ayudar a fortalecer las funciones de gestión de riesgos y la planificación de contingencias de las entidades, mientras que los resultados podrían utilizarse también en la calibración de otras medidas, como el nivel adecuado de reservas de liquidez y la diversificación de las fuentes de liquidez.

En este sentido, el banco central señala que un aspecto clave para mejorar la resiliencia del sector sería considerar restricciones de apalancamiento para diferentes tipos de entidades del sector financiero no bancario, incluyendo fijar límites de apalancamiento concretos y/o el uso de restricciones discrecionales para los tipos de entidades con exposiciones de riesgo similares.

Calibrar dichos límites requeriría una evaluación de los niveles apropiados de apalancamiento para las entidades teniendo en cuenta los modelos de negocio específicos, los beneficios económicos de dicho apalancamiento y el nivel de externalidades inducidas por el apalancamiento que el sistema financiero podría soportar, apunta el BCE, añadiendo que «las pruebas de estrés podrían ser informativas en este caso».

No obstante, la institución reconoce que las pruebas de resistencia pueden consumir muchos recursos, por lo que sostiene la importancia de considerar la proporcionalidad al establecer cualquier enfoque de la evaluación.

Otras medidas

«Dado el papel cada vez más importante que desempeña el sector de los intermediarios financieros no bancarios en la financiación de la economía real y sus interconexiones con el sistema bancario, es importante abordar las vulnerabilidades del sector para mejorar la estabilidad financiera y apoyar la política monetaria en el cumplimiento de sus objetivos», defiende el banco central.

De esta manera, al margen de la posibilidad de realizar pruebas de esfuerzo, el BCE también propone exigir a las entidades del sector financiero no bancario que cuenten con planes de contingencia y prácticas de gobernanza efectivas para gestionar los riesgos de liquidez derivados de llamadas de márgenes o garantías.

Esto podría incluir mejorar las prácticas de gestión de garantías y el acceso a líneas de crédito. También permitiría a las autoridades comprobar si los planes de contingencia son apropiados y calibrar medidas concretas de liquidez en consecuencia.

Los avances en esta área permitirían a las entidades evaluar y gestionar mejor sus riesgos de liquidez derivados de llamadas de márgenes y garantías, señala el BCE.

Asimismo, la institución apuesta por que las firmas de este sector mantengan niveles suficientes de activos líquidos de alta calidad o reservas de efectivo con el fin de mejorar directamente su capacidad para cumplir con grandes garantías y márgenes, mejorando así la resiliencia de todo el sistema.

Por otro lado, el BCE defiende que esta clase de entidades debería diversificar sus fuentes de liquidez, tanto entre clases de activos como dentro de ellas, y deberían evitar la concentración en un tipo particular de garantía, mientras que, por el lado de la financiación, deberían evitar una concentración excesiva de contrapartes en las líneas de crédito y repo.

«Exigir una diversificación de las fuentes de liquidez debería mejorar la resiliencia de las entidades en respuesta a shocks de liquidez generalizados», apunta.