La ONU acusó este viernes a la Administración de Donald Trump de «violar el derecho internacional» con sus ataques aéreos contra supuestas «narcolanchas» en el Caribe sur y el Pacífico. Las personas a bordo, señaló el Alto Comisionado de la para los Derechos Humanos, Volker Türk, fueron objeto de «ejecuciones extrajudiciales» de carácter «inaceptable«. El pronunciamiento se conoce cuando dos diarios norteamericanos, el Miami Herald y The Wall Street Journal, informan sobre la decisión del magnate republicano de realizar una incursión militar en Venezuela en breve.
Türk reconoció la gravedad del problema que provoca el narcotráfico, pero a la vez pidió el cese de los hundimientos de las embarcaciones «independientemente de los presuntos delitos que se les imputen«. Pero la Casa Blanca no se ha movido un ápice de su justificación de esas acciones desde que comenzaron a comienzos de septiembre pasado. «El hemisferio occidental ya no es un refugio seguro para los narcoterroristas que traen drogas a nuestras costas para envenenar a los estadounidenses. El Departamento de Guerra seguirá persiguiéndolos y eliminándolos dondequiera que operen», explicó el miércoles Pete Hegseth, al anunciar la décimoquinta acción en aguas internacionales. En total han muerto 61 personas.
Con este trasfondo, el Miami Herald sostuvo este viernes que los ataques de EEUU en Venezuela pueden suceder «en cualquier momento», según informaron «fuentes conocedoras de la situación». Los ataques previstos «tendrán como objetivo «destruir las instalaciones militares utilizadas por la organización de narcotraficantes» que, según la Administración Trump, está «dirigida» por Nicolás Maduro y su entorno. «Las fuentes informaron al Herald que los objetivos, que podrían ser atacados por aire en cuestión de días o incluso horas, también tienen como fin decapitar la jerarquía del cártel». EEUU estima que frente a estas circunstancias «Maduro está a punto de verse atrapado y pronto descubrirá que no puede huir del país, aunque lo decida» porque «hay más de un general dispuesto a capturarlo y entregarlo». Washington duplicó en verano de 25 a 50 millones la recompensa por información que conduzca al arresto del presidente.
Fuentes citadas por The Wall Street Journal consignan que con esas eventuales incursiones se enviará un mensaje claro a Maduro sobre la necesidad de dimitir. «Una posible campaña aérea se centraría en objetivos que se encuentran en la intersección de los cárteles de la droga y el régimen», como lo son puertos y aeropuertos controlados, instalaciones navales y pistas de aterrizaje.
Alarmas encendidas
Según el portal venezolano Tal Cual, la llegada del destructor USS Gravely a Trinidad y Tobago –a solo 11 kilómetros de distancia con las costas venezolanas– y la declaración pública sobre la presencia de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en Venezuela «encendieron las alarmas» y pusieron sobre el tapete la posibilidad de «una intervención real». La incertidumbre política aumenta «con cada anuncio de Estados Unidos, mientras la ciudadanía lucha por su supervivencia en un contexto socioeconómico cada vez más difícil, caracterizado por una alta inflación, la devaluación de la moneda y la ausencia de una política salarial que le impide cubrir sus necesidades básicas». Previamente, el Caribe sur se había poblado de varias unidades militares, entre ellas el principal portaviones de Estados Unidos.
No pasó en ese sentido inadvertido el rechazo de la flamante Premio Nobel de la Paz, María Corina Machado, a una posible mediación en el conflicto del presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva. «Después de más de un año con cinco rehenes en la Embajada de Argentina, bajo protección de Brasil, el Gobierno del presidente Lula no logró conseguir ni siquiera cinco salvoconductos. Después de seis meses sin luz, no logró que pusieran un fusible. Después de más de 15 meses pidiendo las actas (electorales) originales, no logró que le entregara Maduro las actas. Entonces, no sé qué es lo que cree que puede lograr el presidente Lula en este momento», dijo. Antes de recibir el galardón de Oslo, la dirigente avaló las acciones de Washington en aguas internacionales cercanas a su país.
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