Las abultadas cifras de beneficios de la banca han vuelto a situar a las entidades en el centro del debate social y político. Sumar, la coalición dirigida por la ministra Yolanda Díaz, heredera de Podemos y socia de Gobierno del PSOE de Pedro Sánchez, apuesta por convertir en permanente el impuesto que grava lo que califica de «ingresos extraordinarios» y que ambas formaciones pusieron en marcha para estar operativo, en principio, durante dos años. Y para los expertos, la intención del PSOE, que ya se felicitó por la implementación del tributo, es apoyar esa iniciativa. 

Con este impuesto la banca pagó 1.119 millones de euros con cargo a 2022; con cargo a 2023, según el Banco de España, supondrá un desembolso de 1.274 millones de euros para el sector. La polémica se alimenta no solo por el coste en sí, que es el argumento fundamental, sino por sus efectos y por si es un gasto trasladable: «Es un coste asociado a la concesión de préstamos -dicen en un banco-, así que debe incorporarse». 

El consejero delegado de BBVA, Onur Genç, lo criticó en la presentación de resultados del banco: «No es bueno para España porque dificulta captar inversión por la inestabilidad regulatoria que supone». Y también señaló que reduce la capacidad de concesión de créditos. Por su parte, el CEO del Santander, Héctor Grisi, lo tachó de «discriminatorio» y añadió que «estigmatiza» al sector. «Es un impuesto añadido», afirman otras fuentes bancarias. «Ya pagamos una media del 30% en Sociedades», resaltan. El Santander, por ejemplo, pagó en 2022 impuestos directos por un total de 9.734 millones de euros, de los que 2.892 millones fueron en España.

La clave de la rentabilidad

La pregunta es: ¿son realmente excepcionales los beneficios obtenidos por los bancos este año? «La clave es que las subidas de tipos han sido muy rápidas y no hay que olvidar de dónde venimos [digestión de la crisis inmobiliaria, política de tipos cero, covid…]», recalcan en una de las principales entidades que, como todas, rechazan de plano el impuestazo. «Lo que ocurre no tiene nada que ver con unos beneficios extraordinarios, sino con una normalización de la situación», resaltan en otra. «Lo extraordinario es que los tipos estuvieran al cero por ciento», resalta un experto financiero, que añade que «si los comparas con el año pasado, los incrementos son muy llamativos, pero la verdad es que la rentabilidad está por debajo de los niveles de 2010».

Una parte sustancial del debate está precisamente en la rentabilidad. El Banco de España, en su Informe de estabilidad financiera, resalta que la rentabilidad sobre activos (ROA) llegó al 0,8% en junio, frente al 0,6% de un año antes, mientras que la rentabilidad sobre fondos propios (ROE) se situó en junio en el 12,1%, frente al 10% de 12 meses atrás. ¿Qué nos dicen estos niveles? Que, pese a la mejora, el sector está lejos de los niveles en el entorno del 15% que mostraba en los años de la burbuja inmobiliaria, aunque evidentemente estos niveles estaban dopados por contabilidades que no respondían al valor real de los activos, que ocultaban pérdidas monumentales y que finalmente acabaron estallando. «De todos modos -señala una experta en finanzas- no está mal que se esté hablando ahora de beneficios excesivos; hace no mucho en Europa estaban muy preocupados por la baja rentabilidad de la banca española».

Y si este aspecto mejora, no se puede decir todavía lo mismo de la solvencia. Según el informe del Banco de España, el ratio de capital de nivel 1 ordinario (CET1, es decir, el capital básico de los bancos) creció en el primer semestre hasta el 13,1%. El problema es que el indicador está por debajo de los observados «en los sistemas bancarios del resto de las economías europeas de mayor tamaño [es decir, Alemania, Francia, Italia y los Países Bajos]».

Y esta es otra arista del debate de la rentabilidad, aunque no signifique lo mismo. «Es fundamental que seamos rentables, porque de eso depende que el crédito fluya», explican en un gran banco. Y la realidad es que hay muchas fuentes que empiezan a advertir de que esta situación excepcional de los beneficios está apuntando a su final. «Lo primero que hay que tener en cuenta es que el Banco Central Europeo ya no va a subir más los tipos», explica un economista. Efectivamente, tanto la Reserva Federal estadounidense, la auténtica guía de la política monetaria, como el Banco Central Europeo han puesto freno a la fulgurante subida de los tipos de interés, a pesar de que las tensiones inflacionistas no están controladas totalmente. Eso implica que la principal fuente de beneficios del sector se seca.

El Banco de España resalta que el margen de intereses «podría mostrar un peor comportamiento en los próximos trimestres». La autoridad supervisora explica que «la contribución del efecto precio puede reducirse a medida que siga avanzando la traslación de la subida de los tipos de interés a los depósitos bancarios». «Quedan dos trimestres con esta dinámica de incremento de los márgenes», subraya un experto. 

Pero, además, el supervisor avisa de la caída del crédito en España, que puede intensificarse, y de un «peor comportamiento a escala global» por la desaceleración económica. Respecto al crédito, el Informe de estabilidad financiera recoge que el volumen de préstamo bancario al sector privado residente «continuó descendiendo» en España durante el primer semestre, en concreto, el 2,6%.

Pero las fuentes consultadas apuntan a otro problema adicional, que consistiría en la prevista fijación, por parte del BCE, de un tipo del 0% para pagar las reservas mínimas que mantienen las entidades, lo que a partir del cuarto trimestre daría lugar a una presión adicional en el margen de intereses, que podría verse reducido, según cálculos del supervisor, «en torno a 560 millones al año».

La mora no es problema

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Sin embargo, donde no se ve, al menos de momento, un peligro real a corto plazo es en uno de los factores más temidos por el sector: la morosidad. Ninguno de los expertos consultados sobre este tema observa a corto ni a medio plazo un riesgo real de que la mora golpee, como en épocas pasadas, a las entidades. De hecho, el Banco de España destaca que el ratio de dudosos del sector en el primer semestre «sigue descendiendo» y se sitúa en el 3,4%, un cifra que implica una moderada necesidad de cobertura y dotaciones

«El mercado no ve un peligro en los niveles de cobertura», indican fuentes de una entidad. En realidad, según datos oficiales, las provisiones agregadas al cierre del primer semestre (incluyendo las pensiones) superaron los 22.000 millones, es decir, el 7,6% menos que en el mismo periodo de 2022.