«La mejor media hora en mucho tiempo». «Este sí es mi presidente». «Llega dos años tarde, pero ya era hora». «Con los corruptos no se puede ni hablar». El aplaudido discurso con el que Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, cerró la Asamblea Ordinaria contentó a la mayoría social del club blanco. Durante la misma, puso en la diana al Barça, un viejo aliado que vuelve a ser el enemigo de antaño después de la ‘traición’ de Joan Laporta a la Superliga. El motivo de un divorcio que provocó un cambio radical de discurso en un año.
«No es normal»
Apenas hay que rebobinar hasta el 24 de noviembre de 2024 para recuperar las palabras del presidente en el mismo acto que sirvió para desenterrar el hacha de guerra contra el equipo ‘culer’. «El Barça y el Madrid se tienen que ayudar, lo digo con total sinceridad. Tenemos que pensar que es un club que está entre los más grandes del mundo. ¿Por qué nos íbamos a enfadar?», decía Florentino cuando uno de los compromisarios le exigía una condena y reacción frontal contra el equipo al que consideraba enemigo por el ‘caso Negreira’ o la inscripción de Dani Olmo, con la que, según el sector crítico, el Real Madrid había sido connivente.
Después de un repaso de la situación deportiva de las diferentes secciones que sonó a un paso rutinario de revista después de una temporada carente de grandes éxitos, Florentino cambió el tono ante los compromisarios presentes en el pabellón de baloncesto de la Ciudad Real Madrid. Los disparos del presidente blanco comenzaron todos con el encabezamiento: «No es normal». El tiro en el que puso más énfasis fue el ‘caso Negreira’, en el que está personado.
«No es normal que el Barcelona haya pagado al vicepresidente de los árbitros más de 8 millones de euros durante al menos 17 años», acusó Florentino sobre un caso judicializado para el que no hay sentencia firme. Para su exposición utilizó gráficas comparativas de estadísticas como las expulsiones recibidas por el Real Madrid y su rival, ponderando las diferencias entre LaLiga y la Champions. Datos que han sido difundidos de modo profuso por el canal oficial del club, Real Madrid TV, que acostumbra a referirse a la competición doméstica como «la mugrienta Liga Negreira».
El divorcio de la Superliga
Hasta el momento, en público, había existido una contención, sobre todo con lo referido al estamento arbitral, que se rompió en la previa al final de Copa, precisamente, contra el Barça. Ahí mudó el sentido del discurso en el que ha terminado por incluirse el hilo del ‘caso Negreira’. Algo que han interiorizado los propios jugadores. Así lo hizo saber Bellingham, burlándose de Pedri en el clásico con la frase: «Ni con Negreira». El propio Xabi Alonso, que se encuentra en el disparadero tras los malos resultados, le dijo a Gil Manzano, tras la expulsión de Huijsen contra la Real Sociedad: «Me hacéis pensar mal».
En la Asamblea, Florentino recordó que Enríquez Negreira ocupaba “un cargo clave en la cúpula arbitral”, al ser el responsable de comunicar los ascensos y descensos de los árbitros. “Un periodo que coincide, casualmente, con los mejores resultados deportivos del Barcelona en nuestro país”, remató para cavar una trinchera detrás de la que hay un amargo desencuentro con Laporta que ha roto las relaciones. Todo, después de que el club azulgrana haya saltado del barco de la Superliga que Florentino utilizará para pleitearse judicialmente con la UEFA para obtener compensaciones por su no celebración.
La foto de Laporta, con Florentino y Bernd Reichart, CEO de A22, empresa que promueve la nueva competición, se transformó en una imagen del presidente del Barça con Nasser Al-Khelaifi, presidente del PSG, otro de los grandes enemigos del Real Madrid y cabeza visible de la nueva ECA. La European Football Clubs a la que ha vuelto el club catalán, entendiendo que sus intereses actuales se alinean con los de las grandes instituciones rectoras del fútbol. Esto ha terminado por poner a Florentino al frente de una trinchera en la que sus grandes alianzas se centran en la FIFA y actores externos al deporte principal -aunque el presidente se afanó en decir que no es un «solos contra todos»- de un club decidido a ir hasta el final en el terreno legal contra lo que consideran «como injusto».












