El populismo es internet, y se acabó la historia

Equivocarse a lo grande es más importante que acertar a lo campeón, si se trata de labrarse una reputación. Francis Fukuyama aporta el ejemplo más sobresaliente de la celebridad adquirida a partir de una predicción ruinosa. En el mismo 1989 de la caída del Muro de Berlín, publicó entre interrogantes ¿El final de la historia?. El libro nacido tres años después ya se había despojado de las muletas cautelosas.

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