Los guardias civiles que lo persiguieron por toda España lo llamaban ‘Usain Bolt’ porque cada vez que iban a cogerlo, se les escapaba. Durante un año, los investigadores realizaron la caza del mejor ladrón de bibliotecas de Europa, un ciudadano húngaro que utilizaba varias identidades falsas y al que ellos bautizaron con el nombre del hombre más rápido de la historia, el atleta jamaicano campeón olímpico de atletismo y récord mundial de los 100 metros lisos.
Zsalt Vamos, que así se llama realmente el Bolt ladrón, fue detenido en 2009 en Pamplona, acusado de robar al menos 67 mapas de gran valor histórico en bibliotecas de todo el país, desde Pamplona hasta el monasterio de El Escorial, pasando por Toledo, Soria, Salamanca, Valladolid y Logroño.
Tiempo después, cuando llegó el momento, el ladrón no se presentó al juicio y su paradero actual es una incógnita aunque, según ha sabido CASO ABIERTO, ha pasado temporadas en España. Su último rastro se pierde en Torremolinos. Tiene al menos una casa en su país, Hungría, y otra en República Dominicana, el lugar de origen de su última novia conocida y con la que fue detenido hace ya 14 años. Fue la última vez que lo vieron.
Su pareja, una belleza dominicana, fue su punto débil, según el sumario y los informes del caso. Cuando la Guardia Civil llegó a Pamplona preguntando por el ladrón, el recepcionista del hotel había olvidado su cara, pero se acordaba perfectamente de su acompañante, la mujer que había reservado la habitación 608 a su nombre, Evelyn. Ella y el hombre, les dijo, habían ido a la farmacia. Los agentes solo tuvieron que esperar a que regresaran al hotel para detenerlos cuando iban a recoger sus maletas.
Cuatro países, cuatro nombres
En poco más de un año, Usain Bolt había robado mapas por media España (los investigadores comprobarían luego que también lo hizo en Portugal y Alemania, entre otros lugares). Utilizaba documentación falsa para moverse en coches de alquiler y se registraba en las bibliotecas que iba a esquilmar con nombres falsos.
Dijo ser eslovaco, checo, finlandés y lituano. Se presentó como Anton Ziska (en el Archivo General de Navarra y la Biblioteca Nacional de Portugal), pero también fue Gyula Stpocz, Gabor Jozsef Cservenka y Romualdas Darginavicius.
Su modus operandi era casi perfecto. «El medio de extraer las hojas de los volúmenes consiste principalmente en mutilar los libros extrayendo los folios que desea mediante la utilización de un objeto cortante, el cual ha de ser pequeño para saltarse los controles de seguridad», reflejan los informes de la Guardia Civil. Así, el ladrón ocultaba dos pequeñas cuchillas, una dentro del estuche de unas gafas y otra dentro de la cartera donde llevaba las tarjetas de crédito.
En un año, robó mapas históricos por valor de más de 300.000 euros y causó daños por medio millón. La Guardia Civil siguió sus pasos por Hungría, su país, y República Dominicana, el lugar de origen de su novia
Para cortar las hojas de los libros, Bolt usaba a veces el interior de los cuellos duros de las camisas, que sirven como cuchillas de plástico. Rajaba y recortaba la hoja que quería robar, iba a por mapas concretos, a tiro hecho. La mayoría de los documentos que robaba eran por encargo, sobre todo los mapas de Ptolomeo.
La valoración total de los daños que causó al patrimonio español al rajar libros históricos fue tasada en 528.500 euros. El valor de los mapas que robó superaba los 350 mil, según los atestados de la Guardia Civil. Ziska se llevó láminas de los pioneros de la cartografía y los mapas del siglo XVI: Ptolomeo, Petrus Apianus, Abraham Ortelius y Jerónimo Girava, entre otros.
Cuando fue detenido junto a su pareja, Zsolt Vamos tenía también una agenda. Del análisis de esa documentación, los investigadores descubrieron que el hombre era muy metódico con sus robos y sus botines. Los mapas de América que robaba los enviaba a República Dominicana, los que robaba de Europa, por ejemplo los de Francia, los enviaba a Hungría, según se refleja en el sumario de la operación Biblion.
Agentes del Grupo de Patrimonio viajaron a los dos países. En su casa de Hungría, situada junto al lago Balaton y con embarcadero privado, tenía planos, mapas, libros, incluido uno que había robado en su visita a la biblioteca de la Universidad de Valladolid. Había documentos robados hasta debajo de la cama, según las pesquisas.
Notas de colores
Los mapas que ya había robado figuraban en la agenda con anotaciones en rojo y negro junto a las fechas en las que había acudido a las bibliotecas y el título de la obra. También, con una señal en forma de uve, similar a los «vistos» o «recibí» de cualquier informe de oficina o de un ministerio.
Junto a esas anotaciones, había otras sin datos de fechas ni la señal de «visto». Los investigadores de la Guardia Civil sospechaban que se refieren a «bibliotecas que pensaba visitar» antes de ser detenido.
Entre esos lugares que el otro Usain Bolt iba a «visitar» el informe de la Guardia Civil incluye bibliotecas de 28 provincias, desde Asturias (biblioteca general y de fondo antiguo de Oviedo, biblioteca de Gijón) hasta Cataluña (tres bibliotecas de Barcelona, una de Girona y otra de Tarragona), pasando por la del Santuario de Loyola (en Azpeitia, Guipúzcoa), la Real Academia y el Archivo Histórico de Madrid e incluso visitas de «trabajo» a bibliotecas de Baleares (Palma de Mallorca) y Canarias (Universidad de La Laguna).
Usain Bolt no declaró después de ser detenido. Sí lo hizo su pareja, la joven y atractiva mujer dominicana. Ella afirmó que se ganaba la vida como comerciante y que su marido «compraba y vendía coches» para vivir. Contó también que llevaban tres años casados y que habían visitado España en cuatro ocasiones. Admitió, eso sí, que en su casa de República Dominicana tenían «enmarcados» al menos «tres mapas antiguos» de los que dijo no conocer su procedencia.
«Asalto al tren»
La Guardia Civil recuperó los 67 mapas y los devolvió a sus dueños. Zsolt Vamos y su pareja quedaron en libertad. Él fue acusado, pero no se presentó al juicio por sus robos. Desde entonces, se ha esfumado, aunque su rastro ha aparecido en Torremolinos y otros puntos de España. Cuando alguien -al final fue un electricista- robó el Códice Calixtino de la Catedral de Santiago de Compostela, el Usain Bolt húngaro fue el primer sospechoso. Pero la policía comprobó que aquellos días de 2011, él estaba descansando en las playas de la provincia de Málaga.
Es un misterio lo que ha ocurrido con el otro Bolt, Ziska Vamos en estos años. Los investigadores dudan de que un profesional de su talento y su dedicación se haya retirado. Vivía prácticamente dedicado a los robos. Era su mundo. En una de las notas de la agenda que le intervino la Guardia Civil, el ladrón, que aquellos días de 2009 se había instalado en Toledo, escribió una anotación sobre un par de cines de la zona. Al lado, anotó la dirección, los horarios y la película que había elegido: la protagonizaban Denzel Washington y John Travolta. Se llamaba «Asalto al tren».