Lo llamaron la «casa de los horrores» por el calvario que sufrieron los ocho niños que allí vivían, en un chalet de Colmenar Viejo (Madrid), hasta que en marzo de 2023 fueron rescatados por la Guardia Civil. El médico Domingo S. S, que trabajaba en el Hospital Gregorio Marañón, padre de los ocho menores (cinco niñas y tres niños), se enfrentará en el juicio a una petición de 266 años y nueve meses de prisión, según el escrito de acusación de la Comunidad de Madrid que ha conocido el canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica. El mismo escrito reclama también penas durísimas, 185 años de prisión, para la esposa del doctor y madre de los niños.
El escrito, entregado en la Audiencia de Madrid, que juzgará el caso, acusa al doctor y a su esposa de delitos de malos tratos continuados, varios de lesiones físicas, detención ilegal, lesiones psíquicas y agresiones sexuales. Los padres «sometieron a desprecio y humillación» de forma habitual a sus hijos, especialmente a los tres mayores, dos chicas y un chico, y les hicieron vivir en «un clima de terror y humillación» durante años, según la Comunidad de Madrid.
El padre, médico en el Hospital Gregorio Marañón, era quien generaba ese clima, según la acusación. La madre, por su parte, también participaba y aceptaba ese régimen. Los abogados del matrimonio, Juan Gonzalo Ospina y Beatriz Uriarte, no han querido hacer comentarios sobre el escrito y las peticiones de cárcel de la acusación para el futuro juicio.
Atado a la escalera
Uno de los niños, todos menores de 15 años entonces, era atado por su padre al tiro de la escalera de la casa, colocando «cinta aislante» en sus tobillos. Allí lo dejaba durante horas cuando se iba a trabajar al hospital madrileño donde era considerado un buen profesional.
La acusación contra los padres afirma que utilizaban el hambre y el sueño para aumentar ese terror sobre sus hijos. Y que encerraban a alguno de ellos solo, durante horas, en el sótano como castigo por no cumplir sus normas extremas. En una ocasión, se explica, tras sorprender a tres de sus hijos viendo la televisión (algo que tenían prohibido), el padre «los llevó a la cocina, los desnudó y los golpeó» con un rodillo de amasar.
La lista de castigos que sufrieron los niños es abrumadora. Por hacerse un perfil en redes sociales, por leer un libro… El padre los atacó con un cuchillo, con rodillos, con una maza, con un sacacorchos en la cabeza, apretándoles el cuello hasta asfixiarlos y dejarlos sin oxígeno durante segundos… Así lo han relatado los menores en sus testimonios, que fueron grabados para evitar que tengan que repetirlos en el juicio contra sus padres.
Agresiones sexuales
La acusación que ejerce la Comunidad de Madrid pide para el padre 129 años de cárcel por esos episodios y 35 años más por las lesiones psíquicas que ese régimen de terror ha generado en los siete hijos mayores (el octavo era muy pequeño). La acusación reclama también 102 años de cárcel para el padre y 86 años para la madre por varios delitos de agresiones sexuales contra sus dos hijas mayores.
Así, dos de las niñas relataron que su padre descubrió en septiembre de 2022 que se habían creado un perfil en Discord, una plataforma de juegos online en la que se relacionaban con chicos de su edad. Su padre las acusó sin ninguna base de ver pornografía, y de ser unas «putas mentirosas».
Vídeos porno
Como represalia, durante los seis meses siguientes su padre las obligó a ver vídeos pornográficos que él seleccionaba en sesiones nocturnas, según han relatado las menores. Cuando ellas apartaban la vista de las imágenes, denunciaron, su padre las golpeaba.
El médico llegó a pedir a dos de sus hijas que representaran con él las escenas pornográficas. Ellas se negaron. Él, ultrarreligioso, no insistió ni las obligó porque, según el escrito de acusación, lo que perseguía no era tener sexo con sus hijas, sino que «generaran rechazo a la sexualidad en cualquiera de sus manifestaciones». Eso sí, en una ocasión hizo que las niñas «tocaran a su madre de la forma que se veía en los vídeos».
Prohibido depilarse
En esa obsesión por el sexo como algo enfermizo, el doctor realizó «exploraciones vaginales recurrentes» a sus dos hijas mayores. Lo hizo al menos en tres ocasiones, según el escrito de acusación. Las obligaba a desnudarse, las tumbaba en el sofá del comedor y las examinaba «introduciéndoles los dedos en la cavidad vaginal mientras las llamaba putas y les exigía (que le dijeran) el nombre del varón que las había desvirgado».
También tenía prohibido que las niñas, dos adolescentes, se depilaran. Y también las examinaba para comprobar si le obedecían. Y las castigaba si no lo hacían. A una de ellas, entonces de 14 años, la desnudó por completo y la golpeó «de forma indiscriminada» en presencia de la madre y de otra hija, mientras le decía: «te has rasurado como una puta».
Todo este clima de violencia y terror ha generado, según la acusación, lesiones de todo tipo en los menores. Cicatrices en la cabeza, en los brazos, dientes dañados… Y los siete (todos menos el más pequeño) sufren lesiones psíquicas y reciben asistencia psicológica. Algunos han tenido ideaciones suicidas, episodios de autolesiones, ansiedad, depresión, terror a la figura paterna… Todos ellos viven ahora bajo la tutela de la Comunidad de Madrid.













