A Estopa les montaron el año pasado un bar a pie de escenario para que se sintieran como en casa, así que, falta una librería o biblioteca bien surtida, nada mejor que recibir a Javier Cercas, flamante Català de l’Any 2025 y primer escritor en subir al podio del galardón que entrega EL PERIÓDICO, con una versión portátil y personalizada de ‘Libros y cosas’, el videopodcast literario de ‘abril’.
Como «escritor y persona brillante» lo presentaron la escritora y periodista Inés Martín Rodrigo y el director del suplemento literario de Prensa Ibérica y entusiasta militante del PLJC (Partido Literario de Javier Cercas), Álex Sàlmon, y cómo tal se reivindicó el novelista durante una breve charla que arrancó en Ibahernando, cogió impulso en la Girona de finales de los 60 y, previo paso por la Mongolia imposible de su último libro, ‘El loco de Dios en el fin del mundo’, hizo cima en la Escola Industrial.
«Por una vez, me he quedado sin palabras», mintió Cercas, locuaz y verboso en el agradecimiento y generoso en el anecdotario. «¿De cero a diez? ¡Un once!», exclamó cuando Sergi Mas, presentador del acto, apareció por el escenario para pedirle que pusiese nota a su Català de l’Any. «No sé cómo habéis pensado en mí, estoy muy contento. Me hace una ilusión enorme», dijo. Doble alegría, además, por compartir galardón con Montserrat Fontané, Catalana de l’Any 2025. «Gerundenses los dos. Somos vecinos prácticamente», informó. También, como reconoció más tarde, cliente habitual -aunque últimamente algo faltón- de Can Roca y -algo menos- del Celler de Can Roca. Un buen maridaje, sin duda, para la nueva andadura de los premios de El PERIÓDICO.
Cercas posa con el galardón junto a la Catalana de l’Any, Montserrat Fontané, y el presidente de la Generalitat, Salvador Illa / Jordi Otix / EPC
Cercas, de negro riguroso y verbo veloz, viajó a Girona para pescar recuerdos de infancia, evocó su llegada a Cataluña el 28 de diciembre de 1966 y rescató la primera frase en catalán que le atravesó los oídos («m’agrada molt anar al colegi»; también son ganas). «Mi padre me dijo que este sitio era tan fantástico que hasta se hablaba otra lengua», recordó. Cómo saber entonces que años, décadas después, el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, celebraría la extraordinaria normalidad de entregar el Català de l’Any a un catalán nacido en Cáceres.
A cambio, Cercas seguirá haciendo lo que mejor se le da: firmar novelas heterodoxas con hechuras de clásico instantáneo. «Yo intento hacer libros raros; los libros convencionales no pueden ser buenos», dijo. Se refería a ‘El loco de Dios en el fin del mundo’, su expedición a los confines de la tierra siguiendo al papa Francisco, pero lo mismo serviría para ‘Soldados de Salamina’ o ‘Anatomía de un instante’. Libros sin duda pocos convencionales que lo han convertido en el gran fabulador de lo real y lo imaginado.
De esa fractura, explicó, nació su última novela de no ficción, una reflexión sobre el misterio de la resurrección íntimamente ligada a las creencias de su madre. «Ella decía que iba a ver a mi padre después de la muerte», recordó. Y nadie mejor que el papa Francisco para confirmar si estaba o no en lo cierto. «Todos somos culturales cristianos pero yo soy ateo y anticlerical. Anticlerical como el papa Francisco», subrayó Cercas.
Desde el escenario, el autor de ‘El impostor’ también aprovechó la ocasión para reivindicar la importancia del periodismo en tiempos especialmente complejos y convulsos como los que estamos viviendo. «Del presente no entiendo ni una palabra, pero para eso tenemos los diarios, para entender», aseguró antes de reconocerse como el Enric Marco de su novela cada vez que le dan un premio relacionado de alguna manera con la escritura en periódicos. «Cuando me dan premios de periodismo siempre digo que soy un impostor. El periodismo es explicar una batalla mientras pasa, los escritores llegamos después, cuando se pueden contar los heridos y las bajas. El periodismo hace algo extraordinariamente difícil, porque solo hay gritos y caos. Por eso es más necesario que nunca», reivindicó.
Suscríbete para seguir leyendo











