En la segunda jornada de declaraciones ante el juez del Tribunal Supremo en la causa sobre el fiscal general del Estado por la presunta filtración del correo del novio de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha sido el turno este marte de los respectivos interrogatorios de su jefe de gabinete, Miguel Ángel Rodríguez, y del empresario Alberto González Amador. Este último ha vuelto a insistir que su intención era que su caso se cerrase “rápido y sin ruido” para no perjudicar públicamente a su pareja.
En respuesta a las preguntas formuladas por el juez Ángel Hurtado, instructor del Supremo que investiga al fiscal Álvaro García Ortiz, el novio de Díaz Ayuso ha explicado que siempre pensó que Hacienda le abrió una inspección fiscal por ser pareja de la presidenta madrileña, reiterando así que pidió que todo claudicase “rápido y sin ruido”.
En la misma dirección, ha insistido en una teoría que se ha demostrado incierta al decir que él tenía “la intuición de que ellos sabían quién era”, en clara alusión a la inspección de Hacienda y su relación sentimental con la principal mandataria del Ejecutivo de la Puerta del Sol. “Les dije que no quería que eso le pudiera perjudicar a ella”, ha reiterado, exigiendo así a su defensa en el caso que acabasen con la cuestión lo antes posible.
González Amador, al fiscal general: «Me ha matado públicamente»
De la misma manera, preguntado por si “había intervenido en la confección de algún email”, en referencia al correo electrónico que envió su defensa, en manos del abogado Carlos Neira, para pedir a la Fiscalía un pacto de conformidad en el que reconoció la comisión de dos delitos fiscales, este ha contestado que “jamás” participó en ello.
Ha reiterado a su vez el enfado que sintió al conocer el movimiento de su abogado y que no esperaba las consecuencias que han terminado derivándose: “Me enfadé profundamente. (…) Jamás en mi vida pensé que un correo mío enviado a la Fiscalía se fuera a filtrar. Hemos entrado en otra dimensión, tenemos un problema bastante grande”, ha trasladado.
En cuando al papel del fiscal general del Estado en esta cuestión, González Amador ha lamentado que, en el momento que trascendió públicamente este correo, se convirtió “en el delincuente confeso” de España: “El fiscal general del Estado me había matado públicamente”, ha condenado.
Noticia en ampliación














