La muerte de Ester sigue siendo una cuenta pendiente para Isidro y Sofía. Ambos sospechan que Crespo tuvo algo que ver y el policía no está dispuesto a parar hasta demostrarlo. Tras descubrir que varios empresarios estaban involucrados en la trama de las fiestas con menores, Julio parece ser uno de los implicados.
Intentando acercarse a Crespo para encontrar pruebas, Isidro fue a Los Berrocales para hacerse socio. Chimo, que ha pasado a ser la mano derecha de Julio, sabe bien que no debe dejar entrar a cualquiera y, aunque fue cordial con el policía, no le facilitó demasiada información.
“Sé a quién debo lealtad”, ha asegurado el joven, que tiene claro que Crespo es quien manda de verdad. El negocio está en una situación complicada y cualquier persona puede ponerlo en peligro. “Si vuelve por aquí, dile que su solicitud ha sido rechazada”, le ha dicho Crespo, tajante. El empresario sospecha de las intenciones de Isidro y no dejará que se meta en sus asuntos.