Bahar intenta mantenerse al margen, aunque por dentro sufre. Ha hablado primero con Seren y después con Uras. Ambos están decididos a separarse, pero ella cree que todavía hay esperanza. Está convencida de que, con el tiempo, los dos acabarán arreglando sus problemas.
Con Seren ha sido muy sincera. Le ha dicho que no quiere entrometerse, pero que la considera como a una hija. Le duele verlos así, aunque entiende que a veces las decisiones difíciles son necesarias. Aun así, le ha pedido que no se precipite y que piense en los niños antes de dar un paso tan grande.
Más tarde, ha hablado con Uras, que insiste en que el divorcio es lo mejor para todos. Bahar lo ha escuchado, sin juzgarlo, y le ha mostrado su apoyo. Le ha recordado que también quiere a Seren y que no quiere ver a ninguno de los dos sufrir. “Quizá sea lo mejor”, le ha dicho, aunque en el fondo no lo cree.
Mientras el matrimonio se rompe poco a poco, Bahar confía en que el amor que aún queda entre ellos logre salvarlos.












