Carme Riera (Palma, 1948), Premio Nacional de las Letras y académica de la RAE, publicó a principios de octubre ‘Gracias’ (Alfaguara), un libro cuyo título responde a su palabra favorita, sin sinónimo en castellano, y que se presenta al lector como una suerte de memorias literarias en las que la autora desvela las motivaciones que durante medio siglo han alumbrado su labor como escritora.
De esta obra, profundamente personal y que abre una ventana al oficio de escribir, habla Riera con Inés Martín Rodrigo y Álex Sàlmon en el episodio de esta semana del videopodcast ‘Libros y Cosas’ del suplemento ‘ABRIL’ de Prensa Ibérica, conversación en la que se detiene en algunas de las anécdotas de lo mucho vivido a lo largo de los cincuenta años que lleva siendo una de las voces más singulares de la literatura española.
Carme Riera, en el pódcast del suplemento ABRIL.
Como las «gracias» que, según confiesa, de encontrárselo ahora le daría al censor que permitió que en 1975 llegara a las librerías su novela ‘Te dejo, amor, en prenda el mar’, en la que relata una historia de amor lésbico (su marido temía que, de publicarse, la gente creyera que ella era lesbiana), o su devoción, desde que siendo muy niña descubrió unos preciosos versos de Rubén Darío, por las palabras, a las que ahora intenta cuidar un poco más en la RAE, institución en la que ocupa el cargo de vicedirectora.
Y es que «las palabras tienen alas, a diferencia de las imágenes, te permiten soñar, imaginar. Una palabra vale más que mil imágenes, porque te lleva muy lejos». Catedrática aún vinculada a la universidad, la enseñanza le dio de comer a Riera, ya que «en general no se puede vivir» de la escritura, y le enseñó muchas cosas, pues tenía «el enorme lujo de enseñar literatura por la mañana de otros y trabajar la mía por la tarde», algo «extraordinario» que la convirtió en la autora que hoy es.














