Dos hermanos en la cumbre del motociclismo, lo nunca visto en la élite del deporte. A lo largo de los años han destacado muchas sagas familiares en el motor, pero hasta ahora ninguna había llegado tan lejos. El pasado 28 de septiembre, en el GP de Japón, Marc Márquez conquistó su noveno título mundial, el séptimo en la categoría reina de MotoGP. Y el 25 de octubre, en Malasia, Álex remató la temporada con el subcampeonato. Una doble gesta sin precedentes.
Pero los Márquez reciben el premio Valores 2025 del diario SPORT no solo por sus éxitos en la pista, sino por su excepcional forma de gestionar la situación de rivalidad extrema sin que se resintieran la admiración, el respeto y el cariño mutuo que se profesan los dos hermanos.
Sana rivalidad
La apuesta de ‘todo al rojo’ con Ducati tuvo premio y Marc lo celebró en Motegi con un emotivo lema: ‘Mas que un número’, por todo lo que representaba el título después de atravesar su peor etapa vital desde su durísima caída en Jerez 2020. Sin embargo, Marc tiene claro que entre su fantástico resurgir deportivo o el 1-2 con Álex, se queda con “la historia junto a mi hermano, sin duda, porque nunca ha pasado en la historia del motociclismo y difícilmente vuelva a pasar que compartamos tantos podios como este año”.
Álex le da la misma importancia: “Es un hito único, aunque que cuando lo estás viviendo cuesta un poquito de asimilar. Hemos disfrutado mucho de cada gran premio, de cada podio juntos, pero creo que realmente nos daremos cuenta de lo que significa cuando los dos estemos retirados y veamos las carreras desde el sofá”, reflexiona.
Marc, por experiencia, presintió en la carrera inaugural de Tailandia que su hermano Álex iba a ser su principal rival. Y ante una situación atípica, nueva para ambos, quiso asegurarse de que su relación no cambiaría. “Hablé con Álex y le dije: ‘Vamos a pelear carreras. ¿Lo sabes? Si te tengo que adelantar, te adelantaré. Si me tienes que adelantar, me adelantarás. Si pasa algo seguiremos siendo hermanos y nos querremos igual. ¿Es así? Me respondió que sí y nos dimos la mano”, revela el ‘93’.
Álex lo confirma: “Hicimos un pacto: Si nos vamos al suelo los dos, uno le dirá al otro que la ha cagado. Y ya está”.
“Este año, aunque parezca mentira, nos ha unido más que nunca: hemos entrenado juntos más que nunca y nos hemos ayudado más que nunca”, aseguran los hermanos de Cervera, que en 2026 se batirán con las mismas armas, ya que ambos contarán con sendas Ducati de fábrica. “Puede pasar que se inviertan los papeles, pero no pasa nada. Todo queda en casa”.














