Hace más de 200 años se viene agudizando una animadversión contra España a propósito del descubrimiento de las Américas. Para contrarrestar estos ataques, historiadores e investigadores como, Stanley Payne, García Ibáñez, Hugh Thomas, Marcelo Gullo, Fernando Díaz Villanueva y el profesor Ramón Tamames, han descrito la historia del descubrimiento con rigor científico, desmintiendo la Leyenda Negra que los enemigos de España han inventado para confundir a la opinión pública.
La Historia no es ningún Tribunal que intente juzgar sucesos pasados, como si fuera el Juicio Final del Valle de Josafat, sino una disciplina que, sobre la base de la investigación y de las fuentes, cuenta lo más objetivamente posible la historia de los descubridores a través de los últimos 400 años. Un testigo del tiempo y de nuestra existencia. Es con estos datos y fuentes, como se ha demostrado paso a paso que los hechos eran tan ricos que lo positivo destaca sobre lo negativo en la Conquista de América. Es lo que han hecho los historiadores que he apuntado, basándose en datos científicos para resaltar lo que realmente ocurrió en la descubierta de las Américas y el Pacífico por los españoles.
España llevó a América su cultura, su religión, su lengua, – que hoy hablan más de 600 millones de personas en el mundo – su organización social, los valores de la civilización occidental, todo lo que eran y tenían. Llevaron consigo un cuerpo legislativo, “ Las Leyes de Indias “, que permitían recurrir ante los tribunales de justicia a los súbditos del Rey de España. Las Indias no fueron colonias, fueron provincias de España. El mestizaje – decía Carlos Fuentes –, ha sido y debe ser un orgullo diferenciador contrario al racismo. La Monarquía Hispánica fue policéntrica alrededor del mundo. México fue el centro más importante de esa monarquía: La Nueva España. Los españoles llevaron consigo a América y al Pacífico las raíces griegas, romanas y cristianas que configuraron Europa. La igualdad de todos a un lado y otro del Atlántico y el Pacífico, como súbditos del monarca. Es el sello español de la Monarquía Hispánica. – Aunque nada puede ser idílico, si es diferenciador – con tergiversaciones “ maliciosas” y falsedades.
Podemos decir sin embargo, que en un principio del descubrimiento del Nuevo Mundo, ciertamente la población de estas islas y del continente, que vivían sin trabajar en el paraíso, disminuyó al mínimo; sobre todo por la mano de obra necesaria, pero sin duda por las epidemias de gripe, viruela, sarampión y otras enfermedades que llevaron los españoles, por la falta de inmunidad de los indígenas, nunca por el exterminio de estos a manos de los españoles. El fiel de la balanza siempre se inclinaría a favor de lo bueno que hicieron los españoles en contra de lo malo – que también existió –, aunque en mucha menor medida. Al contrario de otros países que colonizaron América, como Inglaterra, Holanda o Francia, que sí exterminaron a los indígenas, no se mezclaron con ellos – como lo hicieron los españoles, casándose y juntándose con las indígenas – , y los recluyeron en reservas. España no lo hizo. Pedro de Gante, es un ejemplo de lo bueno que hicieron los españoles. Era franciscano, enseñó a leer y escribir a miles de mexicanos, y fomentó las costumbres españolas e indígenas; está fusión contribuyó a que 500 años después, más de 600 millones de personas en el mundo sigan hablando el español.
Hay un relato que protagonizó el torero Juan Belmonte en el año 1917 en Perú, – persona por otro lado culta e ilustrada – cuando hacía las Américas, decía así: Lima era como Sevilla. Me maravillaba haber ido tan lejos para encontrarme como en mi propio barrio. A veces me encontraba en la calle con tipos tan familiares y caras tan conocidas, que me entraban deseos de saludarles. “ ¡ Adiós, hombre! “ le daban a uno ganas de decir cada vez que se cruzaba con uno de aquellos tipos, tan nuestros, que lo mismo podían ser de la Alameda de Acho que de la Alameda de Hércules. La plaza de toros, construida dos siglos antes por un virrey español para procurar rentas con que sostener los asilos de los pobres, tenía un gran sabor colonial; las casas con patios floridos y ventanas enrejadas eran como las de cualquier ciudad andaluza. Cualquier español que viaje a Perú, Argentina, México o Colombia, se sentirá como en España, por la calidez con que somos recibidos.
Para terminar y volviendo al principio, el ministro José Manuel Albares, con las manifestaciones expresadas la semana pasada en la exposición de la cultura mexicana titulada “ La mitad del mundo. “ La mujer en el México indígena “, ante el Embajador de México, disculpándose y pidiendo perdón por – según él – el dolor y la injusticia que causamos en el descubrimiento, humilla a los españoles y da pie a que los enemigos de España continúen falseando lo que realmente ocurrió en la descubierta del Nuevo Mundo. Nada por lo que pedir perdón.
Por Agustín Hidalgo Sainz de los Terreros, de la Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País
Referencias:
ABC, 1 de noviembre de 2025. El Gobierno cede ante Sheinbaum sobre la Conquista
Carmen Iglesias, prólogo del libro de Marcelo Gullo. Nada por lo que pedir perdón, octubre de 2022, Editorial Planeta, ISBN: 978- 84- 670- 6665-4
Manuel Chaves Nogales, Editorial Asteroide, Juan Belmonte, matador de toros, primera edición, 2009, ISBN: 978- 84-9365- 97- 9-0
Hugh Thomas, El Imperio Español de Carlos V. Editorial Planeta, año 2010, ISBN: 978-84-08-00888-0
Ramón Tamames, La mitad del mundo que fue de España, Editorial Planeta, año 2021, ISBN: 978-84-670-62-20-5












