Me han hecho llorar lo que no está escrito porque no me lo daban y me sentí impotente

Kiko, un loro yaco de cola roja, se ha convertido en el protagonista de una pesadilla burocrática. Este loro, compañero inseparable de Dori, de 75 años, y su marido durante más de dos décadas, se escapó de su casa en el distrito de Barajas (Madrid) el pasado 26 de septiembre. A pesar de que un vecino lo encontró y lo entregó a la Policía, lo que debía ser un alivio se convirtió en el inicio de un surrealista periplo, como ha contado la familia en el programa ‘Herrera en COPE‘.

Una odisea burocrática

Dori y su marido acudieron al Centro de Recuperación de Animales Silvestres de Tres Cantos, donde Kiko había sido trasladado. «Me recibieron muy mal, salí llorando amargamente», ha relatado Dori a Jorge Bustos. En la recepción, le comunicaron que la documentación de compra del año 2002 «no servía para nada».

La desesperación de la dueña fue en aumento cuando le negaron la posibilidad de ver a Kiko. «Digo, bueno, pues me lo dejas ver, que yo quiero ver cómo está. Dice, no, no se puede pasar», ha explicado. Dori ofreció todo tipo de pruebas para demostrar que era suyo: dijo su nombre, las palabras que conoce, enseñó vídeos e incluso propuso que preguntaran en el pueblo de su marido. La respuesta fue negativa, argumentando que el loro no tenía microchip.

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Imagen de recurso de un loro yaco de cola roja

Kiko, «propiedad del Estado»

En este punto interviene Marian, la hija de Dori, que se puso al frente de la batalla legal. Marian ha denunciado en COPE que se está aplicando una ley del año 2017 de manera ilegal, ya que «no tiene carácter retroactivo» para un animal adquirido en 2002. Tras contactar con MITECO, el Ministerio de Transición Ecológica, se encontró con una maquinaria administrativa colapsada: «simplemente hay 3 agentes para todos los expedientes», ha lamentado.

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