Tras los máximos históricos desorbitados registrados durante lo peor de la crisis energética, ahora los precios de la luz se hunden con cada vez más frecuencia y marcan nuevos récords, pero a la baja, por baratos. El mercado mayorista de la electricidad -en el que eléctricas y traders compran y venden la energía que se consumirá al día siguiente- lleva meses disparando el número de horas que marca precios de cero euros.

Este domingo el mercado eléctrico marcó 16 horas seguidas a cero euros. Y en lo que va de año este tipo de derrumbe total de la cotización se ha producido durante 85 horas en total y son cientos de horas las que se ha quedado por debajo de un euro. Una situación que se produce por el cada vez mayor peso en la producción de electricidad de las energías renovables -más baratas-, pero que suponen un problema grave para las propias empresas verdes porque con los precios de derribo no cubren los costes.

“Las renovables siempre hemos reivindicado nuestro papel como depresor de los precios. Siempre ha sido nuestro argumento para defender estas tecnologías. Pero los precios a cero euros no son una buena noticia. Están bien los precios bajos, pero tienen que cubrirse los costes de generación”, ha argumentado este lunes el director general de la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA Renovables), José María González Moya, en un encuentro con prensa.

De hecho, la producción de las energías renovables, según las estimaciones de APPA, permitió reducir el año pasado el precio del mercado eléctrico en 43,10 euros por MWh. Sin su aportación, el precio medio del mercado mayorista de electricidad hubiera sido de 210,62 euros/MWh en lugar de los 167,52 euros/MWh registrados. “Históricamente las renovables permiten un ahorro bajando los precios del mercado. Ahora se nos está convirtiendo en un problema. Si seguimos así, algunas tecnologías no conseguirán un nivel suficiente de rentabilidad”.

El mercado eléctrico, también conocido como pool, fija lo precios mediante un sistema marginalista, que hace que la última y más cara tecnología necesaria para cubrir la demanda marque el precio de todas las demás cada una de las horas del día. Algunas tecnologías de generación denominadas inframarginales (las renovables, la nuclear y la hidroeléctrica) entran en el mercado a precio cero, así que cuando la producción de estas energías es suficiente para cubrir todo el consumo previsto la cotización se queda en esos cero euros. Y eso es lo que ha venido sucediendo cada vez en más ocasiones durante el último año.

Riesgo de parón de inversión

Desde el sector de las renovables alerta del impacto en el negocio de esta canibalización de los precios eléctricos. Canibalización porque es la expansión de las renovables la que precisamente está haciendo, según advierten las compañías, que se ponga en peligro la rentabilidad de las plantas verdes -actuales y futuras- por la caída de los precios eléctricos y el que puede acabar frenando inversiones en nuevos desarrollos.

Si no se hace nada, el sector saltará por los aires. Este sector está acostumbrado a decisiones bruscas. Si la situación continúa, la inversión se ralentizará o desaparecerá. Será el próximo o al siguiente, pero llegará si no actuamos”, ha alertado González Moya. Desde APPA Renovables se reclama al Gobierno que, para evitar el temido colapso, se dé un impulso definitivo a la electrificación de la economía para aumentar la demanda (reduciendo el consumo de petróleo y gas), que se impulse el consumo eléctrico precisamente en las horas de mayor producción renovable, y que se incentive la expansión de las baterías de almacenamiento (para impedir que se tire energía en momentos de baja demanda y mucha producción).

“Vamos mal y tarde”

El peligro de parón de inversión pondría aún más difícil alcanzar los objetivos de expansión de las renovables fijados por el Gobierno para final de esta década. El borrador de nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) hasta 2030 enviado por el Ejecutivo a la Comisión Europea ha elevado su meta de penetración de las renovables del 42 al 48 en el uso final de la energía y el objetivo de producción renovable del 74 al 81% de toda la generación eléctrica.

Sin embargo, APPA advierte en su estudio del impacto macroeconómico de las energías renovables que esos objetivos son inalcanzables al ritmo de expansión actual y que se quedarían a final de la década en el 29,8% del uso final de la energía y en el 57,1% de la producción eléctrica si se mantiene la tendencia de despliegue actual.

“Vamos mal y tarde”, ha sentenciado el director general de APPA. El año pasado, que fue récord en implantación de nuevas plantas renovables y en el despliegue del autoconsumo, se instalaron en España algo menos de 9.000 megavatios (MW) de nueva potencia verde. Para conseguir los objetivos marcados por el Gobierno serían necesario implantar 11.000 MW nuevos cada año y de manera constante hasta 2030.

¿Más recortes y más ‘excepción ibérica’?

El Gobierno ha ido construyendo desde los inicios de la crisis energética un escudo de protección de los consumidores para paliar el impacto de la subida de los precios y muchas de las medidas expiran el próximo 31 de diciembre. La continuidad de algunas de esas medidas (la rebaja del IVA de luz y gas, la ampliación de los bonos sociales…) depende exclusivamente de la decisión del Ejecutivo español. En cambio, otras de las normas ahora vigentes, especialmente las que afectan directamente al funcionamiento de los mercados energéticos, sólo podrán prorrogarse con el permiso explícito de la Unión Europea, sólo si los Veintisiete acuerdan reformar y prolongar la parte del marco temporal de crisis por la guerra de Ucrania que expira a final de año.

España defiende abiertamente prorrogar el marco comunitario más allá de este año y, de hecho, apuesta por una prórroga duradera, “hasta cuando sea necesario” a la espera de la normalización de los mercados energéticos. Entre las medidas que ahora se aplican en España y que decaerían automáticamente si la UE no prolonga el actual marco de crisis se encuentran las que sirven evitar grandes subidas de la luz estableciendo topes de precio.

Por un lado, la aplicación de un precio máximo de 67 euros por megavatio hora (MWh) para los contratos de venta de electricidad generada por nucleares, hidroeléctricas y renovables para evitar beneficios excesivos aprovechando la crisis. Por otro, también figura la denominada excepción ibérica, el mecanismo que impone un límite al precio de gas que se utiliza para producir electricidad para bajar el precio final de la luz.

Desde el sector de las renovables se critica que se apliquen topes de precios, a su juicio, de manera arbitraria, y además se alerta del problema que representa para las empresas no saber aún, a dos meses vista, si las medidas continuarán vigentes. “No puede haber un grado de intervención arbitrario y subjetivo como para establecer minoraciones de costes a algunas tecnologías mientras no existe un suelo de precios para evitar caída de ingresos” cuando cae la cotización del mercado eléctrica, ha subrayado el presidente de APPA, Santiago Gómez. “Necesitamos certidumbre. Se puede discutir si debe aplicarse la excepción ibérica o la minoración de costes, pero no saber si van a mantenerse o no el lo peor que nos puede pasar. Las empresas no pueden diseñar sus estrategias”.

Impacto macroeconómico

Las renovables consolidaron su crecimiento en un año con récord de instalación de nuevas plantas, con 8.919 MW de nueva potencia, y en un contexto de altos precios en los mercados energéticos. Una combinación de variables que impulsó hasta los 19.484 millones de euros la aportación del sector renovable al Producto Interior Bruto (PIB), un 1,65% de la actividad económica, y hasta de 130.000 empleos -80.322 puestos directos y 50.493 por efecto arrastre-.

Los precios récord de los mercados energéticos dispararon los ahorros que hicieron posible las renovables por evitar importaciones de materias primas fósiles (petróleo y gas natural, singularmente), que pasaron casi se duplicaron desde los 8.613 millones de euros de 2021 a los 15.230 millones de 2022. La generación renovable, en todas sus vertientes (generación eléctrica, usos térmicos y biocarburantes) evitaron también la emisión a la atmósfera de 55,8 millones de toneladas de CO2, lo que supuso un ahorro equivalente de 4.510 millones de euros a la economía española.