Tras año y medio de obras, el renovado Museo Histórico de València, donde se custodian los símbolos identitarios de la ciudad, como la Senyera, las llaves de la ciudad, el célebre plano de Tosca (1703) o la supuesta espada de Jaume I, abre hoy sus puertas tras una restauración y modernización que arrancó en la pasada legislatura y que ha costado 1,3 millones de euros. La intervención ha permitido ampliar la superficie del museo para poner en valor los fondos del Archivo Histórico de la Ciudad, catalogados Bienes de Interés Cultural.
La intervención ha incorporado una sala de recepción, audiovisuales interactivos en los que se superponen planos antiguos con fotos panorámicas (ortofotos) actuales, se ha mejorado la iluminación sustituyendo los obsoletos focos alógenos por tecnología LED (siempre de baja intensidad para no dañar las telas, pinturas y documentos antiguos que se exhiben) e instalado climatización, de la que hasta ahora carecía el espacio.
La alcaldesa, María José Catalá, ha dado por inaugurada hoy la renovación del museo. Le han acompañado el concejal de Cultura, José Luis Moreno, su antecesora, Gloria Tello, el director del museo, Javier Martí, y Daniel Nebot, Premio Nacional de Diseño, al que el anterior ayuntamiento le encargó la renovación del espacio en 2016. «Lo que hemos hecho ha sido ordenar la colección y darle un relato que hasta ahora no existía», ha explicado el diseñador.
El Museo Histórico creado en lo que fue la iglesia de la antigua Casa de la Enseñanza, donde se conserva la bóveda con pinturas de Vergara, se ha organizado en cuatro salas y ambientes que responden a cuatro ideas (Quienes somos, Dónde estamos, De dónde venimos y Nuestros recuerdos). El arquitecto Javier Goerlich lo remodeló en 1935 para exhibir los símbolos y divulgar la historia de la ciudad.
Nebot ha asegurado que «la ciudad necesita más museos» entre ellos uno de historia de la ciudad con un relato más amplio y objetivo. Sería interesante mostrar la València de antes de Jaume I apuntó el diseñador quien ha respetado en su intervención elementos como la claraboya, ahora cubierta con un cristal pisable, que se construyó en el museo para dejar ver el nivel inferior de nave de la iglesia, donde actualmente está la Sala Municipal de Exposiciones. En este sentido ha explicado que sería interesante traer piezas o colecciones, por ejemplo de indumentaria, del Museu d’Història de València, situado en la frontera con Mislata, para completar la exposición de este museo de los símbolos.