Hay quinielas e incluso porras de cuándo podría celebrarse -de hacerlo– un adelanto electoral en Aragón. El presidente aragonés, Jorge Azcón, lleva varios días reconociendo que, de no tener aprobados unos presupuestos para 2026, adelantaría la convocatoria de elecciones autonómicas como «última opción». Pero es una incógnita cuándo tomará la decisión, cuándo lo anunciará y de qué dependerá que se llegue a dar ese paso. En un juego de equilibrios donde cuentan los cálculos internos y también los de las demás comunidades autónomas gobernadas por el PP, y que se mezclan con los intereses de otros partidos comoVox, en el Pignatelli la sensación de adelanto cobra fuerza al tiempo que se mantiene la incertidumbre por las fechas, con un calendario endiablado.
La ley electoral dice algo en claro. Deben pasar entre 54 y 60 días desde la disolución de las Cortes y el anuncio del adelanto electoral hasta la cita con las urnas, tanto para un adelanto de unas elecciones generales como autonómicas. Y en Aragón, si algo deja entrever el presidente aragonés, es que quiere ir por libre. «En Aragón tomamos nuestras propias decisiones», ha reiterado en sus últimas intervenciones públicas.
Ahora, esfumada la idea de un superdomingo electoral que beneficiaba a Génova como plebiscito frente a Pedro Sánchez, Azcón optaría por defenderse en solitario, sin las mochilas que arrastran otros presidentes autonómicos del PP, como el drama de los errores en el cribado de cáncer de mama de Juanma Moreno Bonilla o la deficiente gestión de los incendios del pasado verano de Alfonso Fernández Mañueco en Castilla y León. La alternativa de concurrir con la Extremadura de María Guardiola no entra en la ecuación por los tiempos que marca la ley, y que ya se ven superados.
En lo que coinciden varias fuentes consultadas es en que tendría «poco sentido» dejar un adelanto electoral para después del verano de 2026. Con poco más de un año por delante de legislatura, y teniendo que asumir por segundo año consecutivo la prórroga de presupuestos autonómicos, supondría ponerse casi al mismo nivel de prórrogas presupuestarias que Pedro Sánchez, e ir en contra –por primera vez– de las recomendaciones generales de Alberto Núñez Feijóo, que planteó cambiar la Constitución para forzar el adelanto electoral si se producían dos prórrogas presupuestarias en el Estado.
Las ventanas en el calendario
Las ventanas de oportunidad son escasas. Porque a las elecciones autonómicas en cada región gobernada ahora por el PP les siguen los periodos de negociación de los gobiernos, que van a volver a depender de Vox en las comunidades que tienen previsto adelantar elecciones. Y, según señalan las encuestas, los líderes del PP tendrán que lidiar con una extrema derecha creciente, que ganará enteros y diputados en la mayoría de los arcos parlamentarios.
En el horizonte, ya está la fecha del 21 de diciembre para las elecciones en Extremadura, y después llegarán las convocatorias de Castilla y León, en marzo, y Andalucía, en junio, salvo sorpresas.
Azcón tiene tres caminos por andar. Por un lado, aprobar el techo de gasto en Consejo de Gobierno, trasladarlo a las Cortes de Aragón y, de ser tumbado, convocar elecciones. Por otro, no presentar ni el techo de gasto ni el presupuesto –incumpliendo su palabra– y pasar a la pantalla de las elecciones anticipadas directamente para ganar tiempo. Por último, presentar el techo de gasto, llevarlo a las Cortes, presentar el presupuesto de 2026 y someterlo a su debate en el Parlamento aragonés. E incluso gobernar, de no aprobarlos, un año más con las cuentas prorrogadas de 2024, incumpliendo también su palabra.
Si opta por un adelanto por la vía rápida, la convocatoria no podría llegar hasta finales de enero. Si cumple su palabra y, al menos, presenta el techo de gasto y el presupuesto, aunque no logre aprobarlos, la calculadora lleva las cuentas hasta finales de febrero. Así, podría encajar la convocatoria entre las elecciones de Extremadura y de Castilla y León, aunque siempre con la tensión añadida de que Vox podrá mantener en vilo a los Gobiernos autonómicos del PP, con el oxígeno de unas nuevas elecciones.
Suscríbete para seguir leyendo













