En medio siglo no solo se puede hacer historia, también es posible transformar el futuro de miles de personas, mejorando su presente día tras día. Así han sido los primeros 50 años de Fundación MAPFRE, llenos de historias y proyectos que han cambiado vidas. Durante todo este tiempo, el compromiso de esta organización sin ánimo de lucro se ha centrado en mejorar la vida de quienes más lo necesitan.
Desde 1975, Fundación MAPFRE ha impactado positivamente en más de 179 millones de personas a través de iniciativas que promueven la educación, la salud, el acceso a la cultura, la seguridad vial y la prevención. Para avanzar hacia un futuro más humano, con más oportunidades para todos, la organización ha destinado más de 1.140 millones de euros a impulsar estas acciones. De ellos, más de 170 millones se han dedicado a la investigación en áreas como la salud, el seguro, la seguridad vial y la prevención de lesiones.
La investigación es el camino más directo para profundizar en el conocimiento y una vía esencial para mejorar la calidad de vida de las personas, prestando especial atención a las etapas más tempranas de la infancia y adolescencia. Así, dentro del programa de Ayudas a la Investigación Ignacio H. de Larramendi, Fundación MAPFRE ha apoyado decenas de proyectos vinculados con la juventud y el fomento de estrategias de cambio de hábitos analizando entre otros aspectos cómo influyen las redes sociales en la imagen corporal, el impacto de los estilos de vida o la formación en maniobras de emergencia.
Longevidad y obesidad
El impacto de la obesidad no solo es una cuestión de imagen: afecta directamente a la salud, la calidad y la esperanza de vida. Según el informe ´La brecha entre edad cronológica y edad biológica en una cohorte de nacimiento se asocia a la exposición a obesidad`, liderado por la investigadora Paulina Correa Burrows, de la Universidad de Chile, padecer esta enfermedad en la infancia o adolescencia acelera el envejecimiento biológico. El estudio identifica la pubertad —entre los 10 y los 16 años— como la etapa más crítica.
También concluye que el impacto es mayor en hombres y lo relaciona con un aumento de problemas cardiacos en la edad adulta.
Un concepto de belleza
La importancia de la imagen entre los adolescentes influye en su relación con la alimentación y en la manera en que interpretan los contenidos en redes sociales. El estudio ´Digital fit: influencia de las redes sociales en la alimentación y en el aspecto físico de los menores`, encabezado por la Doctora Beatriz Feijoo, de la Universidad Internacional de La Rioja, analiza cómo afectan los influencers, gamers y los contenidos patrocinados en menores de entre 11 y 17 años.
Feijoo y su equipo detectaron que, aunque un 70 % de los participantes reconoce que la publicidad pretende incentivar compras, no siempre identifican claramente la intención comercial cuando no está señalizada. Además, el estudio revela que el consumo de publicaciones sobre estética y hábitos alimentarios impacta en la autoestima y la percepción corporal: un 27,8 % asocia un “cuerpo bello” con delgadez y tonicidad, y un 13,9 % siente que no cumple los estándares físicos que ve en redes.
Aunque comprenden que estas plataformas fomentan presión estética y que los influencers crean “mundos ideales”, terminan aceptando estos contenidos como parte natural de su entorno social.
Entorno alimentario de los jóvenes
El proyecto ´Educación para el fomento de la actividad física y la mejora de la calidad de vida en supervivientes de cáncer pediátrico` analiza la influencia del entorno alimentario y cómo impacta en adolescentes y jóvenes, centrándose en los espacios donde compran, comen y se relacionan. Estos hábitos de consumo pueden afectar a su salud y aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas.
El equipo de Investigación del Hospital 12 de Octubre, “i+12”, ha detectado que el acceso, el precio y la disponibilidad de alimentos, y el nivel socioeconómico influyen más que la voluntad individual, especialmente entre quienes están expuestos a opciones poco saludables.
A esto se suma que, en ocasiones, el marketing y las redes sociales amplifican el problema. Por ello, el proyecto insta a las administraciones públicas a regular la oferta alimentaria e impulsar programas de educación nutricional, entre otras medidas.
Una formación que salva vidas
Formar a escolares en reanimación cardiopulmonar (RCP) y soporte vital básico (SVB) mediante herramientas educativas innovadoras, como la realidad virtual o la gamificación, pueden aumentar la supervivencia ante paradas cardiacas fuera del hospital. Esta es la propuesta del proyecto PECES (Programa de Educación en Competencias de Emergencia Sanitaria), financiado también por Fundación MAPFRE.
PECES busca desarrollar, implementar y evaluar metodologías de aprendizaje —incluyendo escenarios inmersivos de RCP y actividades en Minecraft Education Edition— para mejorar la adquisición de habilidades de primeros auxilios en centros de Primaria y Secundaria.
La iniciativa forma al profesorado en el uso de estas tecnologías y establece, además, evaluaciones rigurosas para medir el impacto en los alumnos, analizando conocimientos, habilidades prácticas y percepción del riesgo.
Para Fundación MAPFRE, estos proyectos son solo una muestra de todo lo que se puede conseguir en los próximos 50 años.








