El pueblo asturiano donde los vecinos aparecen retratados en las fachadas, puertas y ventanas

Una intervención artística con nombre propio

La idea no es fruto del anonimato, sino de la artista María del Roxo, quien tiene raíces familiares en Villaoril, en el concejo de Ibias. Según relata La Nueva España, todo comenzó en 2008 cuando decidió transformar la fachada de un garaje en desuso. Pintó allí a sus padres y algunos vecinos, convirtiendo un rincón deteriorado en una cálida bienvenida al pueblo.

«Le dije al dueño que, si lo arreglaba, le haría un mural para que la entrada al pueblo se viera bonita», explicó la autora. Desde entonces, su obra ha crecido hasta conformar un auténtico museo al aire libre.

Un mural, una historia vecinal

El proyecto tomó mayor impulso en 2022 bajo el nombre Érase una vez en Villaoril. El objetivo era claro: embellecer el entorno y fortalecer los vínculos comunitarios. Desde una ventana con niñas asomadas hasta una mujer barriendo su portal, cada pintura representa escenas reales o recuerdos de los habitantes del lugar.

María ha plasmado rostros, gestos y gestas cotidianas sobre puertas desgastadas por el tiempo y fachadas de casas abandonadas, algunas incluso afectadas por el sol o el paso de los años. Uno de los retratos muestra a un paisano en la entrada de una casa deshabitada; otro, a una mujer bajo un hórreo. Todas las figuras parecen interactuar con el entorno real.

Villaoril, una aldea transformada

Este pequeño núcleo, con apenas doce habitantes censados, se ha convertido en un foco inesperado de atracción cultural. Además de pinturas, también hay esculturas repartidas por el caserío. Las obras no solo embellecen, sino que recuperan la identidad colectiva del lugar.

Entre arte y naturaleza en Ibias

Villaoril se encuentra en el concejo de Ibias, una de las zonas más desconocidas de Asturias. Ubicado a más de dos horas de Oviedo, su belleza natural contrasta con el olvido institucional. Ibias fue en su día una de las grandes reservas auríferas del Imperio romano y conserva huellas de su pasado en forma de castros, pallozas y arquitectura en pizarra negra.

La comarca es también un punto clave de la cultura cunqueira, asociada a la talla tradicional de madera. Sus paisajes montañosos, viñedos de altura y rutas agrestes como la del Pozo de las Mujeres Muertas hacen de Ibias un destino ideal para los amantes del senderismo, la pesca o el descenso en canoa por los ríos Navia e Ibias.

Un modelo de revitalización rural

El caso de Villaoril demuestra cómo el arte puede transformar realidades rurales marcadas por la despoblación. La autenticidad de las obras de María del Roxo, al retratar a personas reales en escenarios cotidianos, ha devuelto vida y orgullo a un pueblo que parecía condenado al olvido.

En tiempos de despoblación y envejecimiento rural, esta iniciativa se presenta como un ejemplo inspirador para otras comunidades. No es solo un ejercicio artístico, sino una forma de recuperar el relato colectivo y el sentido de pertenencia.

Una galería viva en el corazón de Asturias

Villaoril no necesita carteles ni entradas: es un museo viviente donde el arte y la memoria se funden. Los visitantes caminan entre murales que parecen observarlos desde ventanas o saludar desde umbrales. Un recorrido íntimo por la historia de un pueblo contado a través de sus rostros.

Con cada nuevo mural, María del Roxo amplía no solo su obra, sino el alma de Villaoril, que hoy se erige como símbolo de resistencia cultural y belleza rural en el occidente asturiano.

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